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Adrián juvenil

El suplemento Nuestra Voz Juvenil del diario NOR SEVAN dialogó con Adrián Lomlomdjian, presidente de la Unión Cultural Armenia.


Por Martina Bystrowicz Djanikian, Sol Krapidian y Emiliano Fidel Lomlomdjian


Este segundo reportaje se lo hicimos a nuestro compañero Adrián Lomlomdjian, Presidente de la Unión Cultural Armenia y conductor de la audición radial LA VOZ ARMENIA, para que nos cuente algo de su historia personal, pero principalmente, para que nos brinde su opinión sobre temas de actualidad relacionados a la colectividad, al país, a Armenia.


- Contanos para empezar, tus inicios, tus estudios, tus trabajos, cómo empezaste a relacionarte con la colectividad.

- Bueno, jardín y primario en el San Gregorio, secundario en el Marie Manoogian. Y toda la vida estuve relacionado a la colectividad, por las escuelas, por Marash, mi primera institución de referencia comunitaria, y luego por la Unión Cultural Armenia, con la que siempre tuve relación, ya que con la familia participábamos de los actos del 29 de Noviembre, los festivales de Kaiané, las recepciones a los artistas armenios, etc.

Respecto al trabajo, mis primeras armas gráficas las hice en «Sardarabad», después seguí en «Seván», fui maestro de idioma en Bakchellian, varias otros trabajos hasta que llegó el momento de trabajar en la Legislatura y después la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, donde trabajo desde hace 12 años.


- ¿Cómo empezaste a militar de joven? ¿Dónde y cuándo fue eso? ¿Fue dentro de la colectividad o fuera de ella?

- La Armenia Soviética, por lo menos en lo personal, marcó mucho para mí desde lo ideológico. Me identificaba con ella, además tenía una tía que se repatrió a Armenia, hablaba de socialismo e igualdad y uno fue creciendo con la influencia de los adultos.

En aquella época, cuando era estudiante, la colectividad estaba bien dividida -no es que ahora no lo esté-. Además, iba al Centro Armenio, pasaron las elecciones del año 68 donde un sector de la colectividad se apoderó de lo que era de todos, y la cosa se dividió más. Y nosotros, niños, también hablábamos de «garmir» y «tashnag», y así fuimos creciendo, «tomando posiciones» e interiorizándonos del tema. Cuando llegué a la edad de secundario, ya existía el Marie Manoogian, que se había creado dos años antes y, obviamente, los que no éramos de familia tashnagtsagán fuimos allí, porque Parekordzagán no sólo no negaba la Armenia Soviética, sino que te hablaba de ella y te ofrecía conocerla en el viaje de egresados. Yo tuve la suerte de integrar el segundo contingente de egresados que viajó a Armenia.

Crecí entre la colectividad y el barrio. La Armenia Soviética, el regreso de Perón, el Che, Cámpora, Alende-Sueldo, los vecinos, los amigos, todo influyó en mi formación y decisión. Fue así como comencé a militar a principios del 81 con compañeros de la Federación Juvenil Comunista.


- Además del viaje a Armenia que nombraste anteriormente, ¿qué otros viajes te marcaron y qué sensación tuviste al llegar a destino?

- El primer viaje, para nosotros, fue fundamental y nos marcó para siempre. Fuimos en una época de nieve, mucho frío, todos los días con botas, ropa abrigada, era una Armenia diferente, pero nos impactó un montón. Vinimos muy cargados, pudimos reafirmar nuestras convicciones y hasta el día de la fecha seguimos pensando y creyendo en una sociedad distinta, justa y socialista.

En el ‘88 volví y me quedé casi un año. Fui enviado por la UCA y estuve con estudiantes de Uruguay, Cuba, México y Argentina. Mientras, surgía el conflicto de Karabaj y el antisovietismo interno asomaba sus tentáculos. Fue una experiencia importante, ya que hubo que buscarle respuestas a varias cuestiones que uno creía «superadas» con cierta «suficiencia revolucionaria». Con el tiempo fui entendiendo estas cuestiones que quizás hasta ese viaje no estaban del todo claras. Tuve la posibilidad de debatir con latinoamericanos de distintos países, con descendientes de armenios de los cinco continentes, conocer otras opiniones y visiones. Y estoy agradecido de haber vivido esos momentos y de haber conocido tan de cerca ese experiencia multicultural única llamada Unión Soviética.

