top of page

Armenia, Azerbaiyán y Turquía: ¿negociaciones o imposiciones? ¿Quién gana?

Interminables negociaciones, mediadores que cambian, intereses que intentan imponerse. Todo, mientras el pueblo armenio mira con dolor su presente y con mucha desconfianza su futuro.

Por Adrián Lomlomdjian


Occidente intenta avanzar desde distintos frentes en el Cáucaso Sur, establecerse allí de manera directa o utilizando a sus “representantes regionales” (Turquía e Israel), y disminuir la presencia rusa o, en su defecto, alejar a Moscú de su zona de influencia.


Lo hace, por ejemplo, a través del diálogo directo que mantienen las distintas autoridades de Bruselas y Washington con los gobiernos afines de Ereván y Bakú. También, como fue señalado, por medio del accionar de sus principales aliados en la región, Turquía e Israel, quienes si bien son aliados estratégicos de Azerbaiyán, lograron acercarse mucho a Armenia gracias al gobierno de Pashinian, que decidió abrir la embajada armenia en Tel Aviv y comenzar el proceso de restablecimiento y recomposición de las relaciones armenio-turcas.


Todo este combo, si bien tiene fuertes e influyentes protagonistas principales, no ha logrado aún avanzar como lo esperaban, ni mucho menos imponerse, ya que Rusia, Irán, Artsaj, y los fuertes lazos que los pueblos de la región mantienen con los rusos, se han convertido en un escollo muy difícil de superar. A pesar de la fuerte presión económica, financiera, militar, política y mediática que ejercen sobre los pueblos -cuentan con el dominio casi absoluto de los medios de comunicación y las redes sociales-, Occidente y sus personeros locales no lograron quebrar -¿aún?- ni la conciencia ni la voluntad de la mayoría de los pueblos de la región, quienes por experiencia histórica propia saben lo que significa “el apoyo y la presencia occidental”.


La última jugada elaborada y puesta en práctica por el tándem Pashinian-Aliyev-Estados Unidos-Unión Europea-Turquía-Israel-OTAN, fue la reciente ronda de negociaciones directas llevada adelante en Washington por los Cancilleres de Armenia y Azerbaiyán, con la mediación del Secretario de Estado yanqui Anthony Blinken. El objetivo sigue siendo avanzar en un acuerdo de paz sobre la base del reconocimiento mutuo de la integridad territorial de ambas repúblicas -por lo que Armenia reconocería a Artsaj como parte de Azerbaiyán- y el retiro de las fuerzas de paz rusas de Karabaj y de la Base Militar Rusa de la frontera con Turquía, y su reemplazo por fuerzas de la OTAN. Peor escenario para el pueblo armenio, imposible imaginar.


“En nuestra opinión, las discusiones que tuvieron lugar la semana pasada fueron constructivas. Y creemos que las delegaciones de Armenia y Azerbaiyán han logrado un progreso significativo en la resolución de problemas complejos. Como saben, ambos países acordaron fundamentalmente ciertas condiciones, comprender mejor los intereses del otro. Creemos que con buena voluntad, flexibilidad y compromisos adicionales, un acuerdo está al alcance de la mano”, dijo el jefe adjunto del servicio de prensa del Departamento de Estado de los EE.UU., Vedant Patel, remarcando optimismo y ejerciendo presión, principalmente sobre el lado armenio.


Sobre las negociaciones en Washington, el español Javier Colomina, representante especial del Secretario General de la OTAN, escribió en su blog de Twitter: “Nos complace escuchar que después de 4 días de negociaciones constructivas entre Armenia y Azerbaiyán, se ha logrado un progreso notable hacia la conclusión de un acuerdo de paz estable. No hay alternativa a las negociaciones y el diálogo. La OTAN defiende la normalización de las relaciones entre nuestros dos socios, Armenia y Azerbaiyán”.


