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Tigrán Petrosian, el armenio Bicampeón Mundial de Ajedrez

  • Foto del escritor: Redacción NOR SEVAN
    Redacción NOR SEVAN
  • 14 sept 2020
  • 7 Min. de lectura

Individualmente e integrando el seleccionado de la URSS, Petrosian fue repetidas veces Campeón Mundial, Europeo, Olímpico, Soviético, de Armenia, Georgia y Moscú.

Por Adrian Lomlomdjian


"El ajedrez es un juego por su forma, un arte por su contenido y una ciencia por su dificultad. Pero si usted aprende a jugar bien, sentirá entonces una gran alegría". Así entendía el juego del ajedrez el gran maestro internacional Tigrán Petrosian, una verdadera leyenda de la Armenia Soviética, transformado en héroe popular por el amor que le profesaba la gente.


Nació en Tiflis el 17 de junio de 1929, Petrosian realizó sus estudios primarios y medios en su ciudad natal, pero los terciarios los cursó en Ereván, en el Instituto Pedagógico Estatal de idioma ruso y lenguas extranjeras “Valery Briusov”. En 1968 se graduó como Candidato a Doctor en Filosofía.


Quería ser diplomático o militar, pero desde pequeño comenzó a jugar al ajedrez y a los 16 años ya era Campeón de Georgia en la categoría de mayores. En 1946 su familia se trasladó a Ereván y ese mismo año se consagró Campeón de Armenia, con 17 años. Repite el título en 1947 y 1948.


Conoció a su esposa Rona cuando se estableció en Moscú a principios de la década de los cincuenta. Ella ya tenía un hijo, pero su primer marido había muerto enfrentando al fascismo alemán. Del matrimonio con Tigrán, nació el pequeño Vartán.


Cuentan las noticias de entonces, que el Ministerio de Interior de Armenia Soviética informaba que durante los meses de marzo-abril de 1963, había descendido significativamente el número de delitos y desórdenes en la república. Y aunque parezca mentira, se lo atribuyeron en gran parte a que por entonces se disputó en Moscú, en el Teatro de Música Pop, la final del Campeonato Mundial de Ajedrez entre dos soviéticos: el defensor del título, Mijaíl Botvínnik, de 52 años, y Tigrán Petrosian, de 34.


Es que los armenios de todo el mundo estaban atentos a ese histórico momento en el que uno de ellos podía transformarse en campeón mundial. Grandes y chicos, hombres y mujeres, conocedores y amantes del juego ciencia y quienes ni siquiera sabían mover alguna ficha, todos y todas pendientes de lo que pasaba en Moscú.


Los nervios y la ansiedad le jugaron una mala pasada: Petrosian empezó perdiendo la primera partida. La desazón fue inmensa, no sólo para él, sino para todos los armenios. Fue allí que viajó desde Ereván el rector del Instituto Estatal de Educación Física, Lorís Kalashian, amigo de Tigrán.


"Después de la primera derrota me fui a Moscú siguiendo las instrucciones del Partido Comunista de Armenia. Nunca había visto a Tigrán tan desanimado. Salimos de Moscú hacia la Casa de Descanso ‘Sukhanovo’. Allí, hice lo mejor que pude para levantarle el ánimo, comimos sus comidas preferidas, jugamos a sus juegos favoritos, al billar, al tavlí (backgammon) y a las damas. Y el estado de ánimo de Tigrán cambió por completo”, contó luego de varios años Kalashian.


Muchos armenios comenzaron a viajar desde Ereván hacia Moscú para estar cerca de Petrosian, para que sintiera el apoyo de la gente. Y le llevaban regalos, comida, frutas.


Las partidas dos, tres y cuatro finalizaron en tablas. Y la quinta fue la que produjo el cambio. Tigrán le ganó de manera categórica esa partida a Botvínnik y comenzó otro match. El 20 de mayo de 1963 a las 17:06 hora de Moscú, el hasta entonces invencible Botvínnik, después de perder 5 juegos, cayó derrotado 12,5 a 9,5 y Tigrán Petrosian se consagró como noveno campeón mundial de ajedrez. En la calle, los armenios comenzaron a bailar “Kocharí”, mientras un transeúnte distraído preguntaba si otro astronauta había llegado al espacio, en alusión a la hazaña protagonizada por Yuri Gagarin.


En 1966 le tocó defender la corona frente al candidato de todos, su compatriota Boris Spassky, a quien derrotó finalmente por un ajustado 12,5 a 11,5. El resultado es una muestra de lo parejo del nivel de ambos jugadores y de allí la importancia del triunfo de Tigrán. Era la primera vez en 32 años que el campeón vigente lograba retener el título.


Spassky siempre valoró a Petrosian, a pesar de que muchos lo consideraban superior a él y lo hicieron candidato. Incluso hubo quienes ya daban por sentada su victoria. Finalizado el match, Petrosian dijo que seguramente todo ese clima perjudicó a su rival, pero no dudó en afirmar que Spassky sería su rival nuevamente en tres años, ya que lo consideraba como uno de los mejores ajedrecistas del momento. Y no se equivocó Tigrán. En 1969 volvieron a enfrentarse por el título, pero esta vez la victoria fue para Boris Spassky por 12,5 a 10,5 y otro soviético se convirtió en el décimo Campeón Mundial de Ajedrez.


Fue importante la participación de Tigrán Petrosian en los seleccionados soviéticos, no sólo en los juegos olímpicos y torneos continentales, sino también en los partidos que se jugaban entre selecciones.