También viví la experiencia del terremoto (VER APARTE).

Cuando volvi, la pregunta más común que me hacían era si me hubiese quedado a

vivir. Y mi respuesta siempre fue negativa, porque si bien era el socialismo que yo

apoyaba, me sentía y siento muy argentino y este es mi país. Ya en Buenos Aires, vino la perestroika y fue ahí cuando con un grupo de compañeros decidimos defender a la Unión Soviética y entendimos que la perestroika era sinónimo de traición. Esta decisión fue la que nos ayudó a comprender lo que se vivió posteriormente y a aferrarnos más a nuestros ideales, ya que por el contrario, la gran mayoría de quienes abrazaron la perestroika se fue «quebrando» ideológicamente y engordando las filas del enemigo.

Después fui de nuevo en el año 99, a la primera conferencia armenia diaspora, integrando una delegación interinstitucional de nuestra colectividad. Para ese entonces Armenia era totalmente diferente, había decidido «regresar» al capitalismo. De repente me encontré a las 3 de la mañana yendo desde el aeropuerto hacia Ereván y la ciudad estaba a oscuras, como un gran apagón, fue impactante y logré constatar lo que «era capaz de hacer el capitalismo en una república que hasta hacía menos de una década tenía todo y estaba bien».

Otro de mis viajes a la Madre Patria fue el del año 2000, junto a los compañeros de la Unión Cultural Armenia, encabezando la delegación de Kaiané en su 40 aniversario. Ese fue el sueño de décadas de esta institución, enviar a Kaiané a Armenia fue algo que al fin habíamos logrado, con mucho esfuerzo de los bailarines y los jóvenes de la institución. En el 2001 volví, en este caso para participar del Congreso del Partido Comunista de Armenia, una experiencia increíble.

Y en el 2006, un grupo de grandes amigos, gente que quiero mucho, me acompañó para celebrar el 50º aniversario de La Voz Armenia. Hicimos dos transmisiones en vivo y directo desde los estudios de Radio Ereván, el mejor homenaje para mi viejo, y también para mi mamá.

En 2009 viajé a un encuentro de dirigentes de organizaciones progresistas y de izquierda, y el último viaje fue en 2012, junto a la Unión Cultural Armenia. Fue un viaje histórico y para contar lo que fue, necesitaría alrededor de 5 páginas de NOR

SEVAN, por todo lo que significó para cada uno de los 85 que fuimos, en lo personal y lo grupal.


- ¿Cómo definís la situación actual de Armenia?

- Armenia pasó a ser un país de la periferia del capitalismo, un país subdesarrollado donde no hay industria fuerte que ayude al desarrollo nacional, un país de servicios que depende mucho de los que trabajan en el exterior y mandan plata, y del turismo. Es muy difícil mantener un país así.

A la desocupación y pobreza generalizada ahora se sumó un problema que ya no pueden esconder: el de la emigración. Este mismo país, cuando terminaba la época soviética, tenía alrededor de 4 millones de habitantes, una industria fuerte, mucha gente trabajando y un sinfín de derechos adquiridos que se perdieron muy de golpe. Si bien algo muy poco se pudo recuperar e incluso hubo algunos años en que varios miles regresaron, Armenia ya no volvió a ser la misma de antes. Basándonos en las estadísticas oficiales, sólo en lo que va del año más de 30 mil personas se fueron del país. Y si nos remontamos a los últimos 20 años, sin dudar podemos decir que más de un millón y medio de ciudadanos abandonaron el país.

Antes, en la época soviética, había una marcada atención sobre las necesidades de la gente. De golpe, el Estado capitalista cambió las reglas del juego y la gente seguía esperando una solución del Estado. Pero este ya no se ocupaba de casi nada.

La Unión Soviética fue, y es, un proceso que da para hablar y mucho. Por más que sigan criticándola, van a pasar décadas hasta que haya una experiencia como la URSS, donde más de 80 nacionalidades se pongan de acuerdo e intenten construir en una porción de planeta capitalista, una experiencia donde lo prioritario sea la paz y la amistad entre los pueblos, la justicia social, el socialismo.

-¿Cuál es tu opinión sobre lo político, social y económico en Argentina en la actualidad?

