La ONU y el hambre en el mundo: intervención del representante de Rusia en el Consejo de Seguridad
Dmitry Polyansky, Representante de la Federación Rusa ante la ONU, presentó datos concretos sobre las causas principales y los responsable del saqueo y la explotación de los países en desarrollo. Acusó a Occidente por la hipocresía que domina sus dichos y acciones, y llamó a África, América Latina y Asia a comenzar a construir juntos una alternativa.
Redacción NOR SEVAN
Discurso del Representante Permanente de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Dmitry Polyansky, en el Debate de Alto Nivel del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Hambre y la Inseguridad Alimentaria Global Provocada por Conflictos.
Sra. Presidenta,
Agradecemos a la Coordinadora de Prevención y Respuesta a la Hambruna de las Naciones Unidas, Rina Gelani, por el informe. Escuchamos a representantes de ONG que hablaron a sugerencia de Estados Unidos.
El tema de la reunión de hoy, la lucha contra el hambre, es sin duda muy importante. Rusia, como antes la URSS, históricamente le da una atención prioritaria a la cuestión y no solo en relación con conflictos específicos, sino en el contexto más amplio de la lucha por los derechos humanos socioeconómicos. Los esfuerzos de la Unión Soviética en este sentido son recordados con gratitud en muchas regiones del mundo.
Es gratificante que nuestros colegas occidentales hayan comenzado a pensar en este tema. Pero, como se desprende de los discursos que se han escuchado, su interés, lamentablemente, es puramente oportunista. Se han preocupado por la amenaza del hambre en el mundo solo recientemente, y solo en la medida en que este tema pueda ser tratado y explotado para denigrar a Rusia.
Además, nos queda claro que muchas de las crisis alimentarias más agudas son directa o indirectamente provocadas por las acciones de Estados Unidos y sus aliados, o son consecuencia de sus políticas a largo plazo.
Por ejemplo, Afganistán, del que hablaba nuestro colega británico, no ha podido salir del abismo del hambre y la pobreza desde hace 20 años, debido a los experimentos de la coalición liderada por Estados Unidos para democratizar este país con una forma de vida con profundas tradiciones occidentales. A pesar de que nuestros colegas, miembros occidentales del Consejo de Seguridad, no tuvieron el coraje de nombrar con honestidad las verdaderas causas de las crisis alimentaria y de otro tipo en países como Irak, Libia y Siria, todos entendemos que son causadas por intervenciones ilegales de los Estados occidentales. En el caso de Siria, que alguna vez alimentó con pan a muchos de sus vecinos, Estados Unidos sigue ocupando grandes áreas de este país robando petróleo, cereales y otros recursos naturales.
Sea como fuere, queridos colegas, propongo comenzar por abordar las causas profundas de las amenazas a la seguridad alimentaria, sobre las que nuestros colegas occidentales guardan modestamente silencio. Según estimaciones de la ONU, no existe una escasez de alimentos técnicamente aguda en el mundo. Es decir, no es que no haya suficiente, sino que hay suficiente comida en el mundo. El problema es su distribución desigual, porque Occidente ha acumulado un exceso de existencias y en los países en desarrollo hay déficit. La segunda razón es lo que los economistas llaman "fijación de precios", es decir, cuando a los mayores productores de productos agroindustriales les resulte rentable mantener precios elevados para los mismos. Estamos hablando de los llamados "cuatro grandes" (empresas estadounidenses Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill, así como el holandés Louis Dreyfus), que representan del 75% al 90% de la facturación comercial mundial del complejo agroindustrial. En el año fiscal 2022, solo Cargill aumentó las ventas en un 23% hasta los 165 mil millones de dólares, registrando un ingreso neto récord de 5 mil millones de dólares.
