Otra de piratas: ¿Decidirá Londres alejarse de Ankara y Bakú para acercarse a Armenia?
Mientras Gran Bretaña sube la apuesta contra Rusia, el gobierno de Pashinian busca en Londres un aliado militar que ya avisó hace tiempo que "sus naves no pueden escalar el Monte Ararat"...
Por Adrián Lomlomdjian
"Espero que nuestros eternos enemigos, los arrogantes británicos, comprendan que desplegar oficialmente su contingente militar en Ucrania significará declararle la guerra a nuestro país", advirtió Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, comentando la visita a Kiev del primer ministro británico, Rishi Sunak, para firmar un "acuerdo histórico de seguridad".
“¿Cómo reaccionaría el público occidental ante el hecho de que la delegación británica fuera atacada con municiones de racimo en el centro de Kiev, como les ocurrió a los civiles de nuestro Belgorod?”, preguntó Medvedev, recordando el reciente ataque del gobierno nazi ucraniano sobre la ciudad rusa, causando 24 muertos y 108 heridos civiles, entre ellos varios menores de edad.
Esas mismas bombas de racimo utilizadas por las Fuerzas Armadas de Zelensky para atacar Rusia fueron entregadas en su momento por Kiev a Azerbaiyán y usadas por Bakú en la agresión de 2020 contra el pueblo de Karabaj.
Nada es casual, pero algunas cosas resultan “inentendibles” o “inexplicables”, aunque puedan explicarse y tengan su razón de ser, ya que están relacionadas a seres humanos -jefes de gobierno o funcionarios de Estado- y a decisiones políticas, que muchas veces no tienen nada que ver con los intereses de los pueblos y países que representan.
Es lo que pasa hoy con el gobierno armenio encabezado por Pashinian, cuyas decisiones y acciones aislan cada día más a Armenia de sus aliados naturales e históricos, y llevan a la sociedad a vivir en un grado de inseguridad e indefinición, similares a lo experimentado a principios del siglo veinte.
Algunas diferencias lógicas o de criterio con el socio estratégico de Armenia -Rusia-, fueron y son exacerbadas, muchas veces tergiversadas, falseadas, utilizadas y aprovechadas para el cumplimiento del proyecto elaborado conjuntamente con Occidente (Estados Unidos-Gran Bretaña-Unión Europea-OTAN) -con la complicidad manifiesta de Ankara, Bakú y el sionismo-, que incluyó el golpe de Estado institucional de mayo de 2018 (denominada por Occidente “revolución de terciopelo”) y la llegada al poder de la corriente pro-occidental armenia liderada por Pashinian, financiada desde la desintegración de la URSS y la restauración capitalista en el país por la CIA, los gobiernos Europeos y las organizaciones internacionales ligadas a Soros.
Luego de cinco años de “operar desde la cima de la estructura estatal”, Pashinian y los suyos lograron que Occidente avanzara varios casilleros en sus relaciones con Armenia y en su disputa regional con Rusia, Irán y China. Pero esta “avanzada occidental” no sólo significó la entrega y el vaciamiento de Artsaj, sino también trajo la inseguridad a Armenia y su pueblo.
Un poco de la historia reciente
Cuando a fines de mayo de 2023 Leo Docherty, Ministro de Estado para Asuntos Europeos del Reino Unido, visitó Ereván y se reunió con el primer ministro armenio, le dijo que “Gran Bretaña está interesada en ampliar las relaciones con Armenia en varias direcciones”, a lo que Pashinian respondió: “Nuestras relaciones bilaterales tienen un gran potencial de progreso”. Un día antes, durante una conferencia de prensa conjunta con el visitante, el Canciller armenio Ararat Mirzoyan enfatizó que “Ereván concede suma importancia al trabajo que se realiza para firmar un acuerdo de asociación integral y ampliado con Gran Bretaña”.
En septiembre de 2023, el gobierno de Pashinian anunció que Armenia había adquirido un nuevo edificio para su embajada en Londres por más de 17 millones de libras esterlinas.
A mediados de noviembre, el Ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, estuvo de visita oficial en Londres, donde mantuvo un encuentro con su par británico, participó en la primera sesión del diálogo estratégico entre Armenia y Gran Bretaña, y presidió la ceremonia de apertura de la nueva sede diplomática armenia en dicho país.
