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¿Qué pasaría si como quieren Ereván y Bakú, Rusia se va de Karabaj?

Mientras Pashinian y Aliyev no pierden oportunidad para atacar, principalmente, a las fuerzas de paz rusas emplazadas en Artsaj, Moscú designó al General de división Kiril Kulakov como nuevo comandante de las tropas rusas para el mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabaj.


Por Adrián Lomlomdjian


María Zakhárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, dijo el pasado jueves, durante una rueda de prensa, que la situación creada en el Corredor de Lachin es el resultado del reconocimiento de Artsaj como parte del territorio de Azerbaiyán, por parte de Armenia. “Así quedó registrado al final de las reuniones cumbres que contaron con la participación de los líderes de los dos países, y se desarrollaron bajo los auspicios de la Unión Europea, en octubre de 2022 y en mayo de 2023. Esto está claramente indicado en la declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia del 15 de julio sobre la situación en torno a Nagorno-Karabaj", dijo Zakhárova, enfatizando que teniendo en cuenta lo anterior, responsabilizar por la situación creada al contingente ruso para el mantenimiento de la paz es inapropiado, incorrecto e injustificado.


La vocera de la cancillería rusa puntualizó que “la tarea del contingente de paz es garantizar los derechos y la seguridad de los armenios de Nagorno-Karabaj, incluso en el contexto del diálogo directo entre Bakú y Stepanakert”.

Más allá de los dichos provocativos que diaria, y sistemáticamente, se escuchan de boca de las autoridades de Ereván y de los representantes de los sectores pro-occidentales armenios, los dichos de la diplomática rusa se ajustan a la verdad. Fue el gobierno de Pashinian quien regaló lo poco favorable que había en la declaración tripartita del 9 de Noviembre de 2020, que firmado por Putin, Aliyev y el propio Pashinian, sirvió para ponerle fin a la guerra de 44 días.


En ese documento, las partes firmantes reconocían la existencia de Nagorno-Karabaj y también su condición de “territorio en disputa”, por lo que acordaron la presencia en la región de un contingente ruso para el mantenimiento de la paz, que resultó fundamental para que más de 80 mil armenios regresaran a sus hogares finalizada la guerra y para garantizar su seguridad, la estabilidad y la recuperación de la normal cotidianidad en Artsaj. Además, los militares rusos serían los encargados de custodiar la ruta Stepanakert (Karabaj)-Gorís (Armenia) y la frontera entre Nagorno-Karabaj y Azerbaiyán.


Así sucedió todo hasta que el gobierno de Pashinian decidió avanzar en su plan y resolvió dar vía libre a la puesta en práctica del proyecto de Occidente para el Cáucaso Sur. Entonces, a la habitual fraseología anti-rusa característica en los funcionarios armenios, se sumaron incontables acciones tendientes a entorpecer la mediación rusa y a obstaculizar cualquier medida favorable al logro de la paz y la estabilidad en la región en la que estuviera involucrada Rusia.


Las visitas a Ereván de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, del Secretario General de la OTAN, de los Directores de la CIA y del servicio de inteligencia británico, el viaje de Pashinian a la asunción de Erdogan, las reuniones armenio-azerbaiyanas en Washington y Bruselas, fueron los preparativos del plato principal: la reunión en octubre de 2022 en Praga entre Pashinian, Aliyev, Macron (presidente de Francia) y Michel (presidente del Consejo Europeo), a cuyo término, los líderes de Armenia y Azerbaiyán anunciaron que se reconocían mutuamente las integridades territoriales de ambos países vecinos, con la salvedad que Pashinian dijo que Armenia reconocía a Nagorno-Karabaj como parte de la República de Azerbaiyán.


Y aquí comenzó la otra historia. Llegó el cierre del paso en un tramo de la carretera Stepanakert-Gorís, luego el del Corredor de Lachín en el límite con Armenia y el paso siguiente fue la instalación de un puesto de control fronterizo (checkpoint) y el bloqueo total del paso entre Artsaj y Armenia.


Para Azerbaiyán todo está más que claro: Karabaj es territorio suyo y lo que pase allí son cuestiones internas de su país. Incluso, Aliyev se dio el gusto de decir públicamente que no entiende la posición oficial de Rusia, cuando oficialmente el gobierno de Armenia ya reconoció Karabaj como parte de Azerbaiyán.


Aunque a muchos les cueste creerlo aún, Ereván y Bakú sistematizaron la toma de decisiones que se complementan unas con otras. Por ejemplo, ambos gobiernos coinciden en que deben lograr alejar a Rusia del Cáucaso y “pelean” entre si para ver quién cumple mejor y más rápido con el deseo de los amos occidentales.


¿Qué pasaría si tal como quieren Ereván, Bakú, Ankara y Occidente, Rusia toma la decisión de retirar de Artsaj a las fuerzas para el mantenimiento de la paz y, también, la de desmantelar la Base Militar N.º 102, que desde hace más de un siglo está en la frontera entre Armenia y Turquía?

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