Cuba: Canción del Pueblo
Las protestas abrieron el debate sobre la situación cubana.
Por María Clara Albisu y Santiago Mayor para El Cohete a la Luna
El domingo 11 de julio las redes sociales y los medios de comunicación internacionales pusieron sus ojos en Cuba. Se informaba que había protestas en distintas regiones del país con epicentro en la ciudad de San Antonio de los Baños. Los reclamos de la población incluían quejas por el desabastecimiento de productos, cortes de electricidad y los aumentos de casos de coronavirus que alcanzaron su pico histórico en la isla ese fin de semana.
Esto fue precedido por una campaña virtual que comenzó el día anterior cuando se hizo tendencia el hashtag #SOSCuba y fue compartido por diversos artistas.
Con ese marco se desató una enorme campaña que incluyó la movilización a embajadas cubanas en distintas partes del mundo y operaciones mediáticas que anunciaban la inminente caída del gobierno de Miguel Díaz-Canel. En las redes sociales circularon imágenes de supuestas movilizaciones en la isla que resultaron ser de Egipto, Cataluña y hasta de los festejos en el Obelisco porteño por la victoria de la selección argentina en la Copa América.
Sin embargo había manifestaciones en Cuba que eran reales y los registros que llegaban resultaban dispares. En algunos casos se veía personas marchando pacíficamente por las calles, en otras había mayores niveles de violencia con la quema de vehículos (incluidos patrulleros policiales), piedrazos a comercios y saqueos.
El punto más álgido fue cuando el lunes 12 un grupo vandalizó comercios e intentó asaltar la comisaría del municipio de Arroyo Naranjo. Las fuerzas de seguridad reprimieron dejando como saldo más de un centenar de detenidos y una víctima fatal: Diubis Laurencio Tejada de 36 años, tal como informó el propio Ministerio del Interior.
Frente a esta situación el gobierno nacional decidió responder de varias formas. Por un lado reconoció que había reclamos válidos de parte de algunos sectores. No obstante señaló que también había grupos violentos que solo buscaban generar caos y eran financiados desde Estados Unidos. “Es legítimo que tengamos insatisfacciones, pero también tenemos que ser capaces de saber dónde nos quieren manipular”, sostuvo el presidente en una conferencia de prensa.
Johanna, una psicóloga que vive en la ciudad cubana de Las Tunas, reconoce que hay desabastecimiento. “Es cierto, pero no es el gobierno el que nos asfixia con carencias, es un bloqueo que nos está cercando cada vez más”, asegura. Y añade que “aún con estas carencias, el gobierno garantiza la alimentación, el que en Cuba diga que se muere de hambre es un mentiroso”. “Hasta los que no trabajan tienen garantizados alimentos básicos, que no son los mejores, es verdad, pero es lo que tiene ahora el país, ya lo pasamos cuando la caída del campo socialista”, completa.
El mismo 11 de julio Díaz-Canel se trasladó hasta San Antonio de los Baños a dialogar con los manifestantes y convocó a “los revolucionarios” a salir a la calle. Inmediatamente empezaron a verse videos y fotos de concentraciones callejeras a favor del gobierno. Varios medios internacionales utilizaron estas imágenes para decir que eran opositoras.
Finalmente, con la intención de dar respuesta al problema del desabastecimiento, el miércoles 14 el gobierno autorizó que aquellos pasajeros que lleguen al país podrán ingresar distintos productos alimenticios y de higiene sin aranceles hasta el 31 de diciembre.
La campaña virtual y el golpe blando
El 10 de julio comenzó a instalarse en las redes sociales la tendencia #SOSCuba denunciando al gobierno cubano por el presunto mal manejo de la pandemia y pidiendo una “intervención humanitaria”.
Un reconocido analista de redes sociales, el español Julián Macías Tovar, rastreó los orígenes de esta campaña virtual y encontró que la primera cuenta en usarla fue la de Mario Pentón, radicado en Miami, el 5 de julio. Sin embargo, durante el fin de semana intensificó su actividad poniendo más de mil tuits y automatizando retuits a un ritmo de cinco por segundo.
Uno de los principales replicadores fue el argentino Agustín Antonetti, de la Fundación Libertad y que ha participado de este tipo de campañas en varios países como Bolivia y México. Siempre contra gobiernos progresistas o de izquierda, difundiendo fake news e incluso negando las consecuencias de la pandemia.
La Fundación Libertad es presidida por Gerardo Bongiovanni quien es parte de la Mesa Directiva de la Red Liberal de América Latina (RELIAL). Se trata de un espacio que nuclea a ONGs de la región y algunos partidos políticos como Republicanos Unidos de Argentina, que tiene como referentes a Ricardo López Murphy y Yamil Santoro, flamantes pre-candidatos a diputados en alianza con Juntos por el Cambio.
Como señaló la periodista Alejandra Loucau, en la Junta Honorífica de la RELIAL está también Carlos Alberto Montaner, a quien el New York Times identificó como ex miembro de la CIA.
