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"Corre peligro la vida de los armenios de Artsaj"

El embajador de Armenia, Hovhannes Virabyan, denunció que el objetivo de Azerbaiyán no sólo es Karabaj y Zangezur occidental, sino que toda Armenia.

Por Emiliano Lomlomdjian


Como hace más de 100 años, el pueblo de Armenia lucha por su existencia. Así lo expresó el embajador de este país del Cáucaso Sur, Hovhannes Virabyan, en diálogo con Diario Con Vos.


El representante diplomático es descendiente de sobrevivientes del genocidio perpetrado por el Estado turco entre 1915 y 1923. Sus abuelos nacieron en Kars y Mush, actualmente regiones de Turquía, fueron los únicos sobrevivientes de sus familias y crecieron en un orfanato de Alexandropol, actual Gyumri, Armenia. “No hay ningún armenio que no esté atravesado por el genocidio”, aseguró Hovhannes Virabyan.


“Cuando era estudiante visité estas regiones de Turquía. Desde Armenia era un viaje de dos horas, pero tardé dos días en auto: tuve que ir hasta Georgia, pasé por el mar Negro y llegué”, recordó sobre esta experiencia. El joven embajador manifestó que gracias a este viaje, “el más importante de su vida”, a los antiguos territorios armenios decidió ser diplomático.


“Lo que vi en Ani, Kars y Van, por supuesto, es una cosa inaceptable, pero ahora ocurre lo mismo en Nagorno-Karabaj”, denunció sobre lo sufre el pueblo armenio de la República de Artsaj. Virabyan afirmó que el gobierno de Azerbaiyán utiliza en los territorios ocupados, tras la guerra que desató en 2020 y los ataques que realizó en 2022, la misma metodología que usó Turquía después del genocidio armenio. “Quieren borrar toda la evidencia milenaria armenia”, manifestó.


Virabyan, que se formó en cultura y en ciencia política, hoy lucha por Armenia desde la diplomacia internacional. En Ereván o Madrid y ahora desde Buenos Aires, el políglota embajador -habla armenio, español, ruso e inglés- repudia los ataques que sufre su pueblo: “Es muy importante seguir luchando por el reconocimiento y la condena internacional del genocidio y también visibilizar la cuestión de Artsaj”.

- ¿Qué significa ser embajador de Armenia en Argentina?


- Siempre es un placer y un honor representar a tu país, pero en el caso de ser embajador de Armenia en Argentina es también una enorme responsabilidad porque acá tenemos, hace 100 años, casi 100 mil embajadores de armenidad. Además, Argentina es muy importante para cualquier armenio en cualquier parte del mundo porque es un país muy acogedor y dio una segunda chance a nuestros miles y miles de connacionales después del genocidio. Aunque geográficamente sea un país lejano, es muy cercano a nuestros corazones.


- ¿Cuáles son tus tareas principales en la sede diplomática?


- Yo estoy acá para trabajar las relaciones bilaterales y son mi prioridad. Pero, por supuesto, tengo el deber de informar de primera mano lo que pasa en Armenia y Artsaj y, por suerte, siempre tuvimos declaraciones desde el Legislativo hasta el Ejecutivo de solidaridad y, es más, siempre apoyaron nuestra posición en el grupo de Minsk de la OSCE, único ente negociador para resolver el conflicto de Nagorno Karabaj hasta ahora. Lo que tratamos de hacer es no traer los problemas regionales para resolverlos en Argentina, pero a veces nuestros vecinos de Azerbaiyán tratan de meterse comparando el conflicto de Artsaj con la cuestión de Malvinas. Pero no tienen nada que ver, ningún conflicto del mundo se parece a otro y cada conflicto tiene su propia historia.


- La colectividad armenia es una de las comunidades más importantes del país, ¿cómo es tu relación con ella?


- Tengo mucho respeto ante todas las instituciones y todos las personas que se dedican a la vida comunitaria. Somos armenios y no siempre estamos de acuerdo, hay muchos puntos de vista, pero trabajamos en lo que nos une. Desde la Embajada tratamos de acercarnos a la comunidad porque conoce como nadie este país, y le damos mucha importancia a su opinión y experiencia. Nos respetamos, pero no me permito meterme en su vida comunitaria insistiendo con mi opinión. Soy un diplomático que vive en este país como un turista de largo plazo y ellos son quienes se quedan acá construyendo sus escuelas, iglesias y organizaciones. Además, quiero destacar que la colectividad juega un papel muy importante para construir las relaciones bilaterales entre nuestros dos países. La comunidad de Argentina es la quinta inversora directa en Armenia, con la familia de Eurnekian a la cabeza.