Estimados colegas,
Y ahora hagámonos la pregunta, ¿por qué, en el contexto de las superganancias del complejo agroindustrial occidental, la amenaza de la hambruna golpea más a los países en desarrollo con una población en crecimiento? ¿Por qué su economía no puede hacerle frente? La respuesta es muy simple: los colonialistas occidentales en el pasado los "afilaron" deliberadamente para extraer los máximos beneficios para la “madre patria”, y no para que pudieran alimentar a su población. Se les impuso la especialización agrícola del monocultivo, con el resultado de que sus exportaciones ahora consisten a menudo en uno o dos tipos de bienes. Esta estructura de la economía los hace extremadamente dependientes de las fluctuaciones de precios en los mercados mundiales de alimentos. Y la inestabilidad actual en ellos se debe al hecho de que los Estados occidentales, durante la pandemia de coronavirus, se apresuraron a salvar sus economías, sin importarles en absoluto nada.
Hace un año, en respuesta a los llamamientos de la ONU, nosotros, a pesar de nuestras dudas, acordamos un “acuerdo de granos”. Sin embargo, aquí también los países occidentales lograron cambiar todo a su favor: una de las dos partes del acuerdo, la "iniciativa del Mar Negro", pasó rápidamente de ser humanitaria a comercial. Como resultado, solo el 3% del grano exportado llegó a los países necesitados, mientras que la mayor parte terminó en los países occidentales. ¿Estuvimos de acuerdo en esto?
La “duplicidad” de nuestros antiguos socios occidentales se manifestó aún más claramente en su arrogante falta de voluntad para cumplir con la segunda parte del "acuerdo de cereales": el Memorándum Rusia-ONU sobre el suministro de alimentos y fertilizantes rusos a los mercados mundiales. Y esto a pesar del hecho de que la participación de Rusia en el mercado mundial de trigo es del 20% y el de Ucrania, menos del 5%. Y esto significa que es Rusia la que hace una contribución significativa a la seguridad alimentaria mundial y es un proveedor internacional sólido y responsable de productos agrícolas. Sin mencionar el papel excepcional de los fertilizantes rusos para la seguridad alimentaria mundial.
Parecería que dados estos hechos obvios, los países occidentales deben concentrarse en garantizar que los cereales y fertilizantes rusos lleguen a los países necesitados sin obstáculos. Sin embargo, esto no está incluido en los planes de nuestros colegas occidentales, tal como usted lo confirmó sin ambigüedades anteayer, señora presidenta.
Entonces, ¿dónde está el deseo de su país de resolver los problemas de seguridad alimentaria internacional? Todo lo que la impulsa es el deseo de castigar a Rusia y cumplir sus sueños irrealizables de infligirle una derrota estratégica. No les importan en absoluto los intereses de los países del Sur Global.
Pero nosotros actuamos distinto. Por lo tanto, repito una vez más, que si se eliminarán los problemas que surgieron con la implementación del Memorándum Rusia-ONU, estamos listos para volver a participar en la "Iniciativa del Mar Negro".
Estimados colegas,
Las delegaciones occidentales presentaron hoy, de manera literal, las cifras de la ayuda humanitaria enviada por ellos a los países en desarrollo. Si ésto es suficiente para compensar el daño causado durante siglos por su cruel política colonial de saqueo de los recursos naturales y explotación de la población, no nos corresponde a nosotros juzgar, sino a los Estados que la sufrieron.
¿Los países occidentales ayudan mucho o poco? Por supuesto, no es bueno considerar el dinero de otras personas, pero es difícil no darse cuenta de que el volumen de asistencia humanitaria brindada por los Estados Unidos y sus aliados a los países del Sur Global no se puede comparar con lo que Occidente destinó en armas para enfrentar “su guerra” contra Rusia hasta el último de los ucranianos. Según las estimaciones más conservadoras, estamos hablando de 80 mil millones de euros, mientras que la cantidad total de fondos asignados a Ucrania es, hasta el momento, de 165 mil millones de euros. Y ello a pesar de que para todas las operaciones humanitarias para 2023, ONU y otros organismos solicitaron a los donantes 55.200 millones de dólares, y de momento solo se ha destinado el 24,8% de esta cantidad. ¿Pueden imaginar cuánto bien se podría hacer en el mundo si los Estados Unidos y sus aliados gastaran dinero en asistencia para el desarrollo tan fácilmente como el que gastan para patrocinar guerras en todo el mundo?