“Lo que está sucediendo en Cuba es una práctica del manual, intentan instaurar un golpe blando”, analiza Ramón Labañino, uno de los llamados ‘Cinco héroes’ cubanos que pasó 16 años preso, de 1998 a 2014, en EE.UU. por hacer acciones de contrainteligencia en Miami y evitar distintos atentados contra su país. “Es la aplicación del libro de Gene Sharp De la dictadura a la democracia, página por página, línea por línea”, enfatiza.
Con su experiencia como agente de inteligencia y sus conocimientos de las operaciones estadounidenses, Ramón enumera las cinco etapas de los golpes blandos: “Una es la de ablandamiento; otra es la de deslegitimar al gobierno; luego el calentamiento de la calle; después combinar diferentes tipos de lucha; y al final lograr la fractura institucional”. “Eso es lo que nos están aplicando”, sentencia.
“Yo soy madre de dos hijos, trabajadora, con padres mayores, uno de ellos pensionado, y no quiero otra Cuba, una que nos pintan muy de película y que nos va a dejar miserables”, remarca Johanna. “Todos esos que hoy abogan por cambiar nuestro gobierno ni siquiera se detienen a pensar que si Estados Unidos se instaura en Cuba, serán los futuros mendigos en las calles”, agrega.
Por su parte el periodista Miguel Díaz Nápoles sostiene que “hay mucho dinero en esto por parte del gobierno de los Estados Unidos, cuyas cifras para la subversión en Cuba son millonarias, y son cifras conocidas”. “No todos son contrarrevolucionarios ni mercenarios”, apunta pero aclara que esos sectores “no rompieron una vidriera, ni viraron un carro, ni arrojaron piedras”.
Pandemia y bloqueo
Cómo ha sucedido en todos los países del mundo, la economía cubana se vio golpeada por la pandemia de coronavirus. El turismo, una de las principales fuentes de divisas del país, se vio paralizado. “Antes de marzo de 2020 el país tenía una estabilidad en el abastecimiento de alimentos y otros productos de primera necesidad”, relata Díaz Nápoles, que trabaja en el portal Tiempo 21 de la provincia de Las Tunas. Pero analiza que “después de 16 meses de pandemia, si las grandes potencias económicas se han estremecido, qué se puede decir de un país pobre, con una economía en desarrollo y cercada”.
En la misma línea Diany, periodista de La Habana, recuerda que “la pandemia ha generado un estado de crisis a nivel mundial y no es menos cierto que en Cuba ha influido muchísimo y ha tenido un coste considerable, ya que la mayoría de los recursos se han destinado a enfrentar la situación sanitaria”.
Según datos oficiales el arribo de turistas se redujo un 95% en 2020, y supuso una caída del 52% de los ingresos. También disminuyeron un 37% las remesas que giran los cubanos en el exterior. Para colmo la zafra de azúcar de la temporada 2020-2021 fue la peor del último siglo cayendo un 25% respecto al período anterior.
A esto hay que sumar que Venezuela, el principal socio comercial de Cuba, también atraviesa hace varios años una crisis económica, en parte producto de la agresión estadounidense. El analista internacional Federico Larsen apunta que entre 2014 y 2019 el intercambio se redujo un 72%. Mientras que en 2012 llegaban a Cuba 105.000 barriles diarios de petróleo en junio de 2021 fueron apenas 35.000.
En este contexto el Estado cubano ha hecho un gran esfuerzo en garantizar el derecho a la salud y las condiciones de vida de la población. De acuerdo a la Agencia Cubana de Noticias el gobierno destinó 184 millones de dólares extras (por fuera del presupuesto regular) desde el comienzo de la pandemia para comprar reactivos, equipos médicos y medicamentos.
“Todo el servicio para preservar a la población, diagnosticar, tratar a los enfermos y vigilar a los contactos y sospechosos en centros de aislamiento del Estado es totalmente gratis, cuando una persona sospechosa en un centro de esos le cuesta al país más de 900 pesos, uno positivo sin complicaciones en un día de ingreso cuesta más de 4.000 y uno en servicios de terapia cuesta más de 13.000”, puntualiza Díaz Nápoles y aclara: “Nadie tiene que pagar ni un centavo”. Por eso considera que las críticas al gobierno sobre el supuesto mal manejo de la pandemia “son calumnias, muy mal intencionadas y encaminadas a conformar una matriz de opinión para desacreditar y tratar de provocar un estallido social”.
Los datos le dan la razón. Hasta el 11 de julio inclusive Cuba tenía una tasa de 2.100 casos cada 100 mil habitantes mientras que, a modo comparativo, en Estados Unidos ese número se eleva a 10.300. Si se comparan las muertes por coronavirus, Cuba ha tenido apenas 13 cada 100.000 habitantes mientras que Estados Unidos alcanza las 185 y Brasil, 251.
Estos números se han logrado a pesar de las complicaciones que trae el bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos desde 1962. Por ejemplo en abril del año pasado las empresas IMT Medical AG y Acutronic Medical Systems AG radicadas en Suiza, negaron a Cuba la venta de ventiladores pulmonares. Si bien previamente habían comerciado con la isla, en 2018 fueron adquiridas por Vyaire Medical Inc., de origen estadounidense, que prohibió la venta de cualquier producto al país caribeño.
