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Los pueblos luchan por la paz

Con matices, los Partidos Comunistas se siguen manifestando en contra de la guerra, por la paz y la amistad entre los pueblos.

Por Adrián Lomlomdjian


El 24 de febrero, el presidente Putin tomó la decisión de realizar una operación especial en Ucrania. Su objetivo declarado es la desmilitarización y desnazificación de ese país y la protección de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.


Frente a ello, los comunistas de Rusia tomaron la decisión de acompañar a las autoridades de su país, pero pidieron públicamente que “se tomen todas las medidas para proteger a la población civil, incluso de las posibles provocaciones de las bandas nazis”. “Consideramos muy importante llevar a cabo los planes de desmilitarización de Ucrania evitando bajas entre los militares ucranianos y brindando todo tipo de asistencia a quienes depongan las armas. Hacemos un llamamiento a todas las fuerzas políticas de Rusia para que pongan en servicio los mecanismos de la diplomacia popular en aras de la amistad centenaria entre rusos y ucranianos. Los pueblos de nuestros dos países deben ser profundamente conscientes de que la población de Ucrania se ha convertido en rehén de la expansión de la OTAN y en el blanco de la propaganda desenfrenada de los Banderistas (nazis)”, enfatizó el presidente del PC de Rusia, Guennady Ziuganov.


Los comunistas rusos afirman estar convencidos que “la defensa de los intereses nacionales de Rusia no se limita a medidas diplomáticas y político-militares. Hay una necesidad creciente de cambios importantes en la vida de nuestro país. Un giro decisivo hacia la protección de los intereses de las amplias masas populares se está convirtiendo en una cuestión de supervivencia histórica para Rusia”.


Y agregan en la declaración oficial: “Se necesita un nuevo modelo económico y social para superar las divisiones de clase social y para unir a la sociedad frente a las diversas amenazas. Este modelo debe servir no al enriquecimiento de los especuladores financieros, sino a la recuperación de la industria y la agricultura, al desarrollo de la ciencia y la educación, al apoyo de la salud y la cultura. Frente a las sanciones occidentales, necesitamos el reemplazo efectivo de las importaciones, la desdolarización de la economía y ponerle fin a la fuga de capitales. Estos pasos solo pueden ser verdaderamente efectivos si van acompañados de la nacionalización de las esferas estratégicas de la economía, del uso de los vastos recursos naturales en interés de todos los ciudadanos y de la planificación estatal de la economía”.


Los comunistas rusos piden el inmediato regreso a la escala jubilatoria del período soviético, el fortalecimiento de los gobiernos locales, la reforma del sistema electoral, y el fin de la persecución y las represalias políticas contra los comunistas y los representantes de la izquierda patriótica, entre otras varias demandas por las que vienen luchando desde el parlamento nacional, los concejos regionales y las gobernaciones e intendencias que encabezan.


El Partido Comunista de Alemania señala en su Declaración que “el desarrollo actual tiene ocho causas principales: En primer lugar, el intento de integrar a Ucrania en la Unión Europea (UE) y la OTAN como parte de la expansión retórica y agresiva hacia el Este de la OTAN. En segundo lugar, el golpe nacionalista en Ucrania en 2014, que tuvo lugar con la participación de las fuerzas fascistas y la aquiescencia de la OTAN, la UE y Alemania, cuando el curso de la integración de Ucrania en la UE y la OTAN amenazaba con fracasar. En tercer lugar, la guerra (civil) que el gobierno de Ucrania libra desde hace ocho años contra el pueblo del Donbass, que ha roto con la integración en la OTAN y el golpe nacionalista. Cuarto, el boicot de Ucrania a los acuerdos de Minsk desde hace siete años. Estos preveían negociaciones directas entre las partes en conflicto: Ucrania y las Repúblicas Populares de Donbass. Ucrania negó abiertamente estas negociaciones directas desde el principio. Quinto, el apoyo a este boicot a Minsk-2 por parte de las potencias garantes, Alemania y Francia, la OTAN y Estados Unidos. Sexto, el manejo de las propuestas que el gobierno de la Federación Rusa planteó hace unas semanas para avanzar hacia un proyecto de paz duradero que incluyera garantías de seguridad para Rusia. Estos fueron borrados de la mesa por el llamado Oeste. Séptimo, el socavamiento y la destrucción del derecho internacional que han llevado a cabo durante décadas la OTAN, la UE y los principales imperialistas. Nos referimos a los ejemplos de Yugoslavia, Libia, Siria y Afganistán. Octavo, la posible derogación del Memorándum de Budapest, que establece una Ucrania libre de armas nucleares, anunciado por el presidente ucraniano Vladimir Zelensky en la Conferencia de Seguridad de Munich”.


