Cuando todos formaban una gran familia
La historia del armenio Sarkís Martirosian, que participó en la luchas por la liberación de Ucrania, Polonia, Rumania y Checoslovaquia.
Redacción NOR SEVAN
Sarkis Soghomón Martirosian nació el 21 de septiembre de 1900 en Madrasa, distrito de Shamakhi, provincia de Bakú del Imperio Ruso. Su educación primaria la recibió en su pueblo natal y luego continuó sus estudios en la ciudad de Echmiadzín, en el Seminario Guevorguian.
En mayo de 1917 se incorpora a la Guardia Roja de Bakú y en 1920, triunfante la revolución socialista en Armenia, Sarkís se une al Ejército Rojo de la naciente Armenia Soviética. Participa de los enfrentamientos armados provocados a partir del intento contrarrevolucionario de febrero de 1921, y en 1922 es nombrado comandante del pelotón de ametralladoras en la División de Fusileros. En 1925 ingresa a las filas del Partido Comunista de Armenia.
Cursó estudios militares en Tiflis en 1925, y en 1928 se graduó en la Escuela de Formación Militar Superior del Estado Mayor de Moscú y se convirtió en oficial. Entre 1924 y 1938 ocupó varios cargos en la 76ª División de Fusileros de Montaña de Armenia (comandante de pelotón, jefe de personal del cuartel general de inteligencia del regimiento, jefe del departamento de inteligencia del cuartel general de la división, etc.).
En febrero de 1941, en los inicios de la Gran Guerra Patria, Martirosian había sido nombrado Jefe del Cuartel General de la 227ª División de Fusileros del Distrito Militar de Jarkov. En septiembre del mismo año es designado Comandante de la 340ª División de Fusileros del Frente Occidental.
En 1943, Martirosian fue nombrado comandante de cuerpo en el Primer Frente Ucraniano. Al mando del 50º Cuerpo de Fusileros, participó activamente en la liberación de la capital ucraniana, y ese mismo año, el 6 de noviembre, fue nombrado primer jefe de la guarnición de Kiev. En 1944, el cuerpo militar al mando de Martirosian cruzó los ríos Buh y Dniester, participando en la liberación de más de 400 poblados de las garras del nazifascismo.
Durante los años de la Gran Guerra Patria, el Teniente General Sarkís Martirosian participó en la defensa de Moscú; en las batallas de Vorónezh, Kursk, Tula y Oriol; en las operaciones ofensivas en Ostrogozhsk-Rossoshansky, Korsun-Shevchenkivskyi, Sandomierz, Jassy-Kishinev, Nerkin-Silesia, Wisla-Oder, Berlín-Praga; y en la liberación de Ucrania, Polonia, Rumania y Checoslovaquia. El 9 de mayo de 1945, su formación militar fue la primera en entrar a la liberada ciudad de Praga.
Pasaron a la historia las fotos que el Héroe de la URSS, Sarkís Martirosian, tiene junto a la pequeña niña checa Martselka en la Praga liberada en 1945 y, luego, con la misma Martselka, pero ya joven, 23 años después, en 1978.
Por su valentía y desempeño ejemplar en las tareas de mando y en la lucha contra el fascismo, el Teniente General Sarkís Martirosian fue nombrado Héroe de la Unión Soviética y galardonado con las máximas condecoraciones de la URSS, las Medallas Lenin y Bandera Roja, en cuatro oportunidades,
Finalizada la guerra, en 1950 fue transferido al Distrito Militar de Transcaucasia como Subcomandante de una unidad militar y en 1953 fue desmovilizado y pasado a reserva.
Es ahí cuando se establece en la ciudad capital armenia, Ereván, donde desarrolla una intensa actividad formativa entre las nuevas generaciones de militares, social y política. Fue primero Vicepresidente y luego Presidente de la Sociedad de Amistad Armenio-Checoslovaca.
Fallece en Ereván el 15 de febrero de 1984.
Una calle de Kiev lleva el nombre del Héroe de la URSS y una placa conmemorativa que lo recuerda fue colocada donde empieza la arteria. También llevan su nombre calles de Ereván, Praga y otras ciudades de la ex Unión Soviética y de países de Europa Oriental.
Fue nombrado Ciudadano de Honor de las ciudades de Ereván (Armenia), Praga (República Checa), Sumy (Ucrania), Wielun (Polonia), , Breslavia (Polonia), Kiev (Ucrania) y Mladá Boleslav (República Checa).
No hace muchos años atrás, Armenia, Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Azerbaiyán y otras diez repúblicas formaban parte de la misma gran familia soviética. Familia, que además estaba hermanada con verdaderos lazos de fraternidad con los pueblos de Alemania Democrática, Rumania, Bulgaria, Polonia y otros países de Europa Oriental.
Hoy, lamentablemente, el nacionalismo, el individualismo, el egoísmo y otras miserias humanas lograron transformarse en parte del sentido común dominante. Y las guerras, la destrucción y la muerte se convirtieron en moneda corriente entre pueblos que supieron soñar, proyectar y construir juntos, sociedades y países donde convivieron en paz y hermandad.
No todo está perdido. Si se pudo antes, también podremos ahora.