-Este es un momento especial de la Argentina. Podemos decir que en el año 2001 se había tocado fondo, que hoy salimos un poco y estamos mejor. Hay cierta estabilidad para un sector importante de la población, empresariado industrial y del campo, los trabajadores industriales, estatales y de las empresas de servicio, mucha gente recuperó su trabajo, hay una industria nacional funcionando, se recuperaron Aerolíneas Argentinas, el sistema de jubilación y parte de YPF, se estableció la asignación universal y se obtuvieron derechos como el matrimonio igualitario, el voto a los 16 años, la fertilización asistida, entre otras cosas.

Creo que más allá de las personas y de las identidades políticas, este es un momento único donde la sociedad está discutiendo política. Obviamente «Clarín» y el grupo de poder que representa intentan motrar el momento de otra manera y de acuerdo a sus intereses. Pero lo que en realidad se está debatiendo es si queremos un país donde la política sea la herramienta que genere los cambios para el desarrollo y el bienestar general o sigan siendo los poderosos los que gobiernen según sus mezquinos intereses sectoriales.

El gobierno -tengo en cuenta desde 2003 en adelante- se hizo eco de varios reclamos. Obviamente hay aspectos que mejorar, como por ejemplo, que todavía hay mucha gente sin trabajo, laburantes mal pagos y en negro, pueblos originarios

a los que se les siguen negando sus derechos e industrias mineras -y otros monopoliosque siguen saqueando el país.

A mi modesto entender, el tema es cómo nosotros, desde el campo popular, conseguimos construir una fuerza y herramientas políticas con las que podamos «mantener el rumbo primario» hacia una mayor profundización de los cambios y el avance conciente hacia una sociedad sin explotadores ni explotados.


- En relación a lo que hablábamos de la actualidad, ¿qué opinas sobre Chávez y Fidel?

- Fidel es un ejemplo de vida, de dirigente, es un hombre que está a uno o varios pasos adelante del resto, es increíble lo que reflexiona y escribe hoy con 85 años. El cubano es un pueblo que no se vendió, que no abdica, que no renegó su dignidad. Y eso se logra cuando tiene a la cabeza un dirigente íntegro, pleno, convencido, que predica con el ejemplo y la palabra. Ese es Fidel.

Chávez, con su carisma, su fuerza, su impronta, su valentía, tenacidad y convicciones, logró que presidentes que no piensan como él se hayan encolumnado y defendido la construcción de una Latinoamérica unida. Y no es poca cosa. Está en evidencia que el imperialismo no ha podido -por ahoracon nosotros. Se están dando pasos muy importantes.

Para resumir, Chávez fue un digno alumno político de Fidel y cumplió con lo que su maestro hubiese querido que hiciera.


- La liberación de René González, injustamente encarcelado en EE.UU., ¿es un triunfo de la revolución?

Claro que sí, es un triunfo de la revolución, de la solidaridad internacional y del bien sobre el mal. Cuba no vendió un ápice de nada, defiende con dignidad a sus patriotas presos en Estados Unidos que ya llevan bancados 15 años de cárcel por defender a su país de actos terroristas.

Para la humanidad tendría que ser algo ilógico y bárbaro que estos compañeros todavía estén presos, máxime cuando hay asesinos y criminales deambulando por el mundo u ocupando cargos de presidentes y mandan a bombardear países, exterminar ciudades enteras.

A veces no tomamos noción de la importancia que tiene la solidaridad. La vida transcurre y ellos están presos por delitos que no cometieron. Lo mismo pasa con el pueblo palestino, que lucha por autodeterminarse en su propia tierra, usurpada primero y dividida después.

El pedir solidaridad para el genocidio armenio, por lo menos para nosotros y desde nuestra institución, nos permitió crecer y mucho, porque nos permite ser solidarios. No tenemos compañeros que pregunten por qué hay que hacer un acto de solidaridad con Palestina, por qué participar en un acto de solidaridad con los cinco cubanos detenidos, o por qué en una charla del genocidio armenio hay que hablar sobre los pueblos originarios. Esos ‘por qué’ acá no existen, esa es una etapa que hemos superado y tiene que ver mucho con nuestras convicciones y prédica. Nosotros decimos que no formamos jóvenes o militantes para un partido político, nosotros tratamos de formarnos colectivamente para una nueva sociedad socialista.