El documento finaliza exigiendo la retirada de Alemania de la OTAN, la detención de las sanciones contra Rusia, el fin del apoyo al gobierno ucraniano, y llama a “negociaciones inmediatas entre Ucrania, las Repúblicas Populares del Donbass y la Federación Rusa como condición para el fin de las acciones beligerantes”.


El Partido Comunista de Grecia difundió una declaración de principios, que comienza así: “30 años después de la disolución de la Unión Soviética y el derrocamiento del socialismo, que muchos aplaudieron porque supuestamente haría al mundo más pacífico y seguro, estalló una guerra imperialista más en territorio europeo, luego de la guerra en Yugoslavia y en otras partes.


El comienzo formal de la guerra es la condenable intervención militar rusa y la invasión de Ucrania; sin embargo, la región ha estado sentada sobre un polvorín durante muchos años.


Independientemente de los pretextos utilizados por ambas partes, el conflicto militar en Ucrania es el resultado de la agudización de la competencia entre los dos campos en conflicto, centrada principalmente en esferas de influencia, cuotas de mercado, materias primas, planes energéticos y rutas de transporte; competencia que ya no puede ser resuelta por medios diplomático-políticos y compromisos frágiles.


Por un lado, están los Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, que apoyan al gobierno reaccionario de Kiev, los mecanismos paramilitares y los grupos fascistas en Ucrania y desde hace años promueven sus posiciones (ampliación de la OTAN con países de Europa del Este, misil escudo de defensa, etc.) con el objetivo de cercar económica, política y militarmente a Rusia.


Del otro lado está la Rusia capitalista, que está impulsando sus propios planes para la unificación capitalista de los países de la antigua URSS y en los últimos años ha procedido a la anexión de Crimea a la Federación Rusa y al reciente reconocimiento de la “independencia” de las llamadas “Repúblicas Populares” en Donetsk y Lugansk.


Esta es una confirmación de que la guerra es la continuación de la política por medios violentos. Es una prueba de que la guerra imperialista, así como la muerte y la destrucción que provoca, son consecuencia inevitable de la competencia capitalista”.


El PC griego cree que “aliarse con uno u otro polo imperialista no puede ser una respuesta a los intereses de nuestro pueblo. El dilema no es entre Estados Unidos y Rusia o entre la OTAN y Rusia. La lucha obrera-popular debe trazar su propia línea independiente, lejos de todos los planes burgueses e imperialistas”, finalizando el documento con el siguiente párrafo: “Ante este nuevo crimen, nuestra respuesta sólo puede ser una: Abajo la guerra imperialista. Sólo los pueblos pueden condenar a las clases burguesas y a los gobiernos de sus países, que los llevan a matar en Ucrania, Rusia y en todas partes. La participación y el compromiso de Grecia deben cesar de inmediato. Las bases militares de Estados Unidos y la OTAN en nuestro país deben cerrarse de inmediato. La lucha por la desvinculación de las uniones imperialistas de la OTAN y la UE debe fortalecerse, los pueblos deben ser dueños de su tierra”.


Por su parte, el Secretariado Nacional del Partido Comunista de la India emitió hoy, 1 de marzo de 2022, una declaración oficial donde señala que “los últimos días estuvieron marcados por el avance de las fuerzas rusas en diferentes partes de Ucrania, lo que provocó enormes pérdidas humanas y materiales. El PCI denuncia la acción militar y exige detener un mayor avance de las fuerzas rusas en Ucrania, el alto el fuego inmediato, el restablecimiento de la paz y el retorno al camino de la diplomacia y el diálogo”.


