Ahora, Pashinian llama a elegir un nuevo Katolikós
- Redacción NOR SEVAN
- 10 jun
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El primer ministro de Armenia puso en el centro de su mira a la máxima autoridad religiosa de la Iglesia, pero hasta ahora sólo logró cosechar el rechazo de gran parte de la sociedad del país y de la mayoría de las colectividades que conforman la poderosa diáspora.

Redacción NOR SEVAN
El gobierno del primer ministro Nikol Pashinian parece dispuesto a “llegar al hueso” en lo que respecta a hacer “tierra arrasada” con todo y todos aquellos quienes están o estén en condiciones de ser un obstáculo para el cumplimiento de su proyecto político y plan de gobierno, que hasta el momento no demostró incluir los genuinos intereses de la armenidad, de los ciudadanos armenios y del Estado armenio.
Casi simultáneamente a su vergonzosa intervención del 28 de mayo en el Complejo de Sardarabad -donde presentó un mensaje plagado de mentiras, tergiversaciones y contradicciones históricas-, lanzó una campaña pública contra la Iglesia Apostólica Armenia, poniendo como eje principal de la misma la difamación de sus máximas autoridades y el ataque sistemático desde varios frentes.
Esta decisión de Pashinian es acompañada de manera militante por su séquito de cómplices integrada por ministros, funcionarios de Estado, diputados, dirigentes políticos de partidos y organizaciones sociales afines, empresarios prebendarios, jueces y fiscales “leales”, periodistas, medios de comunicación y redes sociales manejadas por el gobierno.
Sin embargo, sectores importante de la sociedad armenia y la abrumadora mayoría de las comunidades de la diáspora, han manifestado su enérgico rechazo a las agresiones y agravios expresados por el gobierno de Armenia contra la Iglesia, convocando a la unidad y a la defensa de la armenidad y sus valores identitarios.
Lejos de “acusar recibo” por el malestar generado en el “mundo armenio”, el domingo 8 de junio el primer ministro “subió la apuesta” y dijo que “era necesario devolver la iglesia al pueblo”.
Parado el la soberbia que lo caracteriza y en la inmunidad-impunidad que le da ser jefe de gobierno y estar protegido por el aparato estatal propio y el de sus poderosos aliados, escribió en su muro de Facebook: “El Estado (el poder) pertenece al pueblo. La Iglesia pertenece al pueblo. Hemos devuelto el Estado (el poder) al pueblo. La Iglesia también debe ser devuelta al pueblo”.
Y ayer arremetió de nuevo desde Facebook: “Karekin II violó su voto de celibato, hecho voluntariamente, y tiene un hijo. Esto es un hecho, y si Karekin II intenta refutarlo, lo demostraré de la forma necesaria. Por consiguiente, según el Canon de la Iglesia Apostólica Armenia, Karekin II no podía ser obispo ni arzobispo, ni podía ser elegido Katolikós: Ktrich Nersisian debe liberar el Patriarcado”, escribió el primer ministro armenio en su muro.
Pashinian, quien se considera a sí mismo un “fiel seguidor de la Iglesia Apostólica Armenia” y “una persona que trata con reverencia cada valor, cada reliquia, cada imagen y piedra de nuestro patrimonio espiritual”, cree que “la Santa Iglesia Apostólica Armenia debe tener un Katolikós nuevo, cuya integridad será verificada y confirmada antes de la elección”. Siguiendo esa línea conceptual, el primer ministro hace “un llamamiento a los fieles seguidores de la Santa Iglesia Apostólica Armenia a unirse en torno a la agenda de liberar el Patriarcado con amor y de manera cristiana”, para “elegir un verdadero clérigo como Katolikós de todos los armenios”.
Tras la difusión de este mensaje de Pashinian -que no es una simple opinión, ya que su responsabilidad y sus funciones como la más alta autoridad del país transforman sus dichos en una directiva o en política de gobierno-, el obispo Ashoghik Karapetian, director de los museos y archivos de la Santa Sede de Echmiadzin, denunció que en el país “el terrorismo se planifica abiertamente a nivel estatal”.
“¿Dónde están las estructuras relevantes del país? ¿Dónde están los funcionarios de Estado, los diputados y otras personalidades relevantes, actuales y anteriores? ¿De verdad están tan ciegos y sordos? ¿Acaso son tan diminutos y tan vendidos, que dirigen las flechas de sus turbios juegos contra la Santa Iglesia y contra la Santa Sede de Echmiadzin? ¿Acaso están llevando al pueblo a un enfrentamiento? ¿Quieren inundar de sangre el patio de la Santa Sede?”, escribió Karapetian en su página de Facebook.
“Escuchen y deténganse, blasfemos, ningún clérigo, desde el más humilde sacerdote hasta el de más alto rango, jamás les permitirá levantar una espada contra la Santa Sede de Etchmiadzin ni contra el elegido Patriarca Katolikós de todos lo armenios”, enfatizó el obispo Ashoghik Karapetian, casi que como poniéndose “cara a cara” con el primer ministro.
Y como para que quede clara la posición de la abrumadora mayoría de los religiosos, Karapetian subrayó: “En la Iglesia Armenia no hay Judas que se vendan y acompañen a la multitud contra el Ungido por el Señor. En la Iglesia Armenia, cada servidor es un apóstol dispuesto a transformarse en mártir”.
Si bien el primer ministro Nikol Pashinian trata de mostrar que esta posición suya es la de todos los integrantes de su gobierno, la de su bloque de diputados y la de sus dirigentes en los poderes locales, públicamente comienzan a escucharse voces que intentan, al menos, despegar de tanta sinrazón esgrimida desde lo más alto del Estado armenio.
“Las autoridades no están llevando a cabo una campaña contra la Iglesia Apostólica Armenia”, dijo el ministro de Administración Territorial e Infraestructura, Davit Khudatian, tratando de apaciguar un poco las aguas.
“Como ciudadano y cristiano me preocupa la violación de uno de los principales cánones de la Iglesia (NdeR.: hace referencia al celibato). Esta es una de las tradiciones importantes de la Iglesia. Si se viola, debería tener consecuencias”, afirmó Khudatian, sin profundizar en los dichos de Pashinian y sin especificar cuáles serían las consecuencias.
Por su parte, el presidente del Comité Estatal de Ingresos, Eduard Hakobian, dijo, al ser consultado por los periodistas lo consultaron sobre los dichos de Pashinian y el supuesto estado de deterioro de las iglesias, que “donde he estado, no he visto nada parecido”. También señaló que la Iglesia Apostólica Armenia paga impuestos y que no hay problemas con el Comité Estatal de Ingresos.
Según una última encuesta realizada en Armenia, antes de esta nueva avanzada de Pashinian, mostraba que el 71% de la sociedad confiaba en la Iglesia, mientras que en el gobierno lo hacía apenas un 17%.
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