“Valoramos la cooperación establecida entre Armenia y el Reino Unido y tenemos la esperanza de poder dar un nuevo impulso a nuestra cooperación bilateral en áreas de interés mutuo, así como a nuestra cooperación en plataformas multilaterales, a través de esfuerzos conjuntos", dijo Mirzoyan.
“Durante el diálogo, los ministros discutieron una serie de cuestiones globales y regionales de interés mutuo, así como las formas en que Armenia y el Reino Unido pueden trabajar juntos en el futuro”, decía el comunicado oficial difundido desde la Cancillería armenia, que destaca algunos de los trabajos que ya se llevan adelante.
En el área de gobierno, el Reino Unido “está apoyando” la digitalización y modernización de los servicios públicos en Armenia, mejorando la igualdad de género en la fuerza policial y pronto comenzará a trabajar para apoyar la capacidad de gestión de fronteras de Armenia, para abordar cuestiones de seguridad y migración.
Respecto a la cooperación en defensa entre Armenia y el Reino Unido, la misma continúa expandiéndose con el aumento del número de oficiales de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa y la Policía de Armenia que reciben capacitación sobre liderazgo, conducción, mantenimiento de la paz y desminado por personal del comando superior o subalterno británico, ya sea en idioma inglés o en el Reino Unido.
El ámbito de las relaciones comerciales y económicas, se realizó este año en Londres el Foro Empresarial Armenia-Reino Unido. Allí, el Ministro de Economía de Armenia, Vahán Kerobian, y el Ministro de Estado de Negocios y Comercio de Gran Bretaña, Counts Minto, dieron la bienvenida a empresarios armenios y británicos para discutir la amplia gama de oportunidades de inversión existentes en ambos países para desarrollar las relaciones comerciales y económicas.
Tres días antes de la visita del Ministro de Asuntos Exteriores Mirzoyan a Londres, el periódico The Guardian publicó un artículo en el que se afirma que, según la investigación de Global Witness, British Petroleum contribuyó a la agresión militar de Azerbaiyán contra los armenios de Karabaj, no directamente, sino siendo el mayor inversor de Azerbaiyán, es decir, ayudó indirectamente a Azerbaiyán a financiar la agresión militar de septiembre. Gracias a los ingresos del petróleo y el gas, según los investigadores, Azerbaiyán ha cuadriplicado su gasto militar desde la guerra de 44 días de 2020.
A fines de noviembre, en Londres, se llevó a cabo la sexta Consulta Estratégica de Defensa entre Armenia y Gran Bretaña. El jefe del Departamento de Política de Defensa y Cooperación Internacional del Ministerio de Defensa de Armenia, Levón Aivazian, encabezó la delegación armenia, y David Morgan, director del Ministerio de Defensa del Reino Unido para la Política de Rusia, Europa del Este y Asia Central, la británica. Ambos firmaron la versión 2024 del Acuerdo de Cooperación en Defensa entre Armenia y Gran Bretaña.
A modo de reflexión final
Teniendo en cuenta las tradicionales y fraternales relaciones políticas, económicas y de todo tipo de Gran Bretaña con Turquía, Azerbaiyán y el sionismo, ¿qué beneficio puede traer para Armenia la “profundización” de sus lazos con la histórica potencia imperial y pirata a escala planetaria?
¿Qué tiene Armenia para ofrecer en su intento de lograr que Gran Bretaña deje a un lado a Azerbaiyán y las multimillonarias ganancias que obtiene del petróleo y del gas en dicho país? ¿Qué tiene Armenia para ofrecer en su intento para que Gran Bretaña corte con Turquía, una potencia regional con la que comparte negocios, invasiones y saqueos? ¿Qué tiene Armenia para ofrecer en su intento de eclipsar las relaciones carnales que unen a anglosajones y sionistas?
A principios del siglo veinte, mientras en los territorios de la actual Anatolia turca (conocidos como Armenia Occidental) las poblaciones mayoritariamente armenias eran víctimas de genocidio -junto a hombres y mujeres de otras minorías nacionales-, las autoridades británicas de entonces -nada diferentes a las de ahora- se disculpaban diciendo que sus naves “no podían escalar el Monte Ararat”…
Parece que a muchos armenios aún les cuesta aprender las lecciones de la historia.
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