En otro párrafo, los comunistas indios subrayan que “durante los últimos meses, el mundo ha sido testigo de cómo Estados Unidos y sus aliados de la OTAN enviaron armamento de alta tecnología a Ucrania y sus socios en Europa del Este, así como del despliegue de misiles a través de la frontera rusa, lo que agravó las hostilidades entre dos países, representando una gran amenaza para la paz y la estabilidad en la región”.


Para el Partido Comunista de los Trabajadores de España, “esta es una guerra imperialista. La verdadera causa de la guerra radica en la naturaleza misma del sistema imperialista, en el que diferentes países y alianzas interestatales capitalistas se enfrentan en un nuevo reparto del mundo. Los mercados, los recursos naturales, las rutas de transporte y las esferas de influencia están en disputa”


En un documento donde prevalece el posicionamiento ideológico, el PCTE puntualiza que “en estos tiempos difíciles, tal como sucedió en los tiempos de la Primera Guerra Mundial, la burguesía de los diferentes países nos está proponiendo tomar partido. Hoy, como entonces, la clase obrera no tiene que elegir en la disputa entre nuestros explotadores. Debemos oponernos a convertirnos en carne de cañón de una nueva guerra imperialista global. Hoy, como lo hizo la clase obrera rusa en 1917, la clase obrera de todos los países debe luchar resueltamente por el derrocamiento y superación del sistema de explotación que produce la guerra. Debemos defender con firmeza la independencia ideológica, política y organizativa de la clase obrera. Debemos señalar a los principales enemigos de nuestro pueblo, que no están en el frente oriental sino en los principales centros de poder de nuestro país”.


El Partido Comunista de Gran Bretaña señala que “la guerra entre Rusia y Ucrania es parte de un conflicto más amplio entre potencias capitalistas, Rusia por un lado y Ucrania y las potencias expansionistas de la OTAN por el otro. Ninguno de los bandos de esta guerra defiende los intereses reales de los pueblos de Rusia, Ucrania o de Europa en general, que quieren vivir en paz y determinar el futuro de su propia sociedad libre de la dominación extranjera”.


Y detalla: “Putin representa los intereses de los oligarcas de las grandes empresas de Rusia que se benefician del robo de los activos económicos de ese país a la clase trabajadora rusa. Lejos de querer restaurar la Unión Soviética, rechaza el socialismo y ha atacado explícitamente la política de federalismo y autonomía de Lenin, que garantiza los derechos de las naciones y las nacionalidades.

El gobierno ucraniano representa a los oligarcas ucranianos que, al igual que sus homólogos rusos, esconden la riqueza robada en los bancos occidentales como Credit Suisse y blanquean gran parte de su dinero a través de la City de Londres. El Partido Comunista de Ucrania y sus parlamentarios, que defienden la soberanía nacional de Ucrania, han sido prohibidos y el país se ha abierto al capital occidental.


La OTAN es una alianza de potencias imperialistas, dominada por Estados Unidos, con una larga historia de bombardeos, invasiones, ocupaciones y reparto de naciones soberanas hasta el día de hoy, incluidos Irak, Afganistán, Yugoslavia, Libia y Siria”.


Los comunistas británicos aseguran que “las gigantescas corporaciones petroleras y armamentísticas de EE.UU., Gran Bretaña y Europa occidental ya están obteniendo enormes beneficios de este conflicto” y por eso “exigen un alto el fuego inmediato en Ucrania, el cese de todas las operaciones militares y el inicio de negociaciones para lograr una solución justa”.


Los Comunistas de Cataluña apoyan “plenamente las ideas de Lenin sobre la autodeterminación y amistad entre los pueblos” y aseguran que “sólo en base a estos principios fue posible la convivencia pacífica y armoniosa entre rusos y ucranianos en el seno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La sustitución de esta amistad de los pueblos por el chovinismo y nacionalismo gran ruso, ucraniano, etc, así como la restauración del modo de producción capitalista, son los causantes de las guerras y la miseria de la población que vive en el espacio postsoviético”.


