El cambio de nombre de la calle Leningrado está dirigido contra la memoria histórica y colectiva
- Redacción NOR SEVAN
- hace 23 horas
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Todos son elementos de la misma guerra ideológica y continuación de la política antisoviética aplicada desde el nacimiento de la Tercera República.

La decisión de cambiar el nombre de la calle Leningrado no es una medida casual, sino parte de una política planificada de des-sovietización de la sociedad, que comenzó en 1991, cuando el monumento a Vladimir Ilich Lenin fue retirado de la plaza que llevaba su nombre.
Desde entonces, paso a paso, todo lo relacionado con el período soviético, la época en que Armenia era una república poderosa, en desarrollo y respetada, está siendo borrado de la esfera pública.
Ayer quitaban estrellas rojas y bajorrelieves soviéticos, hoy cambian los nombres de las calles y quizás, mañana, nos obliguen a arrepentirnos de la Victoria de la Guerra Patria ante la policía traidora a la patria.
Últimamente, muchos temas dedicados a la historia de la URSS han sido eliminados de los programas escolares, los monumentos dedicados a los soldados soviéticos están siendo destruidos silenciosamente bajo el pretexto de la "reconstrucción" y están tratando de no hacer referencia en absoluto a los símbolos de la Victoria.
Todos estos son elementos de una misma guerra ideológica dirigida contra nuestra memoria histórica y colectiva.
Y ahora le toca el turno a la calle Leningrado. Este nombre se le dio en honor a la ciudad heroica, símbolo del coraje y la hermandad de los pueblos soviéticos.
Durante el bloqueo y asedio de Leningrado, miles de armenios murieron defendiendo la ciudad del fascismo, y el pueblo armenio envió ayuda: pan, medicinas y sangre. Al eliminar ese nombre, las autoridades, de hecho, están escupiendo sobre las tumbas de los héroes caídos.
Probablemente como hoy, en 2023 los elementos antisoviéticos de Armenia bailaron de alegría cuando Stepanakert, capital de Artsaj, dejó de llevar el nombre en honor al gran bolchevique Stepan Shahumian.
Para ellos, la eliminación de los nombres soviéticos es motivo de celebración. Pero para nosotros es un dolor muy grande y motivo de tristeza, porque junto a esos nombres también comienza a desaparecer la memoria de la justicia, la igualdad y la fraternidad humana.
Este no es un simple cambio de nombre, sino la continuación de la política de ocupación y avasallamiento de nuestro ser. Intentan obligarnos a olvidar, pero mientras estemos vivos, el recuerdo y la memoria continuarán vivas y activas.
La calle Leningrado seguirá siendo un símbolo de heroísmo, perseverancia y lealtad a los ideales por los que nuestros antepasados derramaron su sangre.













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