Pero ahora quiero llamar la atención sobre algo más: a pesar de todos los buenos eslóganes, la ayuda de los donantes de los países occidentales no es genuina y siempre está rodeada de condiciones políticas previas. Un claro ejemplo es la situación generada con el mecanismo de ayuda humanitaria transfronteriza a Siria, cuando los países occidentales, en realidad, están chantajeando abiertamente al pueblo sirio y buscando un cambio de poder. Otro ejemplo son las amenazas que ahora escuchamos de Josep Borrell, así como de los líderes de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, de dejar de ayudar a Níger. Parece que ahí, de repente, la gente dejó de pasar hambre después del golpe. Es decir, es evidente que toda esta ayuda humanitaria es utilizada por Occidente únicamente como instrumento de "control manual" sobre los Estados que se ven obligados a recurrir a ella. Jamás se toman en cuenta las necesidades de la población.
Estimados colegas de los países en desarrollo,
No se equivoquen: los hábitos y métodos de los antiguos colonizadores no han cambiado, solo ha cambiado su “envoltura”. Por cada dólar gastado supuestamente en ayuda, te exigirán que pagues con soberanía e independencia política. Muchos Estados africanos ya lo han sentido claramente y no quieren tolerar tal enfoque. Esto parece impedir que el señor Borrell duerma en el "Jardín del Edén". Hoy, Borrell repentinamente decidió que al vender granos a precios bajos, Rusia supuestamente vuelve dependientes a sus compradores. No comentaré la lógica delirante del jefe de la diplomacia de la Unión Europea, solo diré que los hechos no están a su favor.
Rusia nunca ha considerado a África, Asia o América Latina como un espacio de lucro. A pesar de todos los obstáculos puestos por los Estados Unidos y sus aliados, hemos ayudado, estamos ayudando y seguiremos ayudando a los necesitados en todo el mundo de forma gratuita. Hemos construido y construiremos fábricas, escuelas, hospitales y universidades para que ustedes no sean exportadores de materias primas, sino para que puedan crear bienes finales de valor agregado a partir del fruto de sus recursos naturales, para que sus jóvenes se queden en sus casas y no abandonen sus países masivamente.
Comprendemos la importancia del suministro ininterrumpido de alimentos para los países africanos: esto es importante para el desarrollo socioeconómico y para mantener la estabilidad política. Por lo tanto, prestamos especial atención a las entregas de trigo, cebada, maíz y otros cereales a nuestros amigos africanos, incluso a través del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
El año pasado, el comercio de productos agrícolas entre Rusia y los países africanos creció un 10% y ascendió a 6.700 millones de dólares, y en enero-junio de este año ya tuvo un aumento récord, un 60%. Rusia exportó 11,5 millones de toneladas de granos a África en 2022, y solo en los primeros seis meses de este año, casi 10 millones de toneladas. Y esto, quiero recalcar, a pesar de las ilegales sanciones unilaterales impuestas a nuestras exportaciones, que impiden gravemente el abastecimiento de alimentos rusos, complican el transporte, la logística, los seguros y los pagos bancarios.
Además, como se anunció en la reciente Cumbre Rusia-África, estaremos listos en los próximos meses para proporcionar a Burkina Faso, Zimbabue, Malí, Somalia, la República Centroafricana y Eritrea entre 25 y 50 mil toneladas de grano de forma gratuita, garantizando también la entrega gratuita de estos productos a los consumidores.
También les recuerdo nuestra disposición a donar fertilizantes minerales a los países más pobres que lo necesiten. De las 262 mil toneladas de este tipo de fertilizantes bloqueadas en los puertos europeos, hasta ahora solo se han enviado dos lotes: 20 mil toneladas a Malawi y 34 mil toneladas a Kenia. El resto sigue en manos de los europeos. Y esto a pesar de que estamos hablando de una acción puramente humanitaria, a la que en principio no deberían aplicarse sanciones.