Asimismo, señalan que “desde Comunistas de Cataluña queremos manifestar también, que el principal causante de esta situación ha sido la OTAN, con Estados Unidos a su cabeza. La continua expansión de la OTAN y el cercamiento y provocación hacia Rusia ha llevado a esta situación”. La declaración emitida el pasado 24 de febrero finaliza destacando que “es necesario devolver a los Acuerdos de Minsk que garanticen la neutralidad de Ucrania, una desescalada de las tensiones, así como una solución dialogada para el estatus de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk”.


Diferenciándose un poco de la posición tomada por varios partidos comunistas, el Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia “considera correcta la decisión de Moscú de reconocer la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, cuyo pueblo decidió en referéndum, y exige que las autoridades serbias hagan lo mismo y reconozcan la independencia de los dos territorios”. En cuanto a la operación militar iniciada por Rusia en Ucrania, los comunistas yugoslavos opinan que “la intervención rusa es una acción militar legítima por invitación de las autoridades de las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk, cuyo pueblo ha estado sufriendo los insolentes ataques de la junta fascista de Kiev durante ocho años”.


Sin embargo, en la declaración oficial del Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia se destaca que “el presidente burgués de Rusia, que en el año 2000 le pidió al entonces presidente estadounidense Bill Clinton que aceptara a Rusia en la OTAN, no desaprovechó la oportunidad para presentar calumnias maliciosas contra Lenin y los comunistas en lo que se refiere al pasado de Ucrania, mientras negaba el indudable derecho del pueblo ucraniano a su independencia nacional y estatal”. Según los comunistas yugoslavos, “Putin daña la paz y la hermandad entre rusos y ucranianos, alejándolos a unos de los otros. Por lo tanto, los rusos y ucranianos que viven en los territorios de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk deben insistir en el carácter verdaderamente popular de estas repúblicas independientes, y eso significa insistir en el poder popular, en contra de los intereses de los oligarcas y criminales de Kiev y Moscú”.


El Partido Comunista de Turquía declaró que “el imperialismo es un orden de destrucción y guerra. Cada gobierno burgués que intente tomar la delantera en este orden podrido y expandir su esfera de influencia, significa que apunta a la opresión de otros pueblos. Las muletas que sostienen estas políticas expansionistas son el nacionalismo, el racismo y el chovinismo”. “No permitiremos que la historia del siglo XX, escrita por todos los oprimidos del mundo, los proletarios, la Revolución de Octubre de 1917, las revoluciones en China, Vietnam, Cuba y otros países, las guerras de independencia, la gran victoria de los Pueblos soviéticos contra el fascismo, sea distorsionada por los imperialistas estadounidenses y europeos, las pandillas de la OTAN, los neofascistas en Ucrania y Polonia, pero tampoco por el nacionalismo ruso”, puntualiza la declaración.


Hoy en día, la razón principal del sufrimiento de los trabajadores de Rusia, Ucrania y otros países exsoviéticos es la ausencia del socialismo. (…) Los pueblos de las repúblicas de la ex Unión Soviética tratan de sobrevivir bajo la amenaza permanente del desempleo, la pobreza, la reacción, la discriminación y la guerra”, subrayan los comunistas turcos.


La Rusia de hoy, que tiene ambiciones imperiales, no tiene nada que ver con la Unión Soviética, que ha sido la defensora de la paz, la igualdad y el progreso durante setenta años en nombre de los pueblos trabajadores del mundo”, aclara el PC de Turquía, para quien “la ausencia de un eje socialista y la disolución de la Unión Soviética fueron fundamentales para que la falta de principios se convierta en norma de las relaciones internacionales”.


“¡Los comunistas no hablan el idioma del nacionalismo, el racismo y el militarismo, sino el idioma de las demandas del pueblo trabajador por la igualdad, la libertad y la amistad!”, finaliza la declaración de los comunistas de Turquía.


