El régimen de Pashinian intentó impedir el ingreso del Patriarca Katolicós Karekin II al Complejo de Sardarabad
Por primera vez en la historia de Armenia, las autoridades de la República intentaron ponerle freno a la procesión de la máxima autoridad de la Iglesia Apostólica Armenia hacia el complejo conmemorativo de la heróica Gesta de Sardarabad, construído e inaugurado por las autoridades de la Armenia Soviética.
Redacción NOR SEVAN
La policía armenia, que obedece las órdenes del régimen pro-occidental liderado por el primer ministro Nikol Pashinian, intentó impedir que Su Santidad Karekín II, Patriarca Katolicós de todos los armenios, ingresara al complejo conmemorativo de Sardarabad, para participar de las celebraciones del 106° aniversario de la victoria en dicha gesta heróica y de la creación de la República de Armenia.
La simple difusión de esta noticia debe hacernos comprender el momento por el que atraviesa Armenia como consecuencia directa de la política interna y externa llevada adelante por un gobierno que encontró en Occidente, Turquía e Israel a sus amos y aliados en la entrega de la soberanía política, económica y territorial de Armenia.
Cerca del mediodía de hoy comenzó a ser difundido por las redes sociales un video que mostraba cómo la policía trataba de impedir que el Katolicós Karekín II ingresara a Sardarabad. En un comunicado oficial, la Santa Sede de Echmiadzin señaló que el intento de impedirle la entrada al territorio conmemorativo a la delegación encabazada por el Vehapar y las acciones violentas que se suceden a diario “son otro episodio de las actividades vergonzosas y antinacionales de las actuales autoridades del país”.
“Recientemente nos enteramos de que la policía estaba obstaculizando la llegada del Katolicós de todos los armenios, Karekin II, al Complejo de Sardarabad. Condenamos estrictamente este fenómeno sumamente vergonzoso, contrario al comportamiento y a los valores morales y espirituales de nuestra nación. Hay que detener urgentemente el actual proceso de autodestrucción y suicidio. Nuestra Iglesia no puede permanecer indiferente”, dice un comunicado publicado en la página Facebook por el Patriarca de la Casa de Cilicia, Aram I.
El presente y la historia volvieron a darse la mano. En 1918, en aquellos días cruciales para la supervivencia de la armenidad, juntos, armenios, rusos, asirios, yezídies y griegos, entre otros, enfrentaron al ejército otomano, que con la ayuda de alemanes, británicos, sionistas, panturquistas y diversas fuerzas antipopulares regionales e internacionales, intentaban avanzar para ahogar en sangre a la naciente Comuna de Bakú (primer gobierno socialista en Transcaucasia) y luego a la Rusia Soviética. Pero como paso previo a ese objetivo principal, dieron vía libre a las genocidas autoridades del Imperio Otomano para que concluyeran el plan criminal iniciado en 1915.
Pero en Sardarabad el plan de exterminar definitivamente al pueblo armenio y hacer desaparecer a Armenia de la faz del planeta, no fue alcanzado.
Hoy, los viejos socios y cómplices se unen a los traidores internos e intentan separar a Armenia y los armenios de sus aliados naturales y estratégicos en la región, para cumplir sus distintas metas. Pero para ello, precisan avanzar decididamente en la principal, que es alejar a Rusia de la región, para después sí tener las manos libres y hacer y deshacer a su antojo.
Hay un sector importante de la sociedad armenia, que venciendo los miedos y enfrentándose al enorme aparato represivo estatal, está dispuesto a dar lucha hasta que la resistencia se transforme en ofensiva y caiga el régimen entreguista y pro-occidental liderado por Pashinian.
Tenemos mucho para hacer desde cada uno de nuestros lugares. En la actual etapa, la indiferencia o el silencio son sinónimos de complicidad. También depende de nuestra solidaridad y de nuestra lucha, que Armenia siga existiendo.
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