Estimados colegas,
Partimos del hecho de que la gran mayoría de los países, incluidos los africanos, donde actualmente se registra una tendencia alarmante en el campo de la seguridad alimentaria, cuentan con territorios suficientes y fértiles. Es decir, hay una base para construir nuestra propia soberanía alimentaria. Debe fortalecerse no a través del suministro de ayuda humanitaria, sino a través de la implementación de proyectos en el campo del desarrollo sostenible en general, la transferencia de tecnologías necesarias y fertilizantes, semillas resistentes a la intemperie.
Estamos convencidos de que con la aplicación de tecnologías agrícolas apropiadas y la organización adecuada de la producción agrícola, África en el futuro no solo podrá alimentarse a sí misma, garantizar su seguridad alimentaria, sino también convertirse en exportadora de diversos tipos de alimentos. Por su parte, Rusia está lista para compartir su experiencia en el campo de la producción agrícola con los estados africanos y todos los demás países en desarrollo interesados, y ayudar en la introducción de tecnologías avanzadas.
A diferencia de los neocolonialistas occidentales, estamos interesados en crear un sistema más equitativo de distribución de recursos, en garantizar que los Estados en desarrollo no queden "enganchados" para siempre con la ayuda humanitaria políticamente condicionada de Occidente, con el chantaje primitivo. Para que superen los desafíos del período de transición, hay que formar fuertes economías sostenibles y autosuficientes, que ayudarán a asegurar la estabilidad social y el bienestar de la población. Han decidido avanzar hacia una completa “libertad de acción” en el ejercicio de su soberanía, en la toma de toda decisiones en política interior y exterior. Y Rusia está lista para ayudarlos en esto, de todas las formas posibles.
Sra. Presidenta,
Tomamos nota del trabajo realizado por nuestros colegas estadounidenses en vísperas de la reunión de hoy para acordar una declaración del Presidente del Consejo de Seguridad sobre el hambre y los conflictos. A pesar de que este documento no incluía todas las disposiciones que propusimos, consideramos posible apoyarlo con un espíritu de compromiso. Fuera de los corchetes, en particular, estaban las consecuencias de medidas y sanciones restrictivas unilaterales ilegítimas que tienen un impacto negativo directo en la seguridad alimentaria en el mundo. También sería apropiado recordar el párrafo 3 del artículo 54 del Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, según el cual las prohibiciones de atacar o destruir instalaciones de infraestructura agrícola no se aplican si dichas instalaciones se utilizan para mantener la existencia del personal de las fuerzas armadas o apoyar directamente las acciones militares. Durante el debate de hoy, en nombre del Grupo de Amigos, el representante de Venezuela hablará en defensa de la Carta de la ONU. Nos sumamos a su declaración, que refleja de manera mucho más completa el enfoque para resolver los problemas que son el centro de nuestra reunión de hoy.
Sra. Presidenta,
Para concluir, me gustaría decir que dado que la importancia de los alimentos y fertilizantes rusos para el desarrollo socioeconómico y el logro de los indicadores de seguridad alimentaria para los países de Asia, África, América Latina y Medio Oriente es enorme y obvia, la elección ahora es suya y de sus aliados. Hasta que no se eliminen los obstáculos ilegítimos creados artificialmente por Occidente a los que se enfrentan los operadores económicos rusos en el suministro de productos agrícolas, es casi imposible restablecer el funcionamiento normal de las cadenas de suministro y resolver otras tareas relacionadas con garantizar la seguridad alimentaria mundial.
No importa cuánto intente hacer para que Rusia se sienta culpable, los hechos no están a su favor. Por lo tanto, decida qué es más importante para Estados Unidos y sus aliados: las consideraciones geopolíticas o el deseo de ayudar al mundo en desarrollo. Si es lo primero, entonces no hay necesidad de engañar a nadie, incluso iniciando debates como el de hoy y redactando hermosos documentos conjuntos. No necesitamos palabras, sino hechos.
Estábamos y seguimos estando dispuestos a realizar esfuerzos conjuntos para fortalecer la seguridad alimentaria internacional. ¿Y Ustedes? Tenemos serias dudas.
Gracias por su atención.
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