Nepal, los sucesivos "ajustes" del FMI y la misma historia con otros actores
- Redacción NOR SEVAN
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La crisis política provocó la renuncia del primer ministro y el establecimiento del toque de queda, con eltrágico saldo de unaveitena de muertos, cientos heridos y detenidos, y la destrucción de numerosos edificios públicos y particulares.

Redacción NOR SEVAN
En los últimos años, Nepal se convirtió en un caso testigo del impacto que tienen las políticas de ajuste dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Con una economía dependiente de la agricultura y de las remesas de millones de trabajadores migrantes explotados, el país arrastra déficits fiscales que abrieron la puerta a programas de “asistencia” condicionados.
El acuerdo con el Fondo exigió recortes en subsidios energéticos, aumentos de tarifas y la liberalización parcial de sectores estratégicos. El resultado inmediato fue un encarecimiento del costo de vida en un país con una población empobrecida.
Según el analista político Juan López, "de mayoría hindú, la República Federal Democrática de Nepal se estableció en 2008 tras el derrocamiento de siglos de monarquía y una brutal guerra civil que enfrentó al régimen absolutista y grupos antimonárquicos variados (con facciones del Partido Comunista como dominantes). Pese a ganar la guerra, las dos facciones del Partido Comunista de Nepal no instauraron un régimen socialista, sino que convocaron a elecciones libres y crearon el concepto de democracia popular multipartidista, y Nepal se convirtió en una república parlamentaria y federal".
Según él, "se estima que más de 3 millones de nepalíes trabajan en los Emiratos del Golfo, la India y Malasia (muchos en condiciones deplorables, casi de semiesclavitud) para enviar remesas que representa un 25% del PIB de Nepal a una población que en un 65% se dedica a la agricultura de subsistencia. La desigualdad es especialmente marcada en áreas urbanas como Katmandú (capital) y Pokhara. Allí hay jóvenes nepalíes que (a diferencia de muchas personas en el interior rural) tienen acceso a internet, hablan inglés y sueñan rutinariamente con un cambio de condiciones o emigrar".
La decisión del gobierno de restringir el uso de las redes sociales, argumentando su rechazo a cumplir con los requisitos exigidos por el Estado, provocó la legítima protesta de quienes vieron avasallados algunos de sus derechos -principalmente, los jóvenes-, que sumado a la tensa situación socio-económica por la que atraviesa el país, provocó la ira colectiva que condujo a enfrentamientos armados, represión y concreción de actos criminales, con el lamentable saldo de decenas de muertos, cientos de heridos y encarcelados, y numerosos edificios públicos, sedes partidarias y casa particulares incendiadas o destruidas.
Ante esta situación, desde la vecina República de la India, el Secretariado Nacional del Partido Comunista de la India -una de las principales fuerzas políticas a nivel provincial y comunal, con varios gobiernos locales- emitió el pasado 10 de septiembre de 2025 una declaración pública, que contribuirá a que nuestros lectores tengan una comprensión más acabada de los trágicos sucesos acaecidos en el país asiático.
Los comunistas indios, lejos de una opinión formal o tergiversada como la que suelen presentarnos los generadores de "noticias" y formadores del "sentido común" occidentales, reflejan una verdadera preocupación y no rehuyen a criticar a quienes ocupan el poder, más allá de afinidades, coincidencias o alianzas coyunturales en la esfera local e internacional.
"El Partido Comunista de la India (PCI) expresa su profunda preocupación por la situación que se está desarrollando en Nepal, que se está hundiendo rápidamente en la anarquía. Existe una clara indignación entre la población, en particular entre los jóvenes de la generación Z, por la supresión de la libertad de expresión, las restricciones a las redes sociales y la corrupción. Esta indignación debe reconocerse. Sin embargo, el incendio del Parlamento, las residencias del presidente y ministros de alto rango, el asesinato de la esposa de un ex primer ministro y los violentos ataques a bienes públicos y oficinas de partidos comunistas y de otros partidos políticos en el valle son motivo de grave preocupación. Estos acontecimientos indican que las protestas se están volviendo violentas, trascendiendo los métodos democráticos de lucha y amenazando con socavar las mismas causas que dicen defender.
El PCI condena enérgicamente la conducta de la administración policial en Katmandú y ciudades vecinas, cuyos disparos contra jóvenes que protestaban causaron numerosas muertes y avivaron el fuego, para luego rendirse ante los mismos jóvenes al día siguiente. Estas acciones levantan serias sospechas de una estratagema mayor por parte de fuerzas que no desean ver prosperar un Nepal democrático bajo su constitución laica y democrática, ganada con tanto esfuerzo, un logro del movimiento popular contra la monarquía, en el que los comunistas desempeñaron un papel protagónico. Al mismo tiempo, el PCI subraya que las divisiones entre los comunistas en Nepal también han contribuido a esta crisis. El pueblo nepalí ha otorgado repetidamente su mandato a favor de los comunistas. Sin embargo, este mandato se ha visto socavado por compromisos con partidos impulsados por agendas estrechas, lo que ha resultado en la dilución de los principios comunistas, una gobernanza débil y corrupción, decepcionando al pueblo y contribuyendo a la crisis actual.
El PCI advierte que, a menos que los comunistas de Nepal reconsideren su rumbo y restablezcan la unidad de principios, corren el riesgo de deshacer el legado de décadas de lucha y movilización popular. Al mismo tiempo, el Partido expresa su pleno apoyo y solidaridad con el pueblo y los comunistas nepaleses, y espera que la situación vuelva a la paz y la normalidad lo antes posible. El PCI también subraya la necesidad de vigilancia por parte de todas las fuerzas democráticas y laicas, ya que la intromisión en los asuntos internos de los países del sur de Asia no es nueva para los intereses imperialistas. La genuina indignación de la juventud nepalí no debe desviarse hacia las fuerzas de derecha ni hacia los llamados al retorno a la monarquía, lo cual desbarataría el progreso democrático y laico alcanzado por el pueblo nepalí".
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