Es hora de definirse y actuar

El último domingo le tocó el turno a la Catedral de las "Siete Heridas" de Guiumrí. Los sacerdotes de la Diócesis de Shirak se negaron a oficiar la santa misa. La "ceremonia" fue presidida por los religiosos que decidieron sumarse al proyecto político anti-armenio del primer ministro.

La Catedral de Guiumrí "ocupada" por el primer ministro Pashinian y su séquito

Redacción NOR SEVAN

Finalmente, el pasado domingo 7 de diciembre -día en que se recordaba un nuevo aniversario del trágico terremoto que en 1988 arrasó gran parte de Leninakán, Spitak y Kirovakan-, el primer ministro Nikol Pashinian se hizo presente con su séquito en la catedral de las Siete Heridas, en un nuevo round de esta pelea que lleva adelante contra la armenidad en nombre de la globalización occidental y el panturquismo.

La elección de la Iglesia Apostólica Armenia no es antojadiza, ya que no es una simple imagen en el sello de Migraciones como el Monte Ararat, un dibujo o una mención en los libros de historia armenia, sino una de las estructuras más antiguas, desarrolladas y abarcativas, que aglutina a su alrededor a la abrumadora mayoría de los armenios del mundo, más allá de ideologías políticas o posicionamientos religiosos o filosóficos.

En la semana, y como anticipo de lo que sería este round, además de anunciar personalmente -de manera pública- que el domingo 7 participaría de la tradicional liturgia de la Iglesia Apostólica Armenia en la denominada "Catedral iotë verk" (Siete heridas), de Guiumrí, envió a la segunda ciudad armenia a varios agentes del Servicio de Seguridad Nacional, quienes "se presentaron" ante el Padre Rubén -a cargo de las liturgias dominicales- y le “sugirieron” no mencionar durante la misa el nombre de Karekín II, Katolicós de todos los armenios, en presencia del primer ministro.

El Padre Rubén no se dejó amilanar por la presencia de los agentes de la "Gestapo Armenia" y les respondió que no estaba dispuesto a soportar ningún tipo de presión y que no cometería el sacrilegio de no nombrar a la máxima autoridad de la Iglesia Armenia durante la misa. Los "enmascarados", que ya habían recibido la misma respuesta en la Iglesia San Hakob de la misma ciudad, se enteraron que ningún religioso de la Diócesis de Shirak -a la que pertenecen las Iglesias de Guiumrí- estuvo dispuesto a cumplir la "sugerencia" del primer ministro.

Vulnerando todos los derechos y las garantías individuales y colectivas de los ciudadanos y de la Iglesia Apostólica Armenia como institución, el gobierno designó de entre los arzobispos/obispos/archimandritas/curas párrocos que logró cooptar para su cruzada anti-armenia (alrededor de una veintena), quienes serían los que "oficiarían la misa". Finalmente, el "honor" recayó en el Arzobispo Navasart Kchoyan, quien era uno de los más insultados por el gobierno y ahora forma parte del "equipo oficial" de Pashinian. También vale destacar que desde el gobierno "pidieron" las llaves de la catedral, pero las mismas no fueron entregadas por los integrantes de la Diócesis de Shirak, quienes cerraron las puertas y cruzaron fajas de papel en cada una de ellas. Sin embargo, los agentes de la "Gestapo Armenia" rompieron los papeles y las cerraduras y entraron a la Catedral.

Vista aérea de la Catedral de Guiumrí al momento de la actividad organizada allí por el primer ministro Pashinian. Autos oficiales, policías y agentes de la Gestapo Armenia controlando todo, los simpatizantes adentro y nadie afuera...