En 1954 vino con el equipo de la URSS a la Argentina y se convirtió en el primer armenio soviético que legaba al país. Más de 1.500 armenios fueron hasta Ezeiza a recibirlo y él los sorprendió cantando la canción “Caravana”. También fue inolvidable la recepción que le brindaron los armenios en Montevideo, donde lo levantaron en andas ni bien bajó del avión, y luego agasajaron con una recepción a toda la selección soviética.


En 1966 se disputaron las Olimpíadas en La Habana y Tigrán Petrosian, por entonces Campeón del Mundo, era el primer tablero soviético. La URSS ganó el Torneo y Petrosian se llevó la Medalla de Oro como primer tablero, que le fue entregada por el mismísimo Comandante Fidel Castro. También jugó una partida con Fidel, quien le regaló el tablero.


En 1971, se llevó a cabo en Buenos Aires la final del Torneo de Candidatos. En el Teatro Municipal General San Martín se enfrentaron el armenio soviético Tigrán Petrosian, de 42 años, y el genio estadounidense Boby Fisher, de 28 años.


Una multitud siguió las alternativas del match en el Teatro entre los días 30 de septiembre y 19 de octubre, y muchos otros lo hicieron a través de la información al instante de la radio y televisión, o por las ediciones vespertinas de los diarios. Fisher lo derrotó y conquistó el derecho a enfrentarse con Spassky por el título mundial.



Por una década, Petrosian siguió siendo uno de los animadores de cada torneo en el que participaba y además seguía clasificando y luchando en los Torneos de Candidatos, y ganando medallas olímpicas y europeas como integrantes del equipo soviético.


Su sencillez no lo hacía centro de atención de la prensa especializada soviética e internacional, pero sus colegas sabían de su talento y de su hombría de bien, y era muy querido por todos.


Mikhail Botvinnik, a quien Tigrán le ganó la corona mundial, sostenía que “Petrosian se diferencia del resto porque es maravillosamente capaz de calcular las distintas opciones, es difícil encontrar a alguien como él en el pasado o en el presente”.


Para Robert Fisher, considerado por muchos entre los mejores ajedrecistas de la historia, “Petrosian es capaz de ver la amenaza y neutralizarla 20 jugadas antes. Siempre me ha sorprendido cómo Petrosian, después de conseguir una gran posición, se las arregla para maniobrar constantemente para que su posición se vuelva cada vez más fuerte”.


El Maestro de Ajedrez armenio soviético Vanik Zakarian contó algunas anécdotas de cuando conoció a Petrosian en un Torneo de Ajedrez en Georgia, en 1958. Dijo que a Tigrán sólo se lo veía de día, que todos se juntaban en el hotel a la noche y él, cuando eran las nueve se levantaba, pedía disculpas y se retiraba a dormir. A los demás les parecía raro, y Petrosian les dijo: “Pronto cumpliré 30 años y si no duermo ni descanso bien, ya no podré jugar al ajedrez”.


Zakarian también aseguró que un excepcional sentido del humor acompañaba permanentemente al campeón mundial. “Le gustaba hacer broma de todo y de todos”, dijo. “Comprendí que era una persona común, porque se comportaba de manera muy sencilla con nosotros. Incluso le gustaba comentar con nosotros sobre cada paso de su juego, a veces haciendo bromas sobre sí mismo”, señaló Zakarian.


Petrosian junto a Aram Khachaturian

En la crítica del libro “Tigrán Petrosian contra la Elite”, de los británicos Ray Keene y Julian Simpole, Frank Mayer escribió: “Tigrán Petrosian (1929-1984) está considerado como uno de los Campeones Mundiales menos apreciados en la historia del ajedrez. La razón –probablemente- hay que buscarla en su forma excesivamente “pacífica” de plantear el juego. Sí bien es verdad que perdió pocas veces, ante los ojos de muchos expertos ganó pocas partidas como un Campeón. Sin embargo, el armenio cultivaba un estilo incomparable, que lo convirtió en uno de los jugadores más particulares de la historia. Sus soluciones a las posiciones son tan originales y desconcertantes, que resulta extraño que su arte del ajedrez casi haya caído en el olvido. Con su biografía, el gran maestro Ray Keene y el novelista Julian Simpole tratan de rehabilitar al noveno Campeón de Mundo”.


Tigrán Petrosian fue Campeón del Mundo entre los años 1963-1969, cuatro veces Campeón de la URSS, y como integrante del Seleccionado de la Unión Soviética obtuvo 8 títulos de Europa y 9 Medallas de Oro en los Juegos Olímpicos. Durante su participación en 10 olimpiadas jugó un total de 130 partidas: ganó 79, empató 50 y sufrió sólo una derrota (y ésta en posición de tablas, pero se quedó sin tiempo reglamentario).


En 1960 recibió el título de Maestro Emérito del Deporte de la URSS. Fue editor de la revista “Ajedrez en Moscú”, entre los años 1963-1966, y luego editor principal del semanario “64” entre los años 1968-1977.



Lamentablemente, en 1984, cuando tenía 55 años de edad, un cáncer de estómago lo consumió en poco tiempo, inundando de tristeza al mundo del ajedrez y a todo su pueblo, que lo amó como a pocos. Murió en Moscú, y en la ceremonia de inauguración de su memorial, la obra fue descubierta por el gran ajedrecista Garry Kasparov.


La Casa de Ajedrez en Ereván lleva su nombre: Tigrán Petrosian, otro hijo pródigo de la República Socialista Soviética de Armenia.


Fuentes: Mediamax, Sputnik-Armenia, Armenpress, Tabla de Flandes, Chess.am-.


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