- ¿Qué pensás de la experiencia argentina con respecto a los genocidios como la última dictadura militar y la lucha que encabezaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo por Memoria, Verdad y Justicia?

- Respecto a la política de derechos humanos estamos logrando cosas inéditas en Argentina. Lo que hizo el gobierno es sentar las bases para que esto ocurra, pero todo esto sucede porque hay un movimiento de derechos humanos con mucha lucha y experiencia de décadas, independiente del gobierno de turno, y creo que eso es lo importante de entender. Primero se anularon las leyes de la vergüenza, de obediencia de vida y punto final, es decir, se pudo enjuiciar a más criminales y genocidas. Luego se pasó a otra etapa, donde ya se está juzgando a quienes se quedaron con las empresas, a directivos de empresas que fueron cómplices con las dictaduras. Estamos dando un ejemplo como país y sociedad de lo que realmente significan verdad, memoria y justicia.


- ¿Qué pensás respecto de la colectividad armenia? ¿Qué diferencias encontrás entre la colectividad actual y la contemporánea a la Unión Soviética?

- Nuestra colectividad, como seguramente las que representan a otras nacionalidades, tuvo como objetivo fundacional preservar el idioma, las tradiciones, costumbres y, en el caso particular armenio, la creencia religiosa –mayoritariamente adherente a la Iglesia Apostólica Armenia- y la memoria -y la lucha por justicia- relacionada con el genocidio que sufrieron nuestros abuelos en su tierra natal, la Armenia Occidental, que hoy sigue usurpada y ocupada por Turquía.

Fue así como crearon iglesias, escuelas y decenas de instituciones políticas, culturales, regionales, deportivas y de beneficencia, donde aglutinaron y aglutinan hasta nuestros días a miles y miles de armenios y sus descendientes, que desarrollaron y desarrollan en ellas una intensa actividad en las comisiones institucionales y educacionales, en las organizaciones juveniles, en los conjuntos de danza, los coros, los grupos musicales y teatrales, las agrupaciones scout, los equipos deportivos que participan en competencias nacionales, en la prensa escrita, oral y televisiva comunitaria.

Durante la existencia de la URSS y de Armenia Soviética, la división era tajante y muy pasional. O estabas con Armenia Soviética y la reconocías como Madre Patria o la criticabas despiadadamente y, el colmo de los colmos, negabas su existencia. El apoyo a la Armenia Soviética lo brindaban las organizaciones progresistas y de izquierda y, sorpresivamente los liberales armenios, quienes a pesar de mantener diferencias ideológicas, jamás dudaron en reconocerla y mantener relaciones de todo tipo con ella. Fue la derecha más recalcitrante de las comunidades armenias del exterior la que desde la estructura de la FRA-tashnagtsutiún no escatimó nada de nada en su lucha contra la Armenia socialista, incluso integrando todo tipo de alianza e iniciativa anticomunista.

Hoy, con la desintegración de la URSS y la desaparición de la Armenia Soviética, y muy a pesar de lo que muchos aseguraban, la división persiste y las diferencias son más notorias -o al menos así lo parecen-, porque prevalece lo ideológico, no sólo con respecto a la temática armenia, sino a lo nacional e internacional, ya que hoy están al frente de las instituciones las generaciones nacidas en la Argentina, quienes estén donde estén dentro de la colectividad, piensan, opinan y actúan mayoritariamente como argentinos descendientes de armenios. Eso significa un mayor compromiso y una militancia comunitaria también relacionada a lo nacional, sin abandonar por supuesto todo lo que tiene que ver con lo armenio y el mantenimiento de nuestras instituciones, expresiones culturales, etc.


- ¿Qué postura tiene la UCA frente al 24 de abril y al 21 de septiembre, que son motivo de debate permanente? ¿Cuáles son nuestras propuestas como institución?

- La historia de nuestra institución está indisolublemente ligada a la prédica y la lucha por el socialismo. Es cierto que los avatares de la historia, ya sea lo que le tocó vivir a Armenia o lo que vivimos nosotros aquí con golpes militares a cada rato, han hecho que esa lucha tuviera distintas características e intensidades, pero jamás hemos cambiado el objetivo. Y hoy, como a lo largo de nuestros más de 85 años de existencia, nuestro accionar y nuestra posición política parten desde esa premisa.