- Además de la visibilización del genocidio armenio, ¿qué otros objetivos comunes hay entre la Embajada y la diáspora?


- El primer objetivo fundamental es tener una Armenia fuerte, desarrollada, próspera y en paz. También es muy importante seguir luchando por el reconocimiento y la condena internacional del genocidio armenio para construir el futuro. Condenar el genocidio armenio, los crímenes de lesa humanidad y las limpiezas étnicas es para prevenir que se vuelvan a cometer. El otro objetivo es visibilizar la cuestión de Artsaj (Nagorno-Karabaj), donde desde los inicios de los tiempos vivían armenios y hoy la prioridad es la existencia física de estas personas.


- En este sentido, ¿corre peligro el pueblo de Artsaj ante el bloqueo del corredor de Lachín y las amenazas de Aliyev?


- Sí. Por supuesto que corre peligro la existencia de los armenios de Artsaj. Y no es solo mi opinión. Muchas ONGs o instituciones estatales internacionales que tratan derechos humanos y genocidios, han alertado sobre la posibilidad de limpieza étnica en Nagorno Karabaj. Lo que hace el presidente azerí Ilham Aliyev y el gobierno de Azerbaiyán es un manual de limpieza étnica. Solo con ver sus discursos, se ve que no tienen ningúna intención de esconder sus planes genocidas. Ellos hablan muy sinceramente y muy abiertamente, no es un secreto.

Artsaj o Nagorno Karabaj es una región habitada mayoritariamente por armenios que está en disputa. Los armenios, originarios de estos territorios declararon su independencia de la Unión Soviética y de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en 1988. En este contexto, se desató una guerra en la que venció Artsaj y Armenia. Después de tres décadas de negociaciones, Azerbaiyán inició una nueva guerra en septiembre de 2020 contra la República de Artsaj. En el conflicto bélico murieron más de seis mil personas y terminó gracias a la intervención de Rusia, que emplazó en la zona un contingente de paz. Sin embargo, la tensión continúa por el régimen de Bakú que amenaza con ocupar más territorio y expulsar a los armenios.


- El pasado 24 de diciembre, Aliyev dio un discurso donde dijo que va no solo por Karabaj, sino que también por toda Armenia, haciendo foco en Zangezur y Ereván.


- El objetivo de limpieza étnica y genocidio no termina en Nagorno Karabaj. La idea es más amplia y no la esconden. El presidente de Azerbaiyán no solo quiere Zangezur occidental, lo que sería el sur de Armenia, sino que toda Armenia. Aliyev declaró que el territorio de Armenia es Azerbaiyán occidental. No tienen ninguna lógica.



- Azerbaiyán ocupó gran parte del territorio de Artsaj y mantiene su ocupación en más de 50 kilómetros cuadrados de territorio soberano de Armenia, reconocidos internacionalmente. ¿El objetivo de ellos es conectarse con la región azerbaiyana de Najichevan, fronteriza con Turquía, por tierra?


- El objetivo de ellos es político: tener el control de la integridad territorial de Armenia. Hoy Armenia está dispuesto si quiere un azerbaiyano pasar vía Armenia a Turquía o Najichevan, no hay problema. Tienen que pagar tasas bajo los reglamentos internacionales, como en cualquier país, les garantizamos la seguridad, pero no quieren que lo controle Armenia. Su objetivo es robar la tierra de Armenia, no solo sobre la zona de conflicto de Artsaj, sino en el territorio soberano de Armenia. Ellos atacaron en septiembre del año pasado los territorios soberanos de Armenia y no de zona conflicto en la guerra. Y van por más. Azerbaiyán no va a parar.


- Hace más de 100 días que Azerbaiyán bloquea el corredor de Lachin, ¿crees que se puede solucionar ese tema o que seguirán interrumpiendo la ruta?