En su edición del pasado martes, el periódico “Financial Times” informaba, a modo de primicia que “el 14 de mayo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, recibirá en Bruselas al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian”, reunión en la que “los líderes de los dos países reanudarán las negociaciones sobre un tratado de paz”. Esto hizo que a la noche del mismo día, la Unión Europea confirmara el trascendido: “Los líderes acordaron reunirse nuevamente el 14 de mayo de 2023 en una reunión trilateral en Bruselas”, decía el comunicado emitido por la oficina de Michel. Y agrega que las discusiones “estarán flanqueadas por una reunión junto con el presidente Emmanuel Macron, de Francia, y el canciller Olaf Scholz, de Alemania, al margen de la próxima cumbre de la Comunidad Política Europea en Chisinau, la capital de Moldavia, el 1 de junio de 2023”. El comunicado oficial de la presidencia de la UE destaca que “los líderes también acordaron continuar reuniéndose trilateralmente en Bruselas con la frecuencia necesaria para abordar los desarrollos en curso sobre el terreno y los puntos permanentes de la agenda”.


Mientras estas noticias se sucedían en los medios, el martes 9 de mayo, en Ereván, cientos de miles de personas participaron de los actos celebratorios del Día de la Victoria de la URSS sobre la Alemania nazi en 1945 y de la liberación de Shushí en 1992. En el Parque de la Victoria de Ereván se llevó a cabo el acto central durante el cual las autoridades nacionales, representantes diplomáticos extranjeros, Veteranos de la Gran Guerra Patria y la Guerra de Artsaj, dirigentes políticos y sociales, y decenas de miles de ciudadanos colocaron ofrendas florales junto a la llama eterna en el Monumento al Soldado Desconocido.

En Moscú, en el Palacio del Kremlin, el primer ministro armenio Nikol Pashinian, junto a líderes de otras repúblicas ex soviéticas, acompañó al presidente ruso Vladimir Putin en el acto principal dedicado al 78° aniversario de la Victoria sobre el fascismo.


En ese contexto, la portavoz principal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zakharova, dijo que “las declaraciones del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, sobre avances significativos en la reunión celebrada en Washington, no se corresponden con los comentarios oficiales realizados de Ereván y Bakú”. La diplomática rusa reiteró la posibilidad de que los cancilleres de Armenia y Azerbaiyán volvieran a reunirse, pero en Moscú.


Zakharova también hizo referencia a las permanentes críticas que suenan desde el gobierno de Ereván para con sus socios militares de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). “Consideramos que las críticas públicas a la OTSC por parte del Ereván son contraproducentes. Las críticas por fuera causan confusión, principalmente cuando todas las herramientas necesarias están disponibles para discutir y resolver los problemas. Esperamos pasos objetivos de Ereván para la implementación de la misión de la OTSC en el territorio de Armenia y otros pasos que ayuden a la seguridad de nuestro aliado. En Ereván saben muy bien que la parte rusa está lista para dar estos pasos”, enfatizó.


El 10 de mayo, una vez ya confirmado el encuentro Pashinian-Aliyev en Bruselas, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia confirmó oficialmente “una reunión a nivel de los Ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán para el 19 de mayo en Moscú, organizada por la parte rusa”.

Si bien nadie puede estar en contra de que las autoridades de un país intenten restablecer y recomponer relaciones -sin condiciones previas ni imposiciones- con los países vecinos, en el caso de Armenia suena una alarma permanente -principalmente a los oídos de su sociedad y del pueblo de Artsaj- debido al accionar general del actual gobierno encabezado por Nikol Pashinian.


Su política interna -plagada de mensajes cotidianos y de puesta en práctica de programas que avasallan la identidad y todo aquello que le da sentido a la armenidad-; el incesante enfrentamiento con quienes no se alinean de manera incondicional a sus proyectos; el desmantelamiento de la cúpula militar y de sus cuadros intermedios, poniendo en duda su fidelidad a la patria; y una política externa plagada de desaires y golpes bajos hacia su aliado estratégico -Rusia- y hacia su fiel vecino y amigo -Irán-, y de "relaciones casi carnales" con Occidente, condujeron a Armenia hasta un punto donde la inseguridad es cotidiana y donde está en duda, incluso, la continuidad de la existencia de Armenia y Artsaj.