Respecto de 24 de Abril y el tema del genocidio de armenios podemos afirmar que los sobrevivientes, nuestros abuelos, y la primera generación, nuestros padres, han realizado un gran trabajo garantizando en las sucesivas generaciones la memoria y el espíritu de lucha por la verdad y la justicia. A ellos les tocó esa misión y la cumplieron con creces. A nuestras generaciones nos tocó quizá cosechar en este tema lo que ellos sembraron. Y fue así como se lograron innumerables resoluciones parlamentarias, condenas personales hasta de presidentes de la nación, que luchadores y organismos de derechos humanos incorporen nuestro reclamo, actos recordatorios en cámaras de diputados y senadores, hasta alcanzar dos hitos fundamentales: la Ley Nacional Nº 26.199 y el dictámen del Juez Norberto Oyarbide, único a nivel mundial donde la Justicia sentencia que hubo genocidio contra los armenios en el Imperio Otomano.

Desde nuestra institución hemos hecho nuestro aporte y, junto a otros sectores con los que compartirmos desde lo conceptual, hemos contribuido de manera decisiva para lograr superar esa visión estrecha de ver el genocidio de armenios como algo exclusivo, “superior” o “distinto” a otros crímenes de lesa humanidad. Hoy, en las escuelas y en los ámbitos comunitarios se habla de genocidio de armenios, pero también del genocidio perpetrado por la última dictadura en el país, de la matanza de los pueblos originarios, del crimen sufrido por los judíos durante la segunda guerra mundial, del genocidio que sufre el pueblo palestino desde hace décadas y de otros crímenes. Nosotros, estamos abocados a la tarea de buscar solidaridad y de brindarla en esta lucha. Por eso la JUCA adoptó como consigna “La Causa de los Pueblos es Una Sola”, verdadera síntesis de nuestra prédica y accionar.

Respecto al 21 de septiembre, lo hemos señalado en más de una oportunidad: ese día se restauró el capitalismo en Armenia y nosotros no tenemos nada para festejar. Transformar esa fecha en una celebración nacional fue la viveza de los enemigos del socialismo, quienes intentan demostrar que “la independencia y la libertad aparecieron mágicamente cuando cayó el socialismo en Armenia, es decir, que llegaron con el capitalismo”. Y nada más falso que eso. Sólo basta comparar lo que era Armenia antes y lo que es ahora, donde la emigración masiva, la extrema pobreza en más de la mitad de la población, la desocupación y la falta casi total de sistemas públicos y gratuitos de salud y educación pusieron al país entre los más pobres del planeta.


- ¿Cómo ves las escuelas armenias, la enseñanza del idioma armenio y su desarrollo entre los jóvenes? ¿Qué se podría hacer para que los jóvenes hablen armenio?

- El tema de la educación, el relacionado al funcionamiento de las escuelas armenias, es una cuestión difícil de abordar porque está como establecido que sólo pueden y deben tratarlo aquellos quienes integran una comisión educacional o las instituciones que tienen escuelas. Creemos que la escuela es un ámbito que nos pertenece a todos y que de ella debemos ocuparnos también todos, desde su funcionamiento hasta su mantenimiento. Porque instituciones, organizaciones juveniles, conjuntos de danza, coros, grupos de teatro, equipos deportivos, todos nos nutrimos principalmente del alumnado de las escuelas, de los que cursan y de quienes egresaron.

Respecto al idioma armenio, les digo que es fundamental. No puede ser que van a la escuela armenia desde salita 3, egresen con 17 años, viajen a Armenia y no puedan entablar una conversación mínima con alguien. Eso es lo básico. Ni que hablar de leer un libro, de enterarte de la historia por vos mismo y no que te la cuenten. Y el día de mañana, muchos serán dirigentes, integrarán distintas estructuras, irán a encuentros internacionales con jóvenes de origen armenio de distintos países, y no van a poder hablar con ellos, presentar sus posición respecto a tal o cual cuestión.

Debemos entender que el idioma es fundamental. Desde los grandes hasta los más chicos. Hay que romper, hacer trizas ese pensamiento que se nos impuso de que “para ser armenio no hace falta saber hablar el idioma”. Si, es cierto, uno lleva el apellido y listo. Pero después de eso, te privás de todo el resto, de lo que te comenté antes y de muchas cosas más. Y también hay que parar con eso de que en las casas no se habla y los chicos por eso no aprenden. ¿En cuántas casas se habla inglés, francés o alemán? ¿Y por qué muchos de nuestros chicos hablan esos idiomas? Parecería que hay decisión, voluntad y tiempo para todo, menos para enseñar o aprender a hablar armenio.