“El Partido Tudeh de Irán condena la intervención militar de Rusia en Ucrania y está profundamente preocupado por las consecuencias catastróficas de esta decisión del gobierno ruso. Reconocemos y afirmamos que el respeto por la soberanía y la integridad territorial de todos los Estados miembros de la ONU, así como la no injerencia en los asuntos internos de otros países, constituyen las principales piedras angulares de la Carta de la ONU y la base para la coexistencia pacífica”, dice el documento emitido por los comunistas iraníes.


Luego recuerdan que “no es ningún secreto que el historial de intervenciones agresivas de la OTAN, los imperialistas y las potencias regionales está empapado en sangre”. “Ya hemos sido testigos de su criminalidad y del desprecio por las leyes internacionales, incluida la Carta de la ONU, en sus arbitrarias y sangrientas invasiones a Yugoslavia, Irak (dos veces), Afganistán, Siria, Malí, Somalia, Libia, Haití y otros países. Este desprecio por las leyes internacionales, así como las tácticas de intimidación y agresión en las relaciones internacionales, crean una atmósfera en la que un gobierno como el de los oligarcas rusos puede sacar ventaja usando sus capacidades militares y económicas frente a ciertas provocaciones nacionalistas”, puntualizan.

En otro párrafo enumeran que “la negativa del gobierno ucraniano a implementar el Acuerdo de Minsk II (2015) y a reconocer el autogobierno de las dos regiones étnicamente rusas de Donbass en el marco del Estado unificado de Ucrania; el total desprecio del gobierno ucraniano por la difícil situación de los rusos étnicos acosados y perseguidos por fuerzas extremistas y neonazis; los ataques aleatorios del ejército de Ucrania a las Repúblicas Autónomas de Donetsk y Lugansk en los últimos meses y días, confirmados por observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE); así como el accionar de los Estados Unidos y el Reino Unido, han contribuido a aumentar las tensiones, sentando las bases para una guerra a gran escala”.


La declaración de los comunistas iraníes finaliza así: “El Partido Tudeh de Irán considera que las negociaciones directas y transparentes son la única solución para poner fin a la peligrosa crisis actual y espera que las fuerzas pacifistas y las instituciones internacionales hagan todo lo posible para que Ucrania y Rusia vuelvan al camino de la diplomacia y el diálogo constructivo. En este momento crítico, las fuerzas de paz de todos los países, incluida Rusia, pueden impedir la unificación y el expansionismo de las potencias beligerantes. Se deben aprovechar todas las oportunidades para resolver disputas pacíficamente, reducir las tensiones y establecer la paz y la seguridad para todas las naciones”.


Para el Partido Akel (Chipre) “la intensa militarización que se ha venido desarrollando en los últimos meses en esta región, centrada en el tira y afloja geopolítico más profundo entre Estados Unidos-OTAN-UE por un lado y Rusia por otro, ha creado enormes peligros para la seguridad y la paz en Europa y a escala internacional. La responsabilidad por la no implementación del paquete de medidas de los Acuerdos de Minsk recae sobre todas las partes involucradas, incluidas las violaciones de los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos que viven en el Este de Ucrania por parte del gobierno ucraniano”.


El Partido Comunista de Bohemia y Moravia condena la operación militar iniciada por Rusia en Ucrania, pero aclara que “el culpable de la situación actual no es solo la Federación Rusa, sino también los Estados Unidos, la Unión Europea y el pacto militar de la OTAN, que están detrás del régimen de Kiev, que lleva ya ocho años asesinando a los habitantes de Donbas, incluidos mujeres y niños”.


Los Partidos Comunistas de Suecia y Finlandia aseguran que “el conflicto que se desarrolla en el Este de Ucrania tiene sus raíces en las crecientes contradicciones dentro del sistema capitalista-imperialista” y que “para los trabajadores, ningún lado puede ser preferible al otro”.


