"Preocupa la continuidad de la campaña contra la Iglesia Armenia"
- Adrian Lomlomdjian

- 16 jul
- 3 Min. de lectura
Así lo destacó Su Santidad Karekín II, líder de la IAA, durante la Asamblea Anual celebrada la semana pasada en la Santa Sede de Echmiadzín.

Redacción NOR SEVAN
El 11 de julio se celebró en Echmiadzín, Armenia, la Asamblea Anual de sacerdotes, bajo la presidencia de Su Santidad Karekin II, Patriarca Supremo y Katolikós de todos los armenios, y contó con la presencia de los líderes de las diócesis armenias, los monjes de la Sede Madre y 215 sacerdotes que prestan servicios en las distintas diócesis y otras estructuras dependientes de la Iglesia Apostólica Armenia.
La reunión comenzó con la designación del obispo Mushegh Babayan para reemplazar al arzobispo Mikael Achapahian como presidente del comité organizador de la asamblea, ya que Mikael srpazán se encuentra detenido y está acusado, junto a otras decenas de presos políticos, de "elaborar un plan y preparar un Golpe de Estado y acciones terroristas" en el país.
El Patriarca Katolikós de todos los armenios, Karekín II, tuvo a su cargo el discurso central de la Asamblea Anual de la Iglesia Apostólica Armenia y habló de los principales temas que ocupan y preocupan a la armenidad en su conjunto.
“Nos preocupa profundamente que en lugar de unir a la nación armenia y superar las divisiones sociales, las autoridades armenias continúen su campaña contra la Iglesia. Aunque estas medidas se presentan como acciones contra clérigos individuales, es evidente que son sistemáticas y se dirigen contra la propia Iglesia”, destacó el Katolikós.
Según él, la campaña contra la Iglesia supone una amenaza para la soberanía del país y la unidad nacional, socavando la reputación internacional de Armenia y de la Iglesia Apostólica Armenia.
Karekín II subrayó que la Iglesia no puede permanecer en silencio “cuando se ponen en peligro la identidad nacional y la defensa de la patria, se distorsionan las verdades históricas y se ignoran los intereses estatales y públicos”. También destacó el deber de la Iglesia de alzar la voz ante la violación de los derechos de los residentes de Artsaj y los cautivos armenios retenidos en Bakú.
El líder de la IAA alentó al clero a seguir comprometido con su misión espiritual, fortaleciendo la voluntad de los creyentes a través del servicio y la oración. “Defiendan siempre la dignidad de su vocación, evitando involucrarse en agendas falsas o maliciosas, y no permitan insultos ni calumnias contra la Iglesia. No duden en responder a los ataques y las provocaciones con verdad, valentía y amor”, enfatizó.
En la declaración final de la Asamblea se afirma que la falta de respeto de las autoridades armenias hacia la Iglesia, las constantes amenazas y los intentos de dividir al clero han ofendido la dignidad de los creyentes en todo el mundo.
“El comportamiento inapropiado y el lenguaje obsceno de las autoridades de la República de Armenia hacia la Santa Iglesia, las constantes amenazas y los flagrantes intentos de dividir al clero, ofenden los nobles sentimientos de nuestros creyentes en la diáspora y violan directamente la Constitución de la República de Armenia, la Ley de Libertad de Conciencia y Organizaciones Religiosas y numerosos convenios y tratados internacionales”, se lee en el comunicado.
Los miembros del clero reunidos en la Asamblea subrayaron que "el discurso agresivo y de odio, la propaganda discriminatoria y los llamados a diversas formas de violencia son peligrosos y destructivos, y jamás podrán traer nada bueno a nuestra vida nacional y patriótica. Atacar al Patriarca de la Iglesia Armenia, a nuestros preciados valores y santidades, resulta inaceptable e intolerable, y conlleva consecuencias irreversibles para la nación y el futuro de los armenios. No hay necesidad de exponer a la patria y a nuestro pueblo a nuevas conmociones y desastres".
Los más de doscientos religiosos reunidos en la Santa Sede de Echmiadzín también condenaron el arresto del filántropo Samvel Karapetian y criticaron el rechazo del Poder Judicial por la presunción de inocencia de los arzobispos Mikael Achapahian y Bagrat Galstanian, como de los otros presos políticos.
La declaración finaliza con la afirmación -por parte de los religiosos reunidos- de su determinación "a defender los derechos de la Iglesia y buscar justicia para los clérigos y las personalidades nacionales encarceladas, exigiendo su inmediata liberación".













Comentarios