- Liberar el corredor de Lachín no es algo que tiene que hacer Azerbaiyán por voluntad propia, sino que tienen que cumplir con el documento que firmaron el 9 de noviembre de 2020 cuando terminó la guerra de los 40 días. En uno de los puntos acordados, Azerbaiyán junto a las fuerzas de paz rusas debían garantizar el libre movimiento y circulación en este corredor, que es la única ruta que conecta Artsaj con Armenia y con el resto del mundo. Hace más de 100 días que este corredor está cerrado por motivos inventados. Primero, fueron ecoactivistas que luchaban contra la contaminación, pero se informó que esta mina no funcionaba. Luego, inventaron que Armenia transportaba armas por este corredor. Vamos a salir de la diplomacia, lo que ellos dicen son puras mentiras. El señor Presidente de Azerbaiyán dijo que esta carretera está abierta en una dirección, si quieres irte de Karabaj, puedes salir. El objetivo está claro: que la gente se vaya de su tierra ancestral. A ellos no los frena que sea pleno invierno con 20°C bajo cero, que hayan recién nacidos sin comida y falta de medicamentos. Violan el derecho a la vida, no hay gas ni electricidad, han cortado todo. ¿Qué es esto si no es un genocidio?


- Con todas estas denuncias de violaciones a los derechos humanos, ¿cómo calificas al gobierno de Azerbaiyán?


- Lo que hay en Azerbaiyán no es una democracia y está muy lejos de serlo. No es sólo mi opinión, sino los números de diferentes ONGs. La familia Aliyev dirige este país desde 1969, desde tiempos soviéticos. Primero fue su padre, ahora está él y la vicepresidenta es su esposa. Además de las represiones, no se respetan los derechos humanos, hay prisioneros políticos de la oposición y periodistas. Es una pura dictadura y su idea es enfocar la atención en enemigos externos para justificarla. Después de la guerra 2020, que han ganado, ahora buscan otros objetivos para justificar su presencia en el trono. Lo dijo el mismo Aliyev: antes no hablaban de Azerbaiyán occidental porque tenían que resolver el problema de Nagorno Karabaj. Ahora ya tienen el nuevo objetivo: Azerbaiyán quiere meter debajo de la alfombra a todas las 120.000 personas que viven ahora en Artsaj y hacer que nadie las recuerde. El gobierno de Aliyev aprovechó primero la pandemia de coronavirus y ahora la situación entre Rusia y Ucrania. Las únicas fuerzas de paz que hay en Artsaj, en la zona de conflicto, son rusos y, por supuesto, Moscú está preocupada por Ucrania. Y no solo ellos, sino toda la comunidad internacional tiene como tema número la cuestión en Ucrania.



- ¿Y cómo hace Armenia para negociar la delimitación y la demarcación de la frontera con este gobierno de Azerbaiyán?


- Lo más importante de las negociaciones son los objetivos. Si tenés el objetivo de llegar a la paz, se pueden buscar los instrumentos. Pero si el objetivo es otro, ninguna negociación tiene sentido. Desde la independencia y de la primera guerra de Nagorno Karabaj, todos los dirigentes de Armenia están en proceso de negociaciones. Ahora seguimos con esto, nunca vamos a salir de las negociaciones. Sin embargo, necesitamos recibir mensajes del otro lado y solo tenemos palabras y demandas. Así no se puede dialogar.


- En tanto, Armenia también volvió a establecer diálogo con Turquía, principal aliado de Azerbaiyán, para normalizar las relaciones diplomáticas. Es más, ante el trágico terremoto, Ereván envió ayuda humanitaria y se abrieron las fronteras. ¿En qué estado están las negaciones con Ankara?


- Hemos tratado desde el primer día de la independencia de Armenia de tener relaciones normales con Turquía y siempre sin condicionamientos. Nunca dijimos que tenían que reconocer el genocidio armenio y después empezar a negociar. Lo que pasó es que ellos después de la caída de Unión Soviética cerraron y bloquearon unilateralmente la frontera con Armenia para apoyar a Azerbaiyán. Ahora sí tenemos un proceso para abrir las fronteras para los ciudadanos de terceros países, no para armenios y turcos. Por lo menos, si un argentino viaja desde Armenia a Turquía podría pasar por la frontera. Armenia considera que tiene que tener relaciones normales con todos los países del mundo y primero con sus vecinos. Pero una vez más, no se puede con la voluntad de una sola de las partes.


- ¿Crees que porque Turquía y Azerbaiyán son aliadas mantienen esta posición distante en las negociaciones con Armenia?


