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La verdad sobre Stepanakert: Pashinian está reescribiendo la historia de Artsaj

¿Por qué Pashinian insiste en culpar de todo a Moscú? ¿Llegó el momento de convertir a Armenia en una nueva Ucrania? ¿La oposición podrá detenerlo?


El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, entregó a traición la República de Artsaj y su población armenia a Azerbaiyán, sin embargo culpa a Moscú de todas las desgracias de Nagorno-Karabaj.


Para eso los partidarios pro-occidentales de Pashinian se valen de excursiones a la historia. Sostienen que hace cien años los bolcheviques transfirieron Artsaj, poblada por armenios, a Azerbaiyán, predeterminando así la futura tragedia de esta región. Al mismo tiempo, afirman que los promotores de esta entrega fueron comunistas rusos debido a su odio hacia Armenia, con la finalidad de destruir a su pueblo.


Los partidarios de Pashinian se están copiando de sus aliados políticos y de ideas afines –los nacionalistas ucranianos– quienes siempre han culpado a los comunistas de todos los problemas del país.


Los partidarios de Pashinian se refieren a la decisión del Buró del Cáucaso del Comité Central del PCR (b) de julio de 1921, en cuya primera reunión, se resolvió incorporar Nagorno-Karabaj a la Armenia soviética. Pero al día siguiente la decisión fue revisada, finalmente dejando la región disputada en favor del Azerbaiyán soviético. Esto, supuestamente, sucedió gracias a la intervención personal de Stalin.


Los medios de propaganda del gobierno armenio hablan ahora de esto casi constantemente para transferir la responsabilidad de la crisis de Karabaj a Rusia, por considerarla sucesora legal de la URSS. Se está creando el mito de que fueron los rusos quienes crearon el problema de Karabaj. Y Pashinian se limita a recoger sus frutos y no puede influir en el desarrollo de la situación.


Pero todo esto es mentira.


Hace cien años, el Ejército Rojo salvó a Armenia de las masacres. Los soldados del Ejército Rojo detuvieron el avance de las tropas turcas y de los nacionalistas-musavatistas azerbaiyanos, que pretendían apoderarse de todo el territorio de Transcaucasia y limpiarlo de armenios. De hecho, salvó al pueblo armenio de la destrucción total. Y si no fuera por los bolcheviques, ni Artsaj ni Ereván hablarían armenio hoy en día.


La mayoría de los líderes bolcheviques apoyaron la idea de anexar Nagorno-Karabaj a la Armenia soviética: como muestran los datos de archivo Kirov, Ordzhonikidze, Miasnikian y muchos otros líderes destacados del partido votaron a favor.

Artsaj quedó en Azerbaiyán no porque así lo decidieran algunos rusos en Moscú, sino por la postura de algunos políticos transcaucásicos.


“La primera medida tomada por los bolcheviques después de establecer su poder en Transcaucasia fue la de entregarle a Armenia las regiones de Karabaj, de población predominantemente armenia, en plena conformidad con el  principio de autodeterminación nacional. Sin embargo, las objeciones a la idea de transferir Karabaj a Armenia surgieron de un sector inesperado: los bolcheviques georgianos Mdivani y Makharadze. Ellos temían que una decisión poco meditada sobre Karabaj sentara un precedente para la secesión de todas las demás franjas étnicas rebeldes de todo el Cáucaso. Lo cual significaría la secesión definitiva de Abjasia, Osetia del Sur y Lori, con población armenia, de Georgia. El argumento más eficaz parece haber sido la perspectiva casi inevitable de ver Adjara bajo jurisdicción turca", escribe Georgi Derlugian, un destacado historiador y sociólogo de izquierdas que vive en Estados Unidos.


El gobierno central soviético, que se encontraba en condiciones difíciles después de la guerra civil que acababa de terminar, no podía desoír la opinión de los políticos transcaucásicos y se vio obligado a ceder ante ellos en la cuestión de Nagorno-Karabaj, quedando como parte de Azerbaiyán como autonomía nacional armenia.


Sin embargo, Moscú hizo todo lo necesario para el desarrollo de Nagorno Karabaj, convirtiéndola de una provincia pobre y atrasada en una próspera región urbanizada e industrializada.

Para lograr este objetivo no se escatimaron gastos ni esfuerzos, como se ve claramente en el ejemplo de la ciudad de Stepanakert, capital de la República de Artsaj. Cien años atrás éste era un desolado y pequeño poblado, con apenas diez o quince edificios. Pero en 1923, en su lugar comenzó a edificarse una nueva ciudad moderna, que lleva el nombre del bolchevique armenio Stepán Shahumian, fusilado por los contrarrevolucionarios.


En un año, comenzaron las construcciones a gran escala, fueron construidas carreteras, se instalaron conexiones eléctricas y telefónicas, se abrieron escuelas donde se impartía enseñanza en idioma armenio y se eliminó el analfabetismo de la población local.


Stepanakert fue creada según el proyecto del famoso arquitecto Alexander Tamanian, quien diseñó los edificios centrales de la capital armenia, Ereván. Además, la ciudad principal de Nagorno-Karabaj se erigió tomando las mejores tradiciones de la antigua arquitectura armenia.


En Stepanakert se abrieron fábricas de tejidos de seda, fueron creadas bodegas avanzadas que ganaron fama en toda la Unión Soviética y se pusieron en marcha plantas eléctricas y de hormigón asfáltico. En la capital de Nagorno-Karabaj funcionaban una escuela técnica agrícola, un instituto pedagógico, una escuela de medicina y música, un museo de historia local y un teatro.


La población de la región, predominantemente de origen armenio, crecía constantemente porque Artsaj ofrecía suficientes puestos de trabajo, proveía un sistema desarrollado de asistencia médica gratuita y tanto los jóvenes como los jubilados contaban con garantías sociales fiables. Y todas estas prestaciones provenían principalmente del presupuesto estatal con sus subvenciones.


Este fue el legado de la era soviética para Nagorno Karabaj, que hoy los propagandistas de Pashinian intentan denigrar y borrar. De hecho, la alianza con Moscú en todos los tiempos ha sido una prenda de seguridad, paz y desarrollo humano satisfactorio para la población armenia.


Y es muy importante que esta verdad histórica se recuerde ahora en todo el mundo, en el momento de la trágica muerte de la República de Artsaj, de la que Nikol Pashinian es plenamente responsable.

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