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Crónica de una entrega anunciada: Armenia, el acuerdo de paz con Azerbaiyán y el polémico corredor de Estados Unidos

  • Foto del escritor: Emiliano Fidel Lomlomdjian
    Emiliano Fidel Lomlomdjian
  • 15 ago
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 30 ago

Los países del Cáucaso Sur parece que pusieron fin a casi 40 años de conflicto por la región de Nagorno Karabaj (Artsaj), pero ¿qué hay oculto detrás de este acuerdo?


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Por Emiliano Lomlomdjian


El pasado 8 de agosto en la Casa Blanca, el primer ministro armenio Nikol Pashinián y el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev, con la mediación del mandatario estadounidense Donald Trump, firmaron el “Acuerdo sobre el Establecimiento de la Paz y las Relaciones Interestatales entre la República de Azerbaiyán y la República de Armenia”. De esta forma, los países del Cáucaso Sur parece que pusieron fin a casi 40 años de conflicto por la región de Nagorno Karabaj (Artsaj). Pero para comprender un poco cómo se llegó a este tratado, es necesario repasar brevemente la historia. 


Los armenios y azerbaiyanos conviven en esta parte del mundo hace siglos y, específicamente, la región de Karabaj tiene presencia armenia desde hace milenios. En 1918, tras la desintegración del Imperio zarista y mientras nacían los nuevos Estados de Armenia y Azerbaiyán, la región de Artsaj ya empezó a disputarse entre dos naciones. Después, en 1920, se integró administrativamente como Región Autónoma a la República de Azerbaiyán dentro de la República Socialista Soviética de Transcaucasia. Dentro de la Unión Soviética, los pueblos convivieron de forma pacífica, en algunas oportunidades Artsaj pidió sumarse a la Armenia Soviética, pero no hubo registros de conflictos hasta que comenzó el desmembramiento de la URSS. En 1991, Karabaj votó su separación de Azerbaiyán y se conformó la República de Nagorno Karabaj según la Constitución Soviética, cuestión que Bakú siempre desconoció y fue así que la disputa política escaló a violencia armada.


Entre 1988 hasta 1994 se dio la primera guerra de Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán que terminó con un alto el fuego y con victoria de Ereván que quedó con la protección de la región de Artsaj y los territorios circundantes.​ En es momento, se creó el Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), copresidido por Rusia, Francia y Estados Unidos, que buscó una solución pacífica al conflicto. 


Reunión del 16/05/2016, entre los mandatarios de Armenia y Azerbaiyán con el Grupo Minsk de la OSCE.
Reunión del 16/05/2016, entre los mandatarios de Armenia y Azerbaiyán con el Grupo Minsk de la OSCE.

La tensa calma se mantuvo durante tres décadas y media, hasta que en 2020 en medio de la pandemia de coronavirus Azerbaiyán, con el apoyo de Turquía, Israel y Ucrania, lanzó un ataque contra los armenios de Karabaj. La Guerra de los 44 días terminó con victoria de Bakú y con el acuerdo firmado entre Aliyev y Pashinián gracias a la mediación del presidente ruso Vladímir Putin. Se estableció el cese del fuego y la llegada a Artsaj de las fuerzas rusas para el mantenimiento de la paz que, con cerca de tres mil efectivos, se encargaron de una veintena de postas fronterizas entre Karabaj y Azerbaiyán y de las rutas de Artsaj, cómo así también permitieron que más de 120 mil ciudadanos armenios volvieran a sus hogares.


Pero luego de esto, el Gobierno de Nikol Pashinian profundizó su giro hacia Occidente dejando a un lado las relaciones con sus aliados históricos: Rusia e Irán. Así, mientras Bakú arremetía en 2022 con agresiones sobre el territorio soberano de Armenia y en 2023 con un bloqueo sobre la región de Artsaj que generó una crisis humanitaria sin precedentes, el líder armenio en vez de continuar con los canales de diálogo abiertos por Moscú en 2020, se dirigió a la Unión Europea y a Estados Unidos para mediar la negociación con el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev, quién igualmente tomó este rumbo. El final ya es conocido, pero se sucedieron unos tras otros los hechos que concluyeron primero en 2023 en una reunión en Bruselas con el reconocimiento por parte de Armenia de la integridad territorial de Azerbaiyán con la región de Karabaj como parte de dicha República, y así con el fin de la presencia armenia en Artsaj; y segundo, con la reciente firma del 8 de agosto del 2025 en Washington de un tratado de paz con Azerbaiyán mediado por Estados Unidos.


Además de socavar los intereses de Ereván porque ya no hay población originaria armenia en Karabaj, queda claro que detrás de estos hechos Occidente buscan expulsar definitivamente a la Federación Rusa del Cáucaso, en general, y de Armenia, en particular, donde tiene desplegados 3.000 soldados estacionados en la centésimo segunda (102°) Base Militar en Gyumri.

¿Dónde y cómo se puede ver este objetivo? En el acuerdo firmado entre Armenia y Azerbaiyán mediado por Estados Unidos y en los recientes memorandos de cooperación bilateral que cerraron tanto Ereván como Bakú con Washington.


El punto central del acuerdo de paz fue que se estableció la apertura de las comunicaciones entre ambos países para el transporte intraestatal, bilateral e internacional. “Estos esfuerzos incluyen la conectividad sin obstáculos entre la mayor parte de la República de Azerbaiyán y su enclave Najicheván” a través de Armenia, señala el tratado. 


