Seamos dignos herederos de quienes entregaron sus vidas enfrentando y resistiendo al panturquismo
- Redacción NOR SEVAN
- hace 2 días
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Actualizado: hace 20 horas
Fiasco en el acto político de Pashinian en la Iglesia de Garní. Muy poca gente acompañó al primer ministro, sólo funcionarios de Estado, dirigentes partidarios, algunos simpatizantes y los religiosos que le juramentaron fidelidad. Un empleado municipal de Kotaik llamó públicamente "a deshacerse del Vehapar".

Por Adrián Lomlomdjian
El sitio web armenio CIVIC, que se autodefine como “periodismo centrado en el ciudadano”, en uno de los medios que responden directamente al primer ministro Nikol Pashinian y forma parte de la cadena oficial deformadora de la opinión pública, que tiene como principal objetivo brindar apoyatura mediática al proyecto de gobierno occidentalista-panturquista aplicado por las actuales autoridades de Armenia.
CIVIC está ligada al ex primer ministro y presidente del Partido República, Aram Sarkisian, hermano del asesinado primer ministro Vazkén Sarkisian. Aram, lejos de continuar con las ideas políticas patrióticas de su hermano asesinado, “sobrevive” gracias a los ingresos (en miles de euros y dólares) que le genera ser un activo militante rusófobo y acérrimo defensor de Europa.
El sitio de noticias CIVIC difunde semanalmente cientos de noticias atacando a la Iglesia Apostólica Armenia y, particularmente, a Su Santidad Karekín II, Katolicós de todos los armenios.
Hoy, domingo 28, CIVIC dedica gran parte de su portal al nuevo acto político que el primer ministro Pashinian realiza cada domingo en distintas iglesias del país, a las que previamente presiona para que no nombren a Su Santidad durante la liturgia, y a las que llega acompañado por su séquito de chupamedias que viven a costillas del Estado y de las “subvenciones” que llegan desde las capitales occidentales más Ankara, Bakú y Tel Aviv.
Este domingo la cita del primer ministro armenio para su cada vez más raleada tropa (ver fotos) fue la Iglesia Surp Asdvadzdzin, de Kotaik, donde “ofició misa” uno de los sacerdotes traidores a la Iglesia Apostólica Armenia, que aceptó una vez más no mencionar a Su Santidad Karekín II durante la liturgia.
A las consabidas declaraciones del séquito que acompaña y justifica a Pashinian en su avanzada contra la armenidad, esta vez se sumó una muy particular, que no hace más que poner blanco sobre negro respecto a los verdaderos objetivos y motivaciones de esta campaña agresiva y destructiva que lleva adelante el gobierno de Ereván contra la Santa Sede de Echmiadzín.
Antes, durante y después del acto político -denominado “misa”- celebrado dentro de la iglesia de Kotaik, una periodista del sitio web CIVIC brindó micrófono a cuanta persona dispuesta a criticar al Vehapar hubiera entre los pocos presentes. Uno de ellos, que luego fue identificado como Eduard Stepanian -empleado de la Comuna de Garní- dijo, sin ruborizarse siquiera, que al Katolicós de todos los armenios “habría que aplastarle la cabeza y matarlo”.

Inmediatamente, el video comenzó a difundirse de manera masiva y en horas ya había sido visto por decenas de miles de personas. Cuando el jefe de la comunidad de Garní, Tigrán Poghosian, fue consultado sobre los dichos del empleado comunal, respondió cínica e irónicamente: “No he visto el video, ¿qué puedo comentar?”. Aarón Sahakian, gobernador de Kotaik y un hombre cercano a Pashinian, tampoco respondió. Varios ciudadanos ya han acudido a la Fiscalía, al Comité de Investigación y al Ministerio de Interior, solicitando que tomen cartas en el asunto.
Para entender por qué momento está atravesando la armenidad debemos prestar atención a que este ciudadano de la República de Armenia -sintiéndose impune- demuestra su fidelidad al primer ministro Pashinian y al gobierno de la entrega, manifestando lo mismo que expresaron muchos de los integrantes de las hordas genocidas turcas a principios del siglo veinte, mientras asesinaban y degollaban a los sacerdotes armenios y quemaban iglesias con sus fieles dentro.
“Aplastarle la cabeza, matarlo” -al Vehapar o a cualquiera que se interponga en el camino- es la idea que genera a partir de sus dichos y sus acciones el primer ministro Nikol Pashinian, quien salta, baila y canta con sus secuaces, mientras desguaza el país y destruye la armenidad.
En la “Armenia Real” de Pashinian es un éxito entregar Artsaj y despoblarla de armenios; es un logro recibir petróleo y trigo de Azerbaiyán mientras más de una treintena de armenios son ilegalmente juzgados y condenados por el régimen ocupante de Karabaj; es un acto de soberanía quitar la base militar rusa de la frontera con Turquía y como contrapartida entregar Zanguezur al tándem occidental-panturquista por 99 años; significa reafirmar nuestra independencia, reformar la Constitución de acuerdo a las exigencias de Azerbaiyán y quitar el Ararat de la simbología identitaria armenia…
Claramente, el equipo de Pashinian está compuesto por los integrantes de la maquinaria estatal -poderes ejecutivo, legislativo y judicial en manos del partido gobernante-, las fuerzas represivas y algunos miles de ciudadanos cooptados por el gobierno. A ellos habría que sumarle el apoyo incondicional brindado por Turquía, Azerbaiyán, Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN e Israel, quienes no le sueltan la mano bajo ninguna circunstancia, más allá de compartir o no ciertos pasos dados por el primer ministro armenio.
Del otro lado estamos nosotros. Es cierto que aún atomizados y con una clara falta de liderazgo político que nos una y nos guíe, pero tenemos de nuestro lado la inquebrantable voluntad de mantenernos y de seguir existiendo. Los ataques contra la Iglesia Apostólica Armenia van en ese sentido, en el de destruir a la única institución capaz de unirnos a pesar de nuestras diferencias y matices alrededor de nuestros intereses comunes, de nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra cultura.
En Argentina hemos consensuado declaraciones en las que expresamos nuestras coincidencias ante este ataque a la armenidad proveniente -lamentablemente- desde el propio Estado armenio. Esto debe servirnos de ejemplo para barrer con algunas “consignas”, “eslogans” y “verdades” que repetimos casi como autómatas y transmitimos a las sucesivas generaciones, sin siquiera detenernos un instante a reflexionar y analizar si son ciertas o no, si se ajustan a la realidad o son simples ideas de quienes intentan seguir imponiéndonos su sentido común.
Defender hoy a la Iglesia Apostólica Armenia de los ataques sistemáticos del gobierno liderado por Nikol Pashinian es continuar la lucha que dieron nuestros antepasados para detener el proyecto panturquista, que tenía como objetivo aniquilar a los armenios y borrar a Armenia de la faz de la tierra. Nos dejaron mal heridos, pero no lograron ni uno ni lo otro. Seamos dignos herederos de quienes eligieron seguir siendo armenios y lo pagaron con sus vidas.



















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