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Fin al genocidio en Palestina

  • Foto del escritor: Emiliano Fidel Lomlomdjian
    Emiliano Fidel Lomlomdjian
  • 10 oct
  • 4 Min. de lectura

Ilustración de Carlos Agaya
Ilustración de Carlos Agaya

Por Emiliano Lomlomdjian


“Durante las cinco semanas que pasé en Gaza no vi ni traté a ningún combatiente. Mis pacientes eran niños de seis años con metralla en el corazón y balas en el cerebro, mujeres embarazadas con la pelvis destrozada y el feto partido en dos en el útero”.


Así relató el cirujano estadounidense Feroze Sidhwa, ante los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 28 de mayo de 2025, sus experiencias como voluntario en Gaza tras el 7 de octubre de 2023.


Para el doctor, “prevenir el genocidio significa negarse a normalizar estas atrocidades y negarse a deshumanizar a los palestinos”. Pero la comunidad internacional normaliza este padecimiento y no interviene para detener la masacre planificada y perpetrada por el Estado de Israel con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN, pese a las denuncias y manifestaciones que los pueblos realizan a lo largo y a lo ancho del planeta.


A estas alturas, hay consenso internacional sobre que se está cometiendo un genocidio en Gaza. Y hasta desde la mismísima ONU reconocieron esto. “Al matar, causar lesiones físicas o mentales graves, someter deliberadamente a condiciones de vida para destruir a los palestinos, e impedir la natalidad en Gaza, las autoridades y fuerzas israelíes perpetraron cuatro de los cinco actos genocidas definidos en la Convención para evitar ese crimen”, concluyó un informe de la Comisión Especializada de las Naciones Unidas.

En estos dos años, sólo en la Franja, más de 67 mil palestinos fueron asesinados, incluyendo más de 20 mil niños, más de 170 mil resultaron heridos y dos millones de personas fueron desplazadas de sus hogares, según datos oficiales que están desactualizados. Otros informes indican que esas cifras pueden ser mucho mayores.


Una investigación de la revista israelí +972 y del diario británico The Guardian, revelan que, tomando como punto de partida una base de datos de las fuerzas de ocupación sionistas, el 83% de los fallecidos fueron civiles. El Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino denunció que “al día de hoy, se sabe que más de 2.700 familias palestinas fueron asesinadas y eliminadas de manera completa de los registros civiles”.


El australiano Chris Sidoti, integrante de la Comisión de Investigación de la ONU sobre Gaza, dijo que “las muertes no son accidentes, no son daños colaterales. Son el resultado de una estrategia militar de bombardeos intensivos y tierra quemada en lo que respecta a la infraestructura de Gaza y a la población de Gaza”. “Residencias, casas, hospitales, universidades, escuelas, museos, iglesias, mezquitas, sitios arqueológicos, carreteras, instalaciones agrícolas, la industria pesquera (…) Nuestro informe ha dibujado la imagen completa durante dos años de la destrucción. Y la destrucción es tal, unida a la política de hambruna, que las condiciones para la vida son insostenibles”, explicó.


En este sentido, el bloqueo sobre el territorio palestino sumió a la población en una crisis humanitaria sin precedente. “La hambruna allí ha sido meticulosamente diseñada para infligir privación individual y trauma social. No es solo la experiencia individual del cuerpo consumiéndose, sino también una experiencia colectiva de deshumanización. Quienes infligen una hambruna son conscientes de ello. Saben que lo que hacen es, en realidad, desmantelar una sociedad”, expresó Alex de Waal, experto británico con más de cuatro décadas estudiando hambrunas, en diálogo con la BBC en julio pasado.


Y los genocidas sionistas no ocultaron este objetivo. “Ni electricidad, ni comida, ni agua, ni gas... Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”, dijo el exministro de Defensa Yoav Gallant, cuando en octubre de 2023 anunció un nuevo bloqueo a Gaza. Dos años más tarde, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien tiene una orden de captura por parte de la Corte Penal Internacional por “criminal de guerra”, afirmó, en declaraciones filtradas a la prensa, que buscan expulsar a los palestinos de Gaza “Nuestro único problema es encontrar países que los acojan”.

Pese a no ocultar estos objetivos, Tel Aviv tampoco duda en atacar a quienes registren lo que sucede y difundan la verdad. Asesinaron a unos 250 periodistas −más que el total en las Guerras Mundiales, Vietnam, Corea, Afganistán y los Balcanes−. “Se ha perfeccionado la masacre, la censura y la desaparición de periodistas; el método y el diseño ha sido mucho más estudiado porque no dejaron ingresar desde 2023 hasta ahora a ninguno de los corresponsales extranjeros y de allí va que solo los periodistas palestinos están cubriendo su propio genocidio”, denunció Karen Maron, corresponsal de guerra argentina y especialista en Derecho Internacional Humanitario, en Séptimo piso de Radio Sputnik.


A la vez, el Gobierno genocida ataca a quienes intentan salvar vidas: casi 300 trabajadores humanitarios y más de 1.600 médicos fueron asesinados hasta agosto de 2025. Además, hace pocos días el mundo fue testigo del secuestro y detención, en aguas internacionales, de los más de 500 integrantes -entre ellos cuatro argentinos- de la flotilla Global Sumud que buscaba llevar ayuda humanitaria a Gaza.


En fin, se podrían seguir enumerando crímenes de guerra y de lesa humanidad que ejecutó y ejecuta el Estado de Israel, no desde el 7 de octubre de 2023, ni desde el bloqueo de Gaza en 2007, ni desde 1967, sino desde hace casi ocho décadas, desde el 15 de mayo 1948, día de la Nakba, cuando con el destierro de más de 700 mil habitantes de sus territorios ancestrales comenzó el proceso genocida perpetrado por el régimen sionista contra el pueblo palestino.


No alcanzarán las páginas de diarios y de libros, los portales digitales, los espacios de radio y televisión, ni los contenidos publicados en redes sociales para registrar todo el sufrimiento del pueblo palestino.


Este dolor no puede ser ajeno para la comunidad armenia de la Argentina, ni para los pueblos del mundo. Es hora de poner un freno al genocidio. Es hora de decir basta.

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