Para esto, Pashinián se comprometió a “colaborar con los Estados Unidos para establecer un marco para el proyecto de conectividad ‘Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacionales’ (TRIPP)” en el territorio soberano de la República de Armenia. Los norteamericanos tendrán el desarrollo exclusivo de está iniciativa por 99 años y lo podrán extender aún más. En otras palabras, se desplegarán sus intereses sobre territorio armenio.


Para el politólogo Stepán Danielian, “si las fuerzas militares estadounidenses entran en Armenia, incluso en la forma de una estructura militar privada, Armenia se convertirá en uno de los pocos lugares donde las fuerzas militares estadounidenses y rusas podrán estar ubicadas simultáneamente”.



También puede verse la influencia norteamericana en el levantamiento de "las restricciones a la cooperación en materia de defensa entre Azerbaiyán y Estados Unidos” y en el Memorándum de Cooperación entre la Compañía Estatal de Petróleo de Azerbaiyán (SOCAR) y el gigante petrolero estadounidense ExxonMobil, que cerraron Aliyev y el representante especial de Trump, Steve Witkoff, en Washington el pasado 7 de agosto.


Según el politólogo Surén Surenyants, “no se trata de un acuerdo energético más, sino que es un mensaje político”. “Estados Unidos está fortaleciendo su posición en el Cáucaso Sur, convirtiendo a Bakú en un socio estratégico en el tránsito de los recursos energéticos del Mar Caspio”.


Otro de los puntos donde se deja en claro que Washington se asienta en el Cáucaso Sur y que los pueblos de la región quedaron a merced de los intereses occidentales, es en el pedido formal por parte de Pashinián y Aliyev a la OSCE para disolver el Grupo de Minsk, creado en 1992 para mediar en el conflicto en Karabaj. 


Ante este panorama, la reacción de los actores regionales e internacionales no se hizo esperar.


La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, advirtió que la participación de actores extrarregionales en los asuntos del Cáucaso Sur no debe "crear dificultades adicionales". “La mejor opción para resolver los problemas del Cáucaso Sur consiste en buscar y aplicar soluciones desarrolladas por los propios países de la región con el apoyo de sus vecinos, entre ellos Rusia, Irán y Turquía”, indicó.


Sin embargo, Zajárova dijo que "merece una valoración positiva" la mediación de EEUU entre Armenia y Azerbaiyán. No obstante, expresó que “la participación de actores extrarregionales debe contribuir al fortalecimiento de la agenda de paz y no crear dificultades adicionales ni líneas divisorias. Sería deseable evitar la triste experiencia de la ayuda occidental en la resolución de conflictos en Oriente Medio", alertó.


María Zajárova, vocera de la Cancillería de la Federación de Rusia
María Zajárova, vocera de la Cancillería de la Federación de Rusia

En tanto, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, una reconocida rusófoba, felicitó a Armenia y Azerbaiyán por el acuerdo de paz y por el llamamiento conjunto para la disolución del Grupo Minsk de la OSCE.


Por su parte, el canciller iraní Seyed Abás Araqchi saludó el acuerdo de paz, pero enfatizó que no debe provocar intervención extranjera cerca de la frontera común ni cambios geopolíticos en la región. En una reciente conversación telefónica con su homólogo armenio, declaró que el Corredor TRUMP “no debe provocar cambios geopolíticos en la región ni interrumpir el acceso de Irán a otros corredores de transporte” y alertó que Washington podría utilizar su desarrollo para alcanzar sus fines hegemónicos bajo el pretexto de una inversión económica o de promoción de la paz.


El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo que “el acuerdo de Washington es un paso histórico hacia la paz a largo plazo en el Cáucaso Sur”. El líder transmitió su satisfacción a Aliyev, recalcó que Turquía siempre estará al lado de Azerbaiyán y elogió el levantamiento de las restricciones impuestas a Azerbaiyán.


Quién levantó el teléfono fue Volodímir Zelenski. Según Kiev, llamó a Aliyev para felicitarlo por la firma del acuerdo y también para abordar las relaciones bilaterales. Hay que resaltar que la empresa petrolera azerbaiyana SOCAR tiene instalaciones en Ucrania, así como comercio de gas.


Podría decirse que quienes responden a los intereses de la OTAN saludaron con beneplácito este acuerdo, mientras aquellos actores que pujan por un mundo multipolar señalaron que puede generar controversias en el Cáucaso Sur. 

En definitiva, el acuerdo establece la paz entre Armenia y Azerbaiyán, la creación de la ruta TRUMP bajo dominio estadounidense sobre territorio soberano armenio y el retiro y la desestimación de todas “las reclamaciones, quejas, protestas, objeciones, procedimientos y disputas interestatales”, quedando el pueblo armenio como mayor perjudicado. ¿Por qué? Porque se termina el reclamo de la presencia originaria armenia en Karabaj, porque se genera una ruta bajo dominio extranjero en el sur de Armenia y porque se abandona a los 23 armenios presos en Bakú desde 2023, que oficialmente Azerbaiyán reconoce que mantiene cautivos. 


Como expresó en diálogo con Radio Sputnik el experto brasileño en materia regional Guilherme Conceicao, "la firma de un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán en torno de esta región demuestra que Ereván oficial está dispuesto a ceder su soberanía nacional", o como señaló el geopolítico Lucas Leiroz, "Pashinian simplemente dejó de apoyar a los armenios y con sus acciones legitima la ocupación militar de la OTAN en estos territorios".


Frente a este escenario, la llegada de la OTAN a la región no es beneficiosa para los pueblos de la región. Parece repetirse la misma estrategia que usó Zelenski y esto podría acarrear consecuencias similares para el Cáucaso Sur. 



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