Para los comunistas finlandeses y suecos, la lucha por la separación de la región de la OTAN sigue siendo una de las tareas más importantes. “Por eso: exigimos el cese inmediato de toda cooperación entre Suecia y Finlandia, por un lado, y la OTAN, por el otro; y la retirada inmediata de toda la región nórdica de la OTAN”, dicen, y finalizan: “Sabemos que la competencia más aguda entre los bloques capitalistas es inevitable bajo el imperialismo, por eso planteamos el socialismo como la única solución duradera a la situación que enfrentamos”.


El Partido Comunista de Canadá comienza su Declaración, interrogando: “En medio de todo el belicismo, las mentiras y la desinformación sobre lo que está o no está haciendo Rusia en Ucrania para defender sus intereses estratégicos, surge la pregunta obvia: ¿quién está amenazando la paz en Europa? ¿Es Rusia, que ha tomado medidas preventivas para defender sus intereses contra la continua escalada en sus fronteras y la expansión de las tropas y bases estadounidenses y de las fuerzas de la OTAN? ¿O son los Estados Unidos y su agresiva alianza militar OTAN, que incluye a Canadá, que han ampliado su campo de operaciones hacia el Este de Europa amenazando las fronteras de Rusia?”.


Y sigue: “Presentar las acciones de Estados Unidos, Canadá y otros países como pacíficas, no provocativas y que apoyan la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, es cometer un fraude histórico… El objetivo del gobierno de Canadá, Estados Unidos, la OTAN y sus medios de comunicación es aislar a Rusia”.


El 26 de febrero, el Partido Comunista de Irlanda afirmaba en su Declaración que “hoy, el mundo está más cerca de una guerra global que en cualquier otro momento desde 1962. Los dos países más grandes de Europa están en guerra. La causa inmediata de esta situación ha sido la expansión de la OTAN y su proyecto de constreñir a su competidor imperial, Rusia, mediante el establecimiento de grandes bases de tropas y armas de destrucción masiva a lo largo de sus fronteras occidental y meridional, y el armado y entrenamiento masivo de las fuerzas armadas y grupos paramilitares, especialmente por parte de los británicos”.


Los irlandeses agregan que “la situación se ve agravada por el hecho de que el fascismo está bien instalado en el sistema político de Ucrania y en su ejército” y que “está claro que serán las clases trabajadoras de Rusia y Ucrania las que pagarán el precio más alto en este conflicto militar”.


La hipocresía y los dobles raseros son elementos estándar del imperialismo, ya que han librado numerosas guerras ilegales en todo el mundo para promover y defender los intereses de las corporaciones globales y el capitalismo monopolista. La guerra y las amenazas de guerra son herramientas constantes de las potencias imperialistas, tanto por razones económicas como estratégicas”, sostiene el PC irlandés, que pide “un alto el fuego inmediato en Ucrania y una solución política dentro de los Acuerdos de Minsk, negociados por la ONU de 2014. Tal solución incluiría una Ucrania neutral y desmilitarizada, con todas las fuerzas extranjeras y mercenarios eliminados y el desmantelamiento de los grupos paramilitares neo-fascistas”.


El Partido Comunista de Luxemburgo “no apoya al gobierno de la Rusia capitalista ni sus políticas determinadas por los intereses lucrativos de los oligarcas, que van en contra de los intereses de la clase obrera. Y condena la política del régimen de Kiev, que colabora con las bandas fascistas y reprime la actividad de los sindicatos y los comunistas”.


“Los comunistas luxemburgueses siempre han asumido la posición de que cualquier asunto contencioso debe resolverse exclusivamente por medios pacíficos. Mantenemos nuestra posición, aún frente a la guerra en Ucrania, ya que la guerra no puede ni debe ser una solución, porque siempre trae consigo el peligro de una conflagración mayor”, se lee en la declaración oficial.


