El juego de transformar las mentiras en verdades
- Redacción NOR SEVAN
- hace 2 horas
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En una entrevista brindada a la TV Pública de Armenia, el Canciller Ararat Mirzoyan recitó casi que de memoria el libreto oficial -guionado por los aliados externos del gobierno- y volvió a minimizar la política entreguista que se lleva adelante desde Ereván, que pone en peligro a la armenidad toda.

Por Adrián Lomlomdjian
Mientras destacó que “se ha establecido un diálogo intensivo y positivo con Turquía” y “se esperan avances en esta dirección”, el ministro de Asuntos Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, aseguró que “Armenia no se propone romper los lazos políticos, económicos u otros con Rusia”.
“El gobierno armenio no tiene tal agenda ni lleva adelante una política de tales características. Por eso, cuando profundizamos nuestras relaciones, por ejemplo, con Estados Unidos o la Unión Europea, no hay necesidad de buscar una agenda oculta ni que las mismas van en contra de un tercer país”, subrayó Mirzoyan, quizás creyendo que quienes lo escuchaban no tendrían la capacidad de analizar y entender que los dichos del Canciller armenio son, por decirlo de una manera agradable, “verdades a media”.
Estas, y otras declaraciones importantes fueron realizadas por Ararat Mirzoyan durante su participación en el programa político central de la TV Pública de Armenia, conducido por el periodista Petrós Ghazarian, activo militante y defensor de las acciones del gobierno de Pashinian.
Quizás tomando como algo “natural” el permanente antirrusismo que emana de la boca de cuanto funcionario público oficialista armenio tenga un micrófono enfrente o que se propaga desde los medios oficialistas y otros afines al partido gobernante, Mirzoyan insistió en intentar convencer a los televidentes de que “si este fuera el caso, el primer ministro de Armenia no le habría propuesto a la Federación Rusa restaurar el ferrocarril que va hacia las fronteras con Azerbaiyán y Turquía, ni a involucrarse en otros grandes proyectos de transporte”.
Para el Canciller armenio, parece algo sin trascendencia “acusar” de “agentes de Rusia” a los religiosos, empresarios, dirigentes opositores y a todo aquel que no está de acuerdo con el gobierno. Jamás a nadie se lo tildó de “agente de Washington, Bruselas, Ankara, Bakú, etc.”, lo que demuestra a las claras que la idea y el plan que se lleva a delante es “crear el sentido común que quien está contra Pashinian está contra Armenia y estar contra Pashinian (Armenia) es estar con Rusia, por lo tanto, Rusia es enemiga de Armenia (Pashinian)”.
Y a pesar de que esta ecuación es casi que un infantilismo político, la misma le ha dado algunos buenos resultados a Pashinian y sus secuaces, quien cuentan además con el respaldo incondicional de Washington, Bruselas, Ankara y Bakú, que no ponen reparos a la hora de sostener con dinero y otros servicios, al político que se ha convertido en su punta de lanza contra Rusia en el Cáucaso.
El primer ministro, su gabinete y sus serviles empleados -pagados por el Estado- pudieron mentir a voluntad, tergiversar la realidad, falsear la historia, difundir información falsa, presionar opositores, encarcelar, difamar y llevar adelante medidas de gobierno antipatrióticas y entreguistas las 24 horas del día los 365 días del año (cosa que hicieron en estos ocho años), pero no lograron quebrar la voluntad de lucha ni la resistencia de la mayoría de los armenios.
En Armenia, la oposición -perseguida, reprimida, “judicializada” y encarcelada- no sólo logró derrotar al oficialismo en varias elecciones regionales, sino que también comenzó a desandar el camino de la unidad, habiendo entendido -algunos sectores importantes- que el enemigo es grande -Pashinian y sus aliados internacionales- y que hace falta unidad para derrotarlo.
La Iglesia Apostólica Armenia, la principal y única institución que aglutina a su alrededor a la abrumadora mayoría de la armenios del mundo más allá de sus diferencias políticas y de otra índole -incluidos los ciudadanos de la República-, comprendió esta situación antes que varias organizaciones político-partidarias, se puso a la vanguardia de la defensa de los intereses de la armenidad y, particularmente, de Artsaj y sus habitantes, y se transformó en el centro de los ataques de Pashinian y de quienes le sostienen la mano y llenan sus bolsillos.
La diáspora, a pesar de no ser un espacio monolítico debido a la fuerte influencia que ejerce sobre cada una de las comunidades la realidad y las tradiciones de los países en los que están asentadas, desde el primer momento se posicionó junto a la iglesia armenia y si bien al principio fue cautelosa a la hora de criticar al gobierno de Armenia, ahora, en su gran mayoría, comenzó a levantar la voz y a superar el “síndrome de los dos demonios”, con el que se pretende demostrar “equilibrio” entre las partes, “criticando” suavemente lo malo y “llamando a la cordura y el diálogo”, pero, en definitiva, igualando al agresor con el agredido.
Desde NOR SEVAN, LA VOZ ARMENIA y las redes sociales institucionales, venimos sosteniendo una línea clara y sin ambigüedades con respecto a la actualidad de Armenia y a la política interior y exterior -nefasta y antipatriótica- que lleva adelante el gobierno del Partido Acuerdo Cívico, liderado por el primer ministro Nikol Pashinian.
No rechazar, no denunciar ni condenar las políticas de Estado de Pashinian, ya sea desde Armenia o desde cualquier comunidad de la diáspora, significa ser cómplice de la destrucción lenta, pero sin pausas, de Armenia y la armenidad.













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