Algo similar sucedió con las jeringuillas necesarias para la aplicación de vacunas. Debido a las restricciones comerciales hay faltantes. Por eso se han hecho campañas en distintos países del mundo como España, Argentina, Uruguay y hasta Estados Unidos para donar este insumo a Cuba.
“El bloqueo arrecia en todos los sentidos y esa es la causa principal de que haya desabastecimiento y cortes de electricidad”, asegura Labañino. “Estados Unidos nos tiene bloqueados y no podemos comprar mercancías en el resto del mundo, no podemos utilizar el dólar en ninguna transacción internacional, un barco que toca puerto cubano no puede tocar un puerto norteamericano en seis meses”, enumera.
El bloqueo fue rechazado recientemente —como viene sucediendo desde 1992— por la Asamblea General de Naciones Unidas. Este año fueron 184 los países que exigieron el fin de esta política que ha sido cuestionada hasta por la Organización Mundial de Comercio por atentar contra el libre mercado. Solo votaron en contra Estados Unidos e Israel.
Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de la isla, declaró antes de esa votación el pasado 23 de junio que existe “una intensa campaña de injerencia política en los asuntos internos, con programas de subversión a los que el gobierno de los Estados Unidos dedica cada año decenas de millones de dólares del presupuesto federal y sumas adicionales de fondos encubiertos”. “El propósito es producir inestabilidad política y social en el contexto de las dificultades económicas que el propio gobierno de los Estados Unidos causa”, agregó anticipando lo que sucedió semanas después.
Desde 2016, cuando el gobierno de Donald Trump impuso 240 medidas adicionales que Joe Biden ha mantenido, la isla sufrió pérdidas por 17.000 millones de dólares, según el canciller cubano.
El pecado de las vacunas
En 2020, a la par que potencias mundiales y grandes multinacionales farmacéuticas comenzaban la carrera de las vacunas contra el Covid, en el oeste de La Habana científicos y científicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y el Instituto Finlay hacían lo propio. De allí surgieron los candidatos vacunales Abdala y Soberana 02 respectivamente. Ambas lograron una eficacia superior al 90% en un esquema de tres dosis y, como parte de los estudios, se comenzaron a aplicar a comienzos de este año.
El viernes 9 de julio, dos días antes del inicio de las protestas, Cuba autorizó oficialmente el uso de Abdala. El mismo día el Instituto Finlay firmó un convenio con el Instituto Pasteur de Irán para producir de manera conjunta la Soberana 02.
“Nuestros científicos han trabajado sin descanso para sacar adelante los cinco candidatos vacunales cubanos, de los cuales uno ya ha sido aprobado como vacuna para su uso de emergencia y esa es la primera vacuna latinoamericana, creada por un país brutalmente bloqueado”, subraya Diany.
A pesar de contar solo con sus propias vacunas, para el domingo 11 de julio ya se habían dado más de 7.500.000 dosis y 1.900.000 personas habían recibido el esquema completo sobre una población total de 11 millones y medio de habitantes.
¿Cómo sigue?
Al cierre de esta nota las manifestaciones se habían aplacado considerablemente. “Está todo bajo control en Cuba”, apunta Labañino. Consultado sobre si existen vías de diálogo o espacios para que quienes legítimamente tienen reclamos los manifiesten, explica que “existen miles de canales para aquellas personas honestas que quieran protestar o disentir con temas del gobierno: lo tienen a nivel de su cuadra, de las diferentes instituciones del país tanto del partido como del gobierno”.
Cabe recordar que, lejos de los discursos que hablan de una dictadura, en Cuba existen elecciones periódicas en las que se eligen por voto secreto y voluntario autoridades municipales, provinciales y nacionales. Sin ir más lejos, en 2019 se aprobó la nueva Constitución en un referéndum nacional. Asimismo, existen instancias de organización por barrio, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) creados en la década de 1960, que apuntan a solucionar los problemas inmediatos de la vida cotidiana.
“Si de algo nos vanagloriamos los cubanos es de la excelente democracia que tenemos. A todo el mundo se lo escucha y se le da respuesta. Nos demoramos un poquito más o un poquito menos, pero se les da respuesta”, detalla.
Johanna coincide en que existen “espacios en los centros de trabajo, de estudio y en las comunidades para plantear inconformidades”. No obstante apunta que “el no poder reunirse por la epidemia quizás haya sido un problema”.
De momento el gobierno cubano parece apuntar a desactivar el conflicto de la forma más lógica: solucionando las causas que motivaron las protestas y permitieron la campaña internacional en su contra. El servicio de energía se ha normalizado y el plan de vacunación continúa. El control de la pandemia será clave para la reactivación del turismo y el conjunto de la economía cubana.
“Estamos en presencia de un pueblo altamente culto y revolucionario, que defiende las ideas de la independencia, la soberanía nacional y somos profundamente fidelistas”, resume Ramón y concluye: “Por las buenas con Cuba tu puedes lograr algo, pero convencernos por las malas no, y esa es una victoria más para la Revolución Cubana”.
-
Fuente: El Cohete a la Luna
Comments