Los trabajadores de Ucrania, Rusia, Europa del Este, Europa Occidental y los Países Bajos no tienen nada que ganar y mucho que perder con una guerra. El prolongado conflicto entre varias potencias imperialistas en Europa del Este se ha convertido en actos de guerra a gran escala en Ucrania. El Nuevo Partido Comunista de los Países Bajos (NCPN) y el Movimiento de la Juventud Comunista de los Países Bajos (CJB) condenan la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa. La OTAN, EE. UU. y la UE tienen una gran responsabilidad en la escalada, a través de su estrategia agresiva de cerco a Rusia e interferencia en Ucrania”, dice en su párrafo inicial la declaración de los comunistas de los Países Bajos (ex Holanda), que continúa recordando que “durante décadas, los pueblos de Ucrania y Rusia vivieron en paz y juntos construyeron un futuro mejor en la Unión Soviética socialista. Pero treinta años después del derrocamiento del socialismo y la disolución de la Unión Soviética, han estallado las tensiones entre dos campos imperialistas en Europa y se están sacrificando nuevamente vidas humanas por los intereses y ganancias del capital”.


“La clase obrera de Ucrania y Rusia, de los Países Bajos y del mundo, no debe esperar nada de un imperialista u otro. La esperanza de una paz duradera solo puede realizarse a través de la lucha de los trabajadores y sus aliados contra las alianzas imperialistas, contra el sistema capitalista que produce intervenciones y guerras”, concluyen los comunistas holandeses.


El Partido Comunista de Argentina emitió una declaración pública donde “repudia las provocaciones de EEUU, la OTAN y la posición del gobierno argentino sobre la crisis en Ucrania”.


“El Partido Comunista de la Argentina rechaza las políticas imperialistas de los Estado Unidos y la expansión de la OTAN hacia el Este de Europa y particularmente sobre la frontera con Rusia, expansión que también podemos verificar en al Atlántico Sur con el caso de la Islas Malvinas, que ha puesto en riesgo la paz mundial y el futuro de la humanidad”, dicen los comunistas argentinos.


En otro párrafo señalan que “América Latina y el Caribe pueden dar sobrados ejemplos de estas políticas injerencistas llevadas adelante por los EEUU y sus aliados a través, por ejemplo, de sanciones unilaterales, acciones desestabilizadoras y la ocupación de las Islas Malvinas por parte de Gran Bretaña. Y agregan que posicionamiento del gobierno argentino, llamando a Rusia a “cesar las acciones militares en Ucrania” no es más que un peligroso y creciente alineamiento con las políticas de los Estados Unidos y de los organismos internacionales que ese país controla, como sucede en las negociaciones y condicionamientos impuestos por el FMI”.


Para el Partido Comunista de México, las clases dominantes occidentales y rusas son culpables por igual. “Así, para justificarse, se recurre a la mentira, la demagogia, la tergiversación histórica. Mientras Biden, corresponsable de los crímenes contra Yugoslavia, Libia y de la agresiva expansión de la OTAN, así como de una feroz política antiinmigrante, se presenta hipócritamente como el paladín mundial de la libertad, Putin deforma la historia al atacar a Lenin, al bolchevismo y a la construcción socialista en la URSS como si estuvieran en la base de estos problemas contemporáneos. Ambos anticomunistas no logran opacar que durante 70 años del socialismo y de la Unión Soviética los pueblos ruso y ucraniano, y de otras nacionalidades, convivieron en armonía, trabajaron por objetivos comunes, lucharon juntos contra el nazi-fascismo, progresaron socialmente, confrontaron el chauvinismo gran-ruso del Zarismo; y es precisamente el derrocamiento del socialismo lo que condujo a este punto trágico de llevarlos al enfrentamiento”, dice el documento.


Por su parte, el Partido Popular Socialista de México, que finaliza su proclama “¡Por la amistad entre los pueblos y el internacionalismo proletario!”, declara su “rechazo a las temerarias aspiraciones del gobierno ucraniano, auspiciadas por sus socios norteamericanos y europeos, de incluir a Ucrania en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que han desembocado en una guerra abierta”; que “la negativa a todo dialogo por parte de la OTAN para negociar una solución satisfactoria a las exigencias de garantías de seguridad de la Federación Rusa han anulado de facto toda posibilidad de aplicar los acuerdos de Minsk”; que no avala la operación militar, pero sin embargo, “no caerá en el juego de condenar a Rusia y equipararla con las fuerzas imperialistas lideradas por los Estados Unidos de América y sus socios europeos”; manifiesta su “repudio a las políticas injerencistas de potencias extranjeras que pretenden llevar a cabo revoluciones de colores o golpes de Estado en otros países, como la ocurrida en 2014 en Ucrania, que es de hecho el origen de todo este conflicto”. Y lo más importante para el PPS mexicano es “apelar a la resolución pacífica del conflicto”, posicionándose solidariamente “con todos los pueblos trabajadores afectados por el mismo, con la convicción de que la historia la hacen ellos y no los individuos”.