- No es un secreto que, en 2020, Turquía tuvo su directa influencia en la guerra de Artsaj. Desde la planificación hasta la participación. Con la ayuda turca, Azerbaiyán involucró a mercenarios y terroristas desde Medio Oriente, entre unos 4.000 y 7.000, según reportes internacionales. Estamos cerca del 24 de abril y quiero señalar que Azerbaiyán niega más el genocidio armenio que Turquía mismo. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dice que pasó algo, que es una tragedia común, busca algunas palabras, pero en Azerbaiyán niegan con más esfuerzo. Es una situación armenofóbica y tiene su razón: quieren tener un enemigo exterior para no hablar de sus problemas internos.


- A nivel internacional, ¿qué países apoyan Armenia?


- Armenia nunca pidió a nadie que la apoye su posición. Lo que pidió es que apoyen el derecho internacional y los documentos firmados. Por supuesto, los países que tienen democracias están de acuerdo con el derecho internacional y valoran mucho la posición de Armenia. Tenemos el mismo punto de vista porque ningún país normal puede aceptar una limpieza étnica y el riesgo de genocidio. Quiero destacar que tenemos muchas declaraciones de condena contra esta actitud de Azerbaiyán, desde Estados Unidos hasta Francia pasando por Uruguay y Argentina. Mismo, el canciller Santiago Cafiero dio mucha importancia para garantizar y abrir el corredor de Lachín, en el poder Legislativo tuvimos declaraciones. Y no sólo Estados, sino varios organismos internacionales.




Pese a esto, el embajador armenio denunció una situación particular que sucede a nivel geopolítico: “La misma Unión Europea compra gas de Azerbaiyán. Si alguien lo puede hacer, que me explique por qué Azerbaiyán es un país más demócrata que Rusia. Yo lo dudo mucho”. “Sin embargo, ellos no tienen problemas de comprar gas azerí”, denunció Virabyan. El diplomático sostuvo que Bakú no tiene tanto volumen de gas y petróleo para exportar a Europa y, por eso, importan desde Rusia y lo exportan. “En Europa, saben perfectamente todo eso, pero cierran los ojos porque su objetivo número uno es no comprar directamente a Moscú”, comentó.


- Entonces, ¿qué canales de diálogo se pueden utilizar para solucionar el conflicto de Artsaj bajo el auspicio de las potencias internacionales? ¿El grupo de Minsk sigue siendo el espacio prioritario de negociaciones o también se están desarrollando nuevos formatos?


- El grupo de Minsk es un formato internacionalmente reconocido y muy importante. Era un grupo de muchos países que trataban de acercar las posiciones y tenían las copresidencias de Rusia, Estados Unidos y Francia. Armenia buscaba cómo acercar las posiciones de estos grandes poderes y aprovecharlos, pero Azerbaiyán buscaba los problemas entre ellos para seguir el conflicto. Como nunca en estos 30 años, es muy difícil hablar de cooperación entre Rusia, Estados Unidos y Francia. Para nosotros el objetivo número uno no es tener este grupo de Minsk para negociar, sino tener una paz duradera y para eso cualquier instrumento es bienvenido. Estamos frente a cambios dramáticos en el sistema de seguridad mundial. Y si no existimos los armenios, todo el resto no tiene sentido. Es una lucha existencial de Armenia porque los actores y sus objetivos son los mismos que hace 100 años.


Finalmente, Hovhannes Virabyan quiso resaltar que Armenia no es solo un país que sufrió genocidios, guerras e historias trágicas. “Tenemos una historia milenaria y construimos un país fuerte para el futuro”, subrayó.


- ¿Cuáles son los proyectos de la Embajada a mediano y a corto plazo?


- Con Argentina trabajamos en todas las esferas posibles y vamos a seguir reforzando las relaciones económicas. El año pasado vino el vicecanciller de Armenia y hubo consultas políticas y, la semana pasada, nos visitó otro vicecanciller armenio para participar en el Foro Internacional de Derechos Humanos. Hemos realizado muestras fotográficas, de trajes y culturales. Este año se cumplen 120 años del nacimiento del destacado compositor armenino Aram Khachaturian y vamos a tener eventos dedicados a esta fecha. Estamos muy orgullosos de Armenia porque una de las primeras bodegas de vino está en nuestro país, el primer zapato humano se encontró en nuestra tierras, nuestro alfabeto tiene 1.600 años y somos el primer país que adoptó el cristianismo como religión estatal. Además, Armenia tiene muy buenos indicadores económicos, solo el año pasado tuvo un crecimiento del 12.5%. Tenemos estos problemas con Azerbaiyán, pero Ereván está entre las 20 ciudades más seguras del mundo y Armenia está entre los primeros 20 o 30 países del mundo para el desarrollo económico.


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