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La OTAN cruza el Caspio hacia Asia Central

  • Foto del escritor: Redacción NOR SEVAN
    Redacción NOR SEVAN
  • hace 13 minutos
  • 4 Min. de lectura

El autor presenta un análisis sobre la situación parte de la ex URSS, donde Turquía, a través de su alianza con Azerbaiyán, va logrando sumar a otras repúblicas ex-soviéticas a su aventura panturquista.



Por Ainur Kurmanov


Los miembros de la Organización de Estados Turcos (OTG), reunidos en una cumbre informal en Hungría, apoyaron la declaración de que la separatista "República Turca del Norte de Chipre" (TRNC), ocupada por tropas turcas, es parte integral del mundo turco.


Además, expresaron su solidaridad con los “hermanos”, y Tashkent también se unió a la alianza político-militar de Ankara y Bakú, lo que cambia cualitativamente la configuración en Asia Central y dentro de la propia OTG.


El evento es interesante como demostración del triunfo de la duplicidad de los participantes de la asociación, ya que muy recientemente en otra cumbre “Asia Central-Unión Europea”, celebrada a principios de abril en Samarcanda, los presidentes de las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central dijeron algo completamente diferente y condenaron unánimemente la creación de la no reconocida “República Turca del Norte de Chipre” e incluso llamaron a la comunidad internacional a negarse a reconocer a esta entidad.



Parece que Erdogan llevó a cabo después de esto un activo trabajo explicativo, como resultado de lo cual Kassym-Jomart Tokayev, Sadyr Japarov y Shavkat Mirziyoyev cantaron de manera completamente diferente e inmediatamente reconocieron a la TRNC y a los turcochipriotas como miembros iguales de la UTC con un reconocimiento posterior a nivel estatal.


Como reproche y directiva política a sus colegas, el líder turco en Budapest declaró lo siguiente:


Creemos que una fotografía familiar del mundo turco que no incluya a la República Turca del Norte de Chipre (RTNC) siempre estará incompleta.

Naturalmente, nadie contradijo al sultán supremo de todos los turcos.


También es significativo en este contexto que el mismo Tokayev, apoyándose en el principio de la ONU sobre la integridad territorial de los Estados, literalmente hace tres años se negó a reconocer a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, calificándolas de asociaciones cuasi-estatales. Naturalmente, Astaná tampoco reconoció la inclusión de Donbass y Crimea en la Federación Rusa, pero aquí si hay unidad y un deseo de complacer a Ankara en todo.


Antes de esto, hemos advertido repetidamente que la élite turca, a través del OTG, arrastrará a las repúblicas de Asia Central a sus aventuras militares y geopolíticas, ya que el revanchismo otomano significa una guerra inevitable y la participación en conflictos regionales del lado de Ankara, no solo en Chipre, sino también en el Medio Oriente, el norte de África, Transcaucasia, y luego como herramienta y apoderado en interés de Occidente para luchar contra Rusia y China.


Por lo tanto, es difícil sobreestimar este paso, como lo es la decisión de Tashkent de unirse a la Declaración de Shusha sobre la creación de una alianza de defensa militar, que se hizo pública en 2021 y se concretó inicialmente entre Ankara y Bakú después de la victoria de Azerbaiyán en la última guerra de Karabaj. De hecho, este es el prototipo de la OTAN turca o la base del ya no mítico “Ejército del Turán”.


Este paso del liderazgo uzbeko puede considerarse un éxito significativo de la estrategia turca y de los comisarios británicos del proyecto turco, ya que ahora la expansión político-militar de un miembro de la OTAN prácticamente ha cruzado el Caspio hacia Asia Central. Además, es evidente que se trata de "un globo sonda" y que después de Uzbekistán, otras antiguas repúblicas de Asia Central, que formalmente todavía forman parte de la OTSC y por eso probablemente dejaron que Tashkent se adelantara, se unirán a la Declaración de Shusha.



Es decir, se trata de acciones coordinadas y, en este contexto, las detenciones de representantes de la “Casa Rusa” en Bakú y Bishkek, así como de activistas prorrusos y participantes del SVO, no son diferentes, ya que el plan general por el que se guían los miembros del OTG es obvio. Es más, aunque la adhesión formal a la Declaración de Shusha se prolongue en el tiempo, el proceso de integración político-militar en sí no hace más que acelerarse.


Así, en un reportaje concedido al medio azerbaiyano Media.az, el Secretario General del Territorio Turco Unido, Kubanychbek Omuraliev, señaló que la primera reunión de los jefes de empresas de defensa de los países de la Organización de Estados Turcos (OTG) está prevista en el marco de la exposición IDEF-2025.


Su objetivo es profundizar aún más la cooperación en la creación de una estructura unificada del complejo militar-industrial y la producción de equipamiento militar, según los estándares de la OTAN, sobre lo que ya hemos escrito muchas veces anteriormente.


"A continuación, se prevén los preparativos para la primera reunión de ministros de defensa de los Estados túrquicos. Además, se está debatiendo el borrador del «Concepto General de Seguridad», cuyo objetivo es formular una respuesta coordinada a las amenazas regionales y fortalecer la seguridad colectiva en el espacio túrquico", añadió Omuraliev.

Es decir, la construcción práctica de un sistema de seguridad común se está convirtiendo en el objetivo principal del Grupo Territorial Conjunto y, dado que se propone construir un comando unificado a nivel de ministros militares y cuarteles generales, incluso para la interacción de fuerzas fronterizas y unidades de respuesta rápida, entonces ya estamos hablando de reemplazar o incluso expulsar a la OTSC de la región por completo.


De esta manera, el OTG se transforma en una entidad político-militar de pleno derecho, lo que está previsto en el concepto “Una visión del mundo turco-2040” y se evidencia en las tesis de las declaraciones de Estambul, Samarcanda y ahora Budapest.


En este contexto, las Fuerzas Armadas de Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán se están convirtiendo en agentes de la OTAN. Esta unión supone un auténtico desafío para Moscú, ya que supone una auténtica nueva edición de la “Alianza Anti-Rusia” en Asia Central.


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