El repudio de la comunidad armenia uruguaya al gesto fascista del canciller turco
Tras reunirse con su homólogo uruguayo en Montevideo, Mevlut Cavusoglu hizo el gesto de los Lobos Grises, organización fascista turca, a los manifestantes de la comunidad armenia.
Redacción NOR SEVAN
Tras reunirse con su par uruguayo Francisco Bustillo, el canciller turco Mevlut Cavusoglu hizo ayer el gesto fascista de los Lobos Grises frente a manifestantes de la comunidad armenia de Uruguay. La provocación negacionista no para.
A un día del 24 de abril, fecha en que se conmemora el inicio del genocidio de armenios perpetrado por el Estado turco, Bustillo y Cavusoglu inauguraron la Embajada de Turquía en Uruguay. A la salida del acto, el funcionario del autoproclamdo sultán Erdogán vio a los manifestantes de la comunidad armenia en Uruguay que se encontraban protestando en el exterior de la Embajada. Tras subir a su vehículo, por la ventanilla se río de ellos y posteriormente gestualizó con sus manos el símbolo de los Lobos grises, una organización ultranacionalista turca que protagonizó varios ataques contra minorías nacionales en Turquía y Europa.
Pasadas las 18.30 de ayer, desde la Cancillería uruguaya informaron que Bustillo convocó al embajador turco en Uruguay para el próximo lunes a las 11 de la mañana para discutir lo sucedido a la salida de la Embajada.
La réplica de la Comunidad Armenia del Uruguay al Canciller de Turquía llegó a través de un comunicado, publicado en el diario El País:
"Ante la falaz carta del canciller de la República de Turquía publicada en el día de ayer en este medio, nos vemos en la obligación de realizar algunas puntualizaciones:
1. Cavusoglu demostró rápidamente cuál era el auténtico objetivo de su visita al Uruguay, al realizar frente a los manifestantes armenios el gesto que identifica a los Lobos Grises, organización terrorista paramilitar turca, cobijada por su gobierno. Esta organización se ha dedicado durante décadas a la persecución y el asesinato político de opositores tanto en Turquía como en Europa (incluido el atentado al Papa Juan Pablo II en 1981), reivindicando entre otros, el asesinato del periodista de origen armenio Hrant Dink frente al diario que dirigía en Estambul en enero de 2007. Más recientemente, fueron ilegalizados en Francia tras los ataques realizados a la colectividad armenia de Lyon.
2. Entre los “esfuerzos de paz de Turquía” que cita el canciller, omitió mencionar su rol en la invasión del norte de Siria e Irak, su apoyo económico y militar al grupo ISIS, el incremento de las tensiones con Grecia y su ocupación de Chipre. Mientras declara haber “intensificado sus esfuerzos para hacer del Cáucaso una región de hermandad y amistad” en 2020 Turquía llevó adelante junto a Azerbaiyán una agresión militar contra las Repúblicas de Armenia y Artsaj (Nagorno Karabagh) utilizando mercenarios de organizaciones terroristas y armamento prohibido a nivel internacional contra civiles.
3. El proceso de normalización de relaciones que declara haber iniciado con Armenia, no es otra cosa que desandar el bloqueo unilateral e ilegal de fronteras ejercido por Turquía contra Armenia desde 1993. Lo que parece desconocer el canciller, es que el principal obstáculo para una paz auténtica entre las naciones es la falta de reconocimiento del Genocidio Armenio por parte de su ejecutor, el estado turco, y la reparación de sus víctimas, tanto en Armenia como en la Diáspora. Mientras el negacionismo del Genocidio continúe siendo la política oficial de su estado, se destruye el patrimonio cultural armenio en Turquía y su presidente amenaza con “finalizar el trabajo que iniciaron nuestros antepasados en el Cáucaso”, en referencia al exterminio de armenios, la normalización sólo será una maniobra cosmética para desviar la atención del rol desestabilizador de Turquía.
4. Que en la víspera de la conmemoración del Genocidio Armenio, sobre la fachada de la novel Embajada de Turquía en la Plaza Constitución, se ubicaran los retratos de Mustafá Kemal y Recep Erdogan, deja en claro el carácter eminentemente propagandístico y provocador de la visita realizada. El primero, fue responsable de la etapa final del Genocidio Armenio (que incluye a las localidades de las que provenían la inmensa mayoría de los armenios arribados a Uruguay) y el arquitecto del negacionismo como política oficial de Turquía, en tanto que el segundo, con sus pretensiones de Sultán, representa el autoritarismo, la persecución política y la represión a sus ciudadanos, valores opuestos a las mejores tradiciones democráticas y republicanas del Uruguay.
Estas consideraciones explican la indignación y el repudio que despertó entre los ciudadanos uruguayos que integran la Colectividad Armenia del Uruguay, la visita del canciller de Turquía, una provocación innecesaria e inoportuna, que a la vista de los hechos sucedidos ayer, jamás debió haberse autorizado.
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