¿Qué prepara Estados Unidos en Armenia?

La designación de la ex vice-embajadora norteamericana en Ucrania como nueva jefa de la sede diplomática de los Estados Unidos en Ereván, lo único que despierta son dudas y temores respecto al futuro de Armenia y su pueblo.

Por Adrián Lomlomdjian

La Casa Blanca acaba de anunciar el nombre de la candidata a nueva embajadora de Estados Unidos en Armenia. Se trata de Kristina Kvien, quien es la Encargada de Negocios de la Embajada de EE.UU. en Ucrania desde enero de 2020 y actualmente cumple funciones como embajadora interina.

La diplomática propuesta por el presidente Biden fue Jefa Adjunta (vice-embajadora) de las embajadas norteamericanas en París y Bangkok, y ocupó varios cargos importantes en las sedes diplomáticas de Londres y Moscú. Fue durante varios años representante de su país ante la Unión Europea.

Nacida en California, Kvien es graduada del Western College con una licenciatura en ciencias políticas. También cursó estudios en el US Army War College y en la Universidad de Estocolmo. Se incorporó al servicio diplomático de su país en 1992. En sus inicios fue asignada al Consejo de Seguridad Nacional en Washington, como directora de asuntos de la Unión Europea, Ucrania y Bielorrusia.

Desde los sectores pro-occidentales de Armenia aseguran que "Kristina Kvien ha ganado mucha experiencia trabajando en Ucrania durante un período muy difícil" y que "este nombramiento puede dar un impulso serio a las relaciones entre Armenia y Estados Unidos, adaptándolas a las nuevas realidades".

Vale destacar que el actual gobierno liderado por Nikol Pashinian, si bien no se anima a romper los estrechos vínculos que unen a Armenia con Rusia -basadas en los sentimientos de fraternidad y en la solidaridad mutua que unen a ambos pueblos-, no se priva de dar ningún paso que pueda horadar, socavar y poner en crisis las relaciones con su único aliado estratégico.

Estados Unidos generalmente nombra embajadores por tres años. La actual embajadora en Ereván, Lynn Tracy, ya cumplió el período asignado, dejará el cargo, pero hasta el momento se desconoce dónde continuará su carrera.

Durante su misión, Tracy desplegó una intensa actividad en el país, no sólo en lo que respecta al desarrollo de las genuinas relaciones bilaterales basadas en el interés mutuo, sino, principalmente, en todo aquello que tuvo y tiene que ver con la defensa de los intereses de la principal potencia guerrerista y genocida del planeta en esta región del mundo donde están dos de los países considerados por Estados Unidos como sus principales enemigos: Rusia e Irán.

A ello se debe no sólo la enorme cantidad de funcionarios acreditados en la embajada norteamericana en Ereván (cifra que llama la atención a propios y extraños), sino también el tamaño y la estructura constructiva y edilicia de la sede diplomática en la capital armenia, a la que se la conoce como el "pequeño pentágono".

Ante esta designación, analizando con detenimiento y profundidad los acontecimientos diarios que se suceden en Armenia y la región, no es descabellado pensar que Estados Unidos, como parte de su avanzada en el Cáucaso, jugó fuerte enviando allí a alguien del riñón de la maquinaria antirusa (heredera y portadora del más rancio anticomunismo y antisovietismo), que seguramente mantiene estrechos y activos vínculos con quienes forman parte del movimiento afín en las distintas repúblicas ex-soviéticas y del Europa Oriental.

Por eso, no puede sorprendernos que a la brevedad no sólo se profundice la crisis política interna en Armenia -incluso tornándose más violenta-, sino que se intensifiquen las acciones tendientes a minar -hasta destruirlas- las relaciones con Rusia.

Y a no equivocarse en el análisis, porque de suceder eso, Armenia no pasará a formar parte de la familia europea y a beneficiarse de su humanitaria atención y colaboración, sino que quedará indefensa a merced de los planes siniestros de los gobiernos fascistas de Turquía y Azerbaiyán, que además cuenta con el Estado ocupante israelí como principal aliado militar.