La llegada a la ciudad del primer ministro y de los ministros, diputados, funcionarios, religiosos y simpatizantes que decidieron acompañarlo, se llevó a cabo en un clima por demás tenso, con mucha gente en los alrededores de la iglesia insultándolos y con los agentes del Servicio de Seguridad Nacional y de las Fuerzas del Ministerio del Interior (el aparato represivo de Pashinian) intentando controlarlo todo. Si bien, quienes "oficiaron y quienes cantaron la misa" no pronunciaron los nombres de Su Santidad Karekin II, ni el del Primado de la Diócesis de Shirak, Arzobispo Mikael Achapahian (en prisión), no fueron pocos en la Catedral quienes desafiando la presencia de las fuerzas represivas nombraron a las autoridades de la Iglesia Apostólica Armenia. Varios de los "rebeldes" fueron sacados a los empujones de la iglesia y otros permanecieron allí "dando batalla". Finalizada la "ceremonia política", la salida de Nikol Pashinian y los suyos de la catedral tampoco fue recorriendo un camino de rosas, sino teniendo que escuchar el enojo y la reprobación de las y los ciudadanos de la ciudad, quienes los insultaban por la toma armada de la iglesia y la ocupación militar de Guiumrí.

Son apenas unos cientos de personas quienes se suman por voluntad propia a esta campaña del gobierno armenio y recorren los domingos, junto al primer ministro y otros funcionarios de Estado, las distintas iglesias, tratando en la semana de dividir al clero y de enemistar al pueblo entre si. Sin embargo, el apoyo externo concreto recibido por Pashinian desde Occidente, el panturquismo y el sionismo, hace que sigan intentando cumplir con su objetivo sea como sea, incluso a costa de una guerra civil, del sometimiento del pueblo y de la destrucción del país.

Por eso ese mismo día, en Guiumrí, el presidente de la Asamblea Nacional de Armenia (Parlamento unicameral), el repudiable Alén Simonian, provocaba a la sociedad desde el patio de la Catedral de las "Siete Heridas", diciendo: "Creo que ha llegado el momento de celebrar la próxima liturgia en la Santa Sede de Echmiadzín. Es mi opinión personal, desconozco la opinión del Primer Ministro al respecto".

Pashinian, la creación de la iglesia armenia y el himno nacional

Minutos después de los dichos del presidente parlamentario y subiendo la apuesta en lo que tiene que ver con las provocaciones, Pashinian escribía en sus redes sociales: "En 301 la Iglesia apostólica armenia fue creada por el Estado, por decisión del Estado. Creo que será correcto que antes de la misa del domingo, a las 10.55 horas, los coros en todas las iglesias interpreten el himno nacional de la República de Armenia".

"La Santa Iglesia Apostólica Armenia fue fundada en el siglo I por los apóstoles San Tadeo y San Bartolomé. En el año 301, el Estado solo reconoció y le otorgó estatus estatal a la Iglesia fundada en Armenia hacía unos 250 años, gracias a nuestro segundo iluminador, San Gregorio", escribió en su página de Facebook el abogado y militante de los derechos humanos, Rubén Melikian, respondiéndole al primer ministro.

Pero hay más. Hoy, también a través de las redes sociales, Pashinian presentó su "Hoja de Ruta para la Reforma de la Iglesia Apostólica Armenia, luego de la destitución de Ktrich Nersisian" (NdR.: así llama el jefe del gobierno armenio a su Santidad Karekín II,Katolicós de todos los armenios).

Un grupo de organizaciones sociales y políticas, y profesionales y personalidades armenias de prestigio nacional e internacional, emitieron una declaración pública en la que se destaca: "Representantes de los órganos ejecutivos y legislativos de la República de Armenia continúan interfiriendo en la autonomía y la libertad de las actividades de la iglesia, violando la Constitución de la República de Armenia y la Ley de la República de Armenia sobre Libertad de Conciencia y Organizaciones Religiosas, las normas internacionales sobre libertad de religión o creencias, y las decisiones precedentes del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)".

"Los intentos de modificar arbitrariamente los cánones de la tradición eclesiástica, los rituales, los concilios, el orden jerárquico y otras esferas de la vida eclesiástica, que se han formado a lo largo de los siglos, también son inaceptables", señalan los autores de la declaración, quienes también condenaron enérgicamente la presión ejercida por las fuerzas del orden de la República de Armenia, incluido el Servicio de Seguridad Nacional, contra los ministros de la iglesia.

Los armenios de mundo estamos transitando por una etapa crucial y decisiva para el destino futuro, tanto de Armenia como Estado, como así también de la armenidad como identidad colectiva nacional.

Es hora de definirse y actuar.