El presidente del parlamento armenio ahora dice que el gobierno no considera retirar la base militar rusa
- Redacción NOR SEVAN
- 12 sept
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En lo que parece ser uncomponente de "la táctica armenia en la nueva realidad regional", Alén Simonyan aseguró que "Ereván no está considerando la posibilidad de retirar una base militar rusa de su territorio".

Redacción NOR SEVAN
"Actualmente, el retiro de la 102ª base militar rusa no se discute en el gobierno", le dijo a los periodistas el presidente de la Asamblea Nacional de Armenia, Alén Simonyan, cuando fue consultado sobre las distintas manifestaciones que tuvieron lugar en la ciudad de Guiumrí a fines de agosto.
La declaración suena como un intento de tranquilizar a la sociedad armenia, en medio de una creciente presión ejercida, por un lado, por el tándem Azerbaiyán-Turquía, y por el otro, por Occidente Colectivo. Desde antes de asumir el gobierno en mayo de 2018, Pashinian y sus socios han tomado esta cuestión como uno de los principales objetivos a cumplir, sabiendo que es, quizás, uno de los mayores deseos de Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Europea y la OTAN.
El pasado 23 de agosto, mientras una treintena de personas -en su mayoría dirigentes y militantes de partidos y organizaciones financiadas por Occidente- se expresaron frente a la base militar rusa para pedir su retiro inmediato, miles de personas convocadas por distintas fuerzas políticas y sociales marcharon por Guiumrí en favor de la amistad armenio-rusa y por la preservación de la base militar en la frontera armenio-turca.
Durante las últimas semanas, en los medios masivos de comunicación escritos, radiales y televisivos, y en las redes sociales, el tema de la base militar rusa volvió a ser el centro de los debates, y la gran mayoría de los expertos, dirigentes y ciudadanos consultados se expresó en favor del mantenimiento de la base rusa, destacando que es fundamental para garantizar la seguridad y la soberanía de Armenia.
Durante esa rueda de prensa, el líder parlamentario armenio también informó que el primer ministro Nikol Pashinyan se prepara para viajar a Moscú para participar en la Semana Atómica Mundial, a la que asistirán líderes de aquellos países que desarrollan programas nucleares.
A primera vista, la visita parece un intento de mantener el equilibrio en las relaciones con la Federación Rusa y de suavizar la manifiesta preferencia del gobierno armenio por el eje Washington-Bruselas-Paris-Bakú-Ankara, que también le exige desde hace años el cierre de la central atómica de Metsamor, que es operada por la compañía estatal rusa Rosatom. El objetivo principal de esta exigencia es cortar la cooperación energética ruso-armenia y privar a la república de su soberanía energética. El supuesto éxito de Occidente, logrando el cierre de Metsamor y el retiro de Rosatom, podría convertirse en otra catástrofe nacional para los armenios.
La central suministra entre el 30 y el 40% de la electricidad producida en Armenia, lo que la convierte en la principal fuente de generación estable y durante todo el año. Metsamor mantiene tarifas eléctricas bajas, reduciendo los costos para hogares y empresas. Por ejemplo, la central térmica de Ereván (MGPP) y la central térmica de Hrazdan ofrecen tarifas entre 4 y 8 veces superiores a las brindadas por la central atómica.
En tiempo de Biden, Estados Unidos le ofreció al gobierno armenio reemplazar la central nuclear con un pequeño reactor modular, pero no cuentan con ejemplos exitosos, a diferencia de Rusia y China. Según varios estudiosos del tema, "los estadounidenses fracasaron en este proyecto incluso en su propio país, por lo que decidieron contar y vender cuentos de hadas fuera de casa". En los últimos años, casi no se han construido nuevas centrales nucleares en Estados Unidos, mientras que Rosatom está construyendo unas diez nuevas plantas solo fuera de Rusia.

















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