Suena raro insistir en avanzar hacia un acuerdo de paz con Azerbaiyán, cuando este país aún tiene a sus fuerzas militares en territorio soberano armenio ocupado; cuando persiste un bloqueo de más de 150 días del Corredor de Lachin -que une Armenia con Karabaj- y ahora instala un puesto de control militar allí; cuando a través de sus autoridades sigue reivindicando públicamente como propios los territorios armenios de Zanguezur y Seván; cuando sigue manteniendo como rehenes a decenas de prisioneros de guerra armenios, que debían haber sido liberados hace más de dos años; cuando continúa agrediendo militarmente los poblados fronterizos en Armenia y Karabaj, causando muertos y heridos, y violando sistemáticamente los acuerdos alcanzados.


También suena raro insistir en la recomposición de relaciones con Turquía, cuando el gobierno de Erdogan no dio jamás ni la mínima señal de sinceridad para dar este paso y, por el contrario, demuestra a través de cada acción política y cada intervención referida al tema, que se trata de uno de los ítems a cumplir para lograr un objetivo mayor y único para ellos, que es, avanzar en el proyecto panturquista, que quedó trunco como consecuencia del triunfo del socialismo en Rusia en 1917 y la posterior creación de la Unión Soviética.


Por eso, y más allá de estar a favor de la paz, la amistad y la cooperación solidaria entre los pueblos, uno pone ciertos reparos y llamados de atención en torno a la política implementada por la administración de Ereván. Porque si uno analiza con detenimiento el recorrido de los últimos cinco años, los acontecimientos sucedidos, los dichos, las reuniones y el panorama regional e internacional, no estaríamos muy equivocados al decir que una vez firmada la paz con Azerbaiyán y recompuestas las relaciones con Turquía, Pashinian y los otros funcionarios del gobierno armenio saldrán a declarar que el país logró estar bien con sus vecinos y entonces la presencia rusa allí no es necesaria. Por eso habrá que desmantelar la Base de Frontera Rusa, que desde hace más de un siglo permanece en la frontera armenio-turca, y también deberá abandonar Karabaj el contingente de paz de las Fuerzas Armadas de Rusia, porque Armenia reconoce dicho territorio como azerbaiyano y ese pasó a ser un problema interno de Azerbaiyán.


Para colmo, ya hay una “misión de observadores” de la Unión Europea en la frontera armenio-azerbaiyana sobre territorio armenio. Esta “misión”, que parece no cumplir ninguna otra función más que pasar datos a Bakú para que este sepa dónde y cuándo atacar, debemos catalogarla como la “avanzada de la OTAN en territorio armenio” y ya, el gobierno de Ereván, solicitó oficialmente ampliar la cantidad de miembros y las funciones que cumple.


Lamentablemente, ¡el futuro ya llegó!


Ojalá estemos equivocados, por la seguridad del pueblo armenio y la subsistencia de Armenia y Artsaj.

Comments


SUMATE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM

RECIBÍ EL NEWSLETTER

Te escribimos correos una vez por semana para informarte sobre las noticias de la comunidad, Armenia

y el Cáucaso con contexto y análisis.

eNTRADAS MÁS RECIENTES

2023- LVA 10-02.png

NECESITAMOS TU APOYO
PARA HACER PERIODISMO DESDE EL PIE

Si llegaste hasta acá...

Es porque te interesa la información con análisis y contexto. NOR SEVAN tiene el compromiso desde hace más de 20 años de informar para la paz y cuenta con vos para renovarlo cada día.

Unite a NOR SEVAN

  • Instagram - Círculo Blanco
  • Facebook - círculo blanco
  • Twitter - círculo blanco
  • Telegram_X_2019_Logo-01
  • YouTube - círculo blanco
bottom of page