El Partido Comunista de Ecuador llamó “a las potencias nucleares a no llevar a los pueblos del mundo al borde de una tercera guerra mundial” y abogó “por la inmediata propuesta de Paz y cese de hostilidades, así como la terminación de la amenaza por parte de OTAN -a la que el gobierno de Ucrania pretende unirse- contra Rusia y los demás pueblos, que mantienen su soberanía y luchan por su independencia económica y social”.


Es de notar que en estas declaraciones, los partidos comunistas condenan las acciones militares iniciadas por Rusia en Ucrania -tratando de ponerse en sintonía con “el sentido común dominante”-, pero también reafirman el derecho de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, denuncian el accionar criminal que desde hace ocho años lleva adelante la junta fascista de Kiev y rechazan el proyecto imperialista que vienen haciendo realidad Estados Unidos-Unión Europea-OTAN contra Rusia, rodeándole militarmente y atacándola en distintos frentes para debilitarla hasta poder dominarla y saquear sus incalculables reservas naturales.


Es cierto que Putin y progresismo son antagónicos, que desde hace años persigue a los comunistas y revolucionarios en su país, y que también, a su manera -pero tratando de diferenciarse un poco de lo que hacen los fascistas-, participa activamente de la campaña internacional de desprestigio y difamación del socialismo y la Unión Soviética.


Pero también es muy cierto que con esta decisión, el presidente de Rusia es el primero en las últimas tres décadas que logra ponerle la mano en el pecho al tridente Estados Unidos-Unión Europea-OTAN para decirle “hasta acá llegaron”. Y no es poca cosa.


Es evidente que la guerra no es la solución a ningún conflicto, sino que agudiza los problemas y las diferencias vigentes. Como Estados Unidos y Europa son consientes que enfrentar a Rusia directamente les significará enormes e impredecibles consecuencias, eligieron golpearla (militar, financiera y humanamente) y desgastar su imagen internacional, utilizando para ello a Ucrania, cuyo gobierno está en manos de oligarcas, nazis y occidentalistas, a quienes poco les importa su país y su pueblo.


Esta situación se señala con claridad en la Declaración del Consejo Mundial de la Paz, emitida el pasado 25 de febrero de 2002, en la que: a) Llama a todas las partes del conflicto entre Rusia y Ucrania a restaurar y asegurar la paz y la seguridad internacional a través del diálogo político constructivo, señalando que los pueblos ruso y ucraniano, así como los otros pueblos de la región, no tienen nada que ganar con este conflicto militar; b) Condena las maniobras políticas y militares de Estado Unidos, la OTAN y la Unión Europea desde el golpe denominado Euromaidán de 2014, tras el cual las fuerzas reaccionarias tomaron el poder en Kiev con el apoyo abierto de las potencias imperialistas occidentales; c) Reitera su oposición a la expansión de la OTAN hacia el Este europeo, su acumulación militar allí y el cerco a la Federación Rusa; d) Declara que el reconocimiento unilateral de la independencia de las provincias ucranianas por parte de Rusia no solo socava los principios fundacionales de la Carta de las Naciones Unidas, sino que también crea una justificación para el futuro abuso de tales métodos por parte de las potencias imperialistas contra otras naciones; y e) Reconoce que este conflicto está relacionado con el control de los recursos energéticos, oleoductos, mercados y esferas de influencia.


El documento concluye enfatizando que “la paz debe restaurarse en todo Ucrania. Las acciones militares actuales de Rusia deben detenerse y la OTAN debe retirar sus tropas y misiles de las fronteras con Rusia”.


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