No tengo la receta para que los jóvenes hablen armenio ni creo que otro la tenga. Lo que sí pienso es que ante todo hace falta voluntad en cada uno para aprender y decisión en las capas dirigenciales para definir que el idioma armenio, su enseñanza, es fundamental.


- Para finalizar, ¿te gustaría decirle algo a los lectores?

- Más que nada sobre nuestra juventud. Decirles que está comprometida, es trabajadora y activa, milita, debate, profundiza. Nuestra juventud no permitió imponer ideas ni objetivos, sino que todo fue discutido y consensuado. Esto fue muy importante para la UCA, y se ve en la práctica concreta. Por ejemplo, cuando tu casa se llena de gente que quizás no coincide con vos en lo político o ideológico y sin embargo respeta y comparte tu espacio y tu actividad, eso habla muy bien de vos y de tu forma de ser y hacer. Hoy tenemos la suerte de vivir un momento histórico. Somos herederos de una institución con una vasta historia de lucha y de trabajo, incluso con compañeros perseguidos y la sede cerrada. Como cuando nos clausuraban los periódicos y los compañeros iban y abrían otro con un nombre distinto. Y, además, cumplían con su militancia partidaria en lo nacional. Nosotros nos reafirmamos en aquellos compañeros y así avanzamos. Siento orgullo de ver a los jóvenes conduciendo la UCA y llevándola adelante. En lo personal, y en lo colectivo, nos deja tranquilos, ya que vemos hacia el futuro una organización con objetivos claros y una importante actividad institucional.


Terremoto en Armenia


Me acuerdo que ese día, 7 de diciembre de 1988, el compañero cubano Roberto Gimenez iba a defender su tesis doctoral. Salimos y cuando regresamos, aparece un compañero uruguayo, Miguel, todo asustado, con la cara pálida, y nos dice: «“¿Vieron lo que pasó?». No sabíamos qué contestarle. Nos contó que se había rajado el edificio del Politécnico, que había habido un terremoto en Leninakán con un montón de muertos, que la ciudad estaba destruida.

Ahí nomás decidimos ir a ayudar. En la universidad nos dijeron que no, pero cuando vieron que íbamos a ir por nuestra cuenta pusieron micros a disposición y partimos. Llegamos el mismo día a la tarde, unas seis horas después del terremoto. En el lugar ya estaba el ejército soviético trabajando desde el primer instante, dimos la ayuda que pudimos, ellos nos dirigían, sacamos escombros, habían casas destruidas, muertos, muchos... fueron escenas muy fuertes que te quedan para toda la vida.

A los 2 días volvimos a Ereván, pero tuvimos que regresar acompañando a una delegación de 110 médicos cubanos que llegaron junto al Ministro de Salud de Cuba, Traían un hospital de campaña y la sangre donada por Fidel. Cuando los médicos llegaron, los que sabíamos armenio y español, hicimos de traductores para ellos. Instalaron el hospital en un estadio y estuvieron trabajando una semana, salvando gente, haciendo operaciones de urgencia. Finalmente dejaron el hospital instalado con todos los elementos necesarios para llevarlo adelante y regresaron a su país.

También fui testigo de cómo, afuera, se aprovechaba ese momento para hacer anti-sovietismo y sacar las miserias humanas. Decían que la gente robaba todo, que los dirigentes del Partido hacían lo mismo y era todo mentira. Cada uno sabrá qué hizo, qué dijo y por qué.

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Fue fundado en 1999 como continuidad de los periódicos Estrella Roja, Shirak, Verelk, Hai Mamul, Hai Guiank, Ereván y Seván de la Unión Cultural Armenia. A lo largo de su historia de casi un siglo, la prensa institucional mantuvo la periodicidad, a pesar de las prohibiciones y clausuras sufridas por las dictaduras militares de turno. Hoy, en su formato digital mantiene los objetivos y principios de sus fundadores aportando su granito de arena a la construcción de una sociedad sin explotadores ni explotados, con paz, amistad y solidaridad entre los pueblos.

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