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Armenia, antes de la Sublevación de mayo de 1920

Mientras en la Primera República había hambre, miseria y represión, los revolucionarios se rebelaban al gobierno y luchaban por el socialismo.

Diario "Espartaco" de la organización juvenil comunista

Por Adrián Lomlomdjian


Los argumentos más leídos y escuchados cuando se hace referencia a la Armenia Soviética son que “el socialismo fue impuesto por los rusos” y que “el Ejército Rojo invadió el país desde Azerbaiyán”, entre otras frases similares. Todas, por supuesto, tratan de crear la certeza de que en Armenia no había comunistas y que la sovietización fue producto de la invasión e imposición extranjeras. Nada más alejado de la realidad y la verdad que todos esos falsos argumentos sostenidos hasta hoy, como parte de una práctica política cotidiana llevada adelante por algunos sectores de la armenidad. En esa época, el Cáucaso era una unidad administrativa única, donde por ejemplo vivían más armenios en Tiflis y Bakú que en la propia Ereván. En contraposición a la historiografía de la Federación Revolucionaria Armenia - Tashnagtsutiún (FRA) -en esencia, anticomunista y antisoviética-, la lucha de la población de la región no era únicamente nacional, sino también social, y unía en ella a los trabajadores y campesinos de distintas nacionalidades que habitaban el Cáucaso. Antecedentes directos de la Sovietización de Armenia La naciente primera república armenia estaba gobernada por la FRA, que con el paso de los meses se mostraba incapaz de solucionar la profunda crisis existente, sus causas internas y externas. Como ha sido una constante en sus más de ciento veinte años de historia, la dirigencia del Tashnagtsutiún estaba dedicada más a coquetear -según su conveniencia- con las potencias imperiales, los contrarrevolucionarios rusos y Turquía, que a buscar la solución de los problemas que aquejaban a los desdichados ciudadanos de la república. Por otra parte, los trabajadores, campesinos y soldados, influenciados y entusiasmados por la triunfante revolución socialista en Rusia y por el avance victorioso del Ejército Rojo en otras regiones del ex imperio zarista, comenzaban a hacer sentir su descontento de las más variadas formas. Lo que en la historia se conoce como la Sublevación de Mayo de 1920 (Maisian Abstamputiun) fue un levantamiento popular y armado, dirigido por el Partido Comunista de Armenia, contra la tiranía del gobierno tashnag, las potencias occidentales y Turquía. El objetivo era derrocar al gobierno, establecer el poder soviético, empezar construir el socialismo y desarrollar relaciones de paz y amistad con los pueblos y los Estados vecinos.

Antecedentes de la Sublevación Mayo de 1920 La FRA-Tashnagtsutiún en Armenia, junto a los mencheviques georgianos y a los musavat azerbaiyanos, había logrado separar la región del Cáucaso de la Rusia Socialista, tal cómo querían las potencias occidentales y Turquía. Esta decisión -refrendada en el trístemente célebre Tratado de Batum, del 4 de junio de 1918- no representaba el sentir de la mayoría de la plurinacional población caucásica, que durante siglos -y formando parte del imperio zarista-, había unido su destino al del pueblo ruso. La región, conformada por las Repúblicas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán -creadas entre el 26 y 28 de mayo de 1918, tras la disolución del Seim de Transcaucasia-, no era más que un elemento utilizado por alemanes, franceses, ingleses, norteamericanos y turcos para enfrentar a la naciente Rusia Socialista encabezada por los bolcheviques liderados por Lenin. En Armenia, entre los años 1918 y 1920, la situación fue empeorando día a día. Mientras en Rusia Socialista se imponía la jornada laboral de 8 horas, las mujeres conquistaban derechos, los trabajadores y campesinos comenzaban a hacer realidad sus demandas de años, en Armenia se había transformado en común que los trabajadores cumplieran jornadas de 12 horas de lunes a viernes y de 16 horas los sábados (diario “Josk” N°2 del 29 de septiembre de 1918). Incluso en diario tashnagtsagán “Zank” daba cuenta que no eran pocos quienes debían cumplir jornadas diarias de 15/18 horas de trabajo. En este contexto, se realizó un importante boicot a las elecciones parlamentarias y a los candidatos del tashnagtsutiún en varias ciudades y aldeas del país.

En 1919, en Ereván hubo 14.000 muertos (20% de la población), según datos oficiales. Los diarios de la época describían la trágica situación en el interior, donde la gente moría por falta de alimento.

El 3 de enero de 1920, los trabajadores de los depósitos de Alexandrapol (Guiumrí) se declararon en huelga y exigieron la liberación de los trabajadores comunistas Sevian y Ulibeguian, que habían sido detenidos por protestar por la falta de alimentos para los trabajadores ferroviarios. Durante esos primeros meses, fueron constantes los mitines y las protestas campesinas en Nor Bayazet, Ghazaj, Shamshadin y Daralakeaz, y también la de los militares apostados en las guarniciones de Sarighamish, Zanguezur, Icheván y Tilichán. También, decenas de comunistas fueron arrestados en Ereván, Alexandrapol y Tilichán y desterrados del país. El 23 de abril, cientos de pobladores rodearon el edificio del gobierno local de Alexandrapol para pedir alimentos y fueron reprimidos por la policía. Esta misma situación se repitió en varias otras localidades del país. Desde Echmiadzín, el 24 de abril, el jefe del gobierno local le envió un telegrama al presidente del Parlamento, informándole que “los campesinos de la región pedían tierras y que si el gobierno no las repartía ellos se verían obligados a hacerlo”, como una medida revolucionaria que favorezca a los desposeídos. Mientras decenas de miles de refugiados sobrevivientes del genocidio morían en las calles o deambulaban en búsqueda de su sustento cotidiano, los mauseristas (formación paramilitar aliada al gobierno) atemorizaban a la población, perseguían y asesinaban opositores y revolucionarios. El hambre y la miseria eran cotidianas, las guerras incesantes contra los países vecinos causaban más muertes y dolor y cientos de trabajadores y campesinos comunistas eran encarcelados durante las protestas y huelgas. Los sucesivos cambios de gabinete, siempre liderados por el tashnagtsutiún, fueron la demostración de la incapacidad y del aventurerismo político del partido gobernante. El poder de los turcos y las potencias occidentales en el país rebelaban a las masas trabajadoras y campesinas.


¿Desde dónde puede sostenerse el argumento de que en un país en estas condiciones, la sublevación popular armada fue inesperada y por imposición de fuerzas extranjeras?

En ese contexto, los bolcheviques en Armenia estaban organizados en distintas ciudades y aldeas de la región y en el territorio armenio. Los comunistas habían intensificado su labor y avanzaron en la coordinación de sus actividades y en la conformación de una única fuerza política local. Antes, cada una de ellas dependía de distintos organismos como el Partido Comunista (Bolchevique) de Rusia, la Fracción Armenia del Partido Comunista (Bolchevique de Rusia) y la Fracción Transcaucásica del PC(B)R, entre otros. En este proceso de unificación fue fundamental tanto la reunión ampliada de septiembre de 1919 como la conferencia de enero de 1920, en Ereván, que dieron nacimiento al Comité Armenio del PC(B) de Rusia (ARMENCOM), donde estaban todas las organizaciones comunistas que funcionaban en el país. Se eligió una Mesa Ejecutiva del ARMENCOM integrada por Stepán Alaveredian, Simón Kasian, Askanaz Mravian, Davit Shahverdian, Hovannés Kotanian, Jukás Jukasian, Avís Nurichanian, Davit Ter Simonian, Axel Gugunts, A. Melkonian y Serguei Martikian, entre otros. Los comunistas tenían organizaciones fuertes en Alexandropol, Ereván, Kars, Sarighamish, Nor Bayazet, Ghazaj-Tilichán y Zanguezur. Al mismo tiempo, mantenían relación activa con organizaciones partidarias que funcionaban en poblaciones y aldeas más pequeñas. Entre los bolcheviques, que dirigían estas organizaciones partidarias, estaban Boghdán Gharibchanian, H. Sarujanian, Batik Batikian, Enok Mkrtumian, H. Kamarí y B. Harutiunian, además de algunos miembros de la Mesa Ejecutiva. También fue muy importante, a partir de la primavera de 1919, la actividad política desarrollada por la organización juvenil comunista “Espartaco”, liderada por Jukás Jukasian, Armenak Budaghian, Aghasí Janchian, Hamo Vartanian, Sahag Ghazarian y Bedik Bedrosian. En este período de la historia, hubo varios factores que permiten catalogar como falsas a las supuestas aseveraciones dominantes -en Armenia, la diáspora y sus colectividades-, sobre la falta de antecedentes y consenso interno en el proceso revolucionario atravesado en Armenia, que devino en la creación de la República Socialista Soviética de Armenia y en su posterior incorporación –como uno de los Estados fundantes- a la